Kir notó a Ed, quien claramente tenía prisa por ir a algún lado, y miró en la dirección de donde había aparecido el chico. ¿El cine? Hmm, recordó que Arman había mencionado algo sobre una película para hoy.
—Vuelvo enseguida —dijo Kir mirando a Mayla—. ¿Me esperarás?
—Sí —respondió Mayla con cierta sorpresa.
Estaban sentados en un pequeño café frente al cine, esperando su sesión reservada. Al llegar, descubrieron que los empleados habían confundido el horario y su película no comenzaría hasta dentro de hora y media. No les quedó más remedio que improvisar.
—¿Ha pasado algo? —preguntó la chica.
—Todavía no. Solo necesito hacerle una pregunta a un conocido. Seré rápido —Kir le guiñó un ojo cómplice a la chica y salió del café, dirigiéndose al estacionamiento.
Detectó el coche de Arman casi de inmediato.
***
—Inscríbete en el gimnasio —comentó Arman con sarcasmo cuando Dakota tosió por el golpe brusco en el estómago.
Ed miró con rabia a Meilin, quien estaba sentada en el coche de su adversario. No debería haber escuchado a su amigo; simplemente deberían haber atacado al enemigo entre los dos. El chico estaba seguro de que Dakota entendía perfectamente que no podría vencer a Arman. Pero ¿quién lo detendría ahora?
Ed observó a la chica y luego a su novio, calculando su mejor opción. Arman irritaba a todos, así que no estaría mal jugar con sus nervios.
"¿Qué tiene que ver aquí esta chica indefensa? Pues ella misma tiene la culpa por relacionarse con él. Y tampoco es tan indefensa" —Ed recordó la presencia de heraidezin en Meilin y se estremeció con disgusto.
Sonrió ampliamente, mirando directamente a la chica. Luego se dio la vuelta bruscamente y ya se disponía a dirigirse hacia Arman cuando alguien lo agarró del brazo y tiró de él.
—¿Adónde vas, Ed? —resonó la voz de Kir detrás de él.
Ed se dio la vuelta y empujó al chico.
—Me pregunto qué haces aquí, Kir —imitando exactamente la entonación de su adversario—. ¿Desde cuándo te has vuelto tan valiente?
Kir ignoró ambas preguntas y atacó inmediatamente a Ed. Este bloqueó el golpe con agilidad.
—Ah, ya entiendo —dijo Edward pausadamente—. Es porque Arman está aquí. Estás seguro de que vendrá a ayudarte, ¿verdad?
—Si eso te hace sentir mejor, puedes pensar así —Kir esbozó una ligera sonrisa.
—Vale, ¿quieres que te dé una lección? ¡Con gusto! —Ed se preparó decididamente para contraatacar.
Aunque el amigo de Arman era más ágil, los golpes de Edward eran mucho más potentes. Además, Ed era más alto y corpulento que su adversario.Arman se deshizo rápidamente de Dakota. Ya había notado a Kir y ahora se dirigía directamente hacia donde estaban él y Ed. Su amigo logró ponerle una zancadilla a su oponente en un momento de descuido. Edward tropezó y apenas logró mantener el equilibrio. Aprovechando la ventaja, Kir consiguió empujarlo hacia atrás. Ed se detuvo furioso y cuando se disponía a atacar de nuevo, Arman lo agarró por detrás inesperadamente.
—Ed, me alegra mucho verte —dijo Arman con ironía.
—Y yo a ti —respondió Ed con rabia—. ¿Qué, crees que tu amigo no puede arreglárselas solo?
—No quiero alargar esto. Como ves, me están esperando.
—Pfff —Ed se soltó bruscamente y se giró para quedar frente a Arman.
Los chicos se enzarzaron en la pelea. Mientras tanto, Kir se acercó al automóvil y se sentó en el parachoques.
—¡Kir, bájate de mi coche! —gritó Arman.
Había logrado tomar la iniciativa y golpear con fuerza a su adversario en las costillas. Ed se dobló y cuando apenas intentaba recuperarse, recibió otro golpe contundente. Arman no se detenía. Empujó con fuerza al chico hacia adelante, haciéndolo caer al suelo. La pelea continuó sin tregua.
Ed no podía hacer más que defenderse. Arman lo mantenía firmemente presionado contra el suelo mientras continuaba golpeándolo. En un momento, Ed logró devolver un golpe. Arman hizo una mueca y siseó de dolor. Aprovechando esta oportunidad, Ed intentó levantarse o al menos quitarse a Arman de encima. Pero no salió como esperaba. Con agilidad, Arman atrapó ambas manos de su adversario y le propinó un rodillazo. Ed aulló de dolor, aunque consiguió liberarse por un segundo. Se preparó para contraatacar, pero se encontró con un poderoso bloqueo. Arman lo golpeó con fuerza en la cara—inmediatamente todo comenzó a desdibujarse ante sus ojos.
—¡Basta, Arman! —gritó Kir—. Seguro que ya ha tenido suficiente.
Arman observó a su adversario. Ed parecía tan desorientado que ni siquiera pensaba en contraatacar.
—¿Y bien, también has tenido suficiente? —preguntó Arman con una sonrisa triunfante.
—Déjame en paz —murmuró Ed con dificultad.
La imagen seguía sin formarse claramente ante sus ojos.
—Tomaré eso como un sí —Arman se levantó y se dirigió al coche—. ¿Qué haces aquí?
—Paseando —respondió Kir—. Pero si la gente de Din ha terminado, me voy. No estoy solo aquí.
—Parece que han terminado.
—Vale, entonces adiós —el chico se volvió hacia Meilin y la saludó con la mano, tras lo cual se dirigió hacia el café.
—¡Kir! —llamó Arman.
—¿Qué?
—¿Cuándo nos presentarás a tu novia? —esta pregunta la pronunció lo más bajo posible.
Lo suficiente para que sus adversarios no pudieran oírlo.
—No creo que sea buena idea —se rio Kir—. Ya sabes.
—Bah, como quieras —Arman se acercó al coche y se sentó dentro—. ¿Estás bien?
—Sí —respondió Meilin—. ¿Y adónde ha ido Kir?
—Está aquí con su novia. No quiere presentárnosla.
—Ooooh, ¿Kir tiene novia?
—Sí, apareció hace poco. Por cierto, creo que estudia en tu escuela.
—Hmm, interesante...