Un buen juego sin reglas

80.

La voz de Alex sonaba amenazante. Meilin observaba la situación con ligero temor. Eran nada menos que tres oponentes.

—¿Alex? —Blake miraba al chico con asombro.

—Acertaste —respondió él con sarcasmo—. ¿Qué hacen aquí?

—Venimos por ella —Hidd señaló a la chica con la mano.

—¿Cómo saben siquiera de Meilin?

—No es asunto tuyo, Allan.

—¿En serio? —el chico dio otro paso hacia los hermanos. Estos retrocedieron instintivamente—. Escuchen con atención: Meilin no es miembro de nuestra banda. No está saliendo con ninguno de nosotros. Déjenla en paz.

—La situación dice lo contrario —resopló Blake.

—¿Necesitas que te lo repita? —Alex clavó la mirada en el chico.

—De todas formas la atraparemos después, cuando no estés cerca.

—No te lo recomendaría.

—No podrás salvarla, Allan. Tenemos mucha más gente.

—¿Por eso están retrocediendo ahora?

—Es tu imaginación.

El defensor de Meilin dirigió la mirada hacia el coche de su antiguo amigo, que se reía a carcajadas, revolcándose en el interior.

—Y qué hace él con ustedes... —dijo Alex en voz baja—. Si no piensan pelear conmigo, déjenme pasar.

—Con gusto te daríamos una paliza —soltó Hidd—, pero alguien no nos ayudará.

El chico miró a Dave con intención.

—Entonces les queda una opción —con estas palabras, Allan se dirigió de vuelta a su coche.

Los ojos de Meilin se abrieron de par en par. Los hermanos Rayson subieron a sus automóviles y se apartaron a un lado, dejando libre el camino. Dave se quedó en su lugar.

—Vaya, ¿te tienen miedo? —preguntó la chica cuando Alex arrancó.

—Se puede decir que sí —respondió el chico—. Solo cuando estamos uno a uno. A Dave no lo cuentes.

***

Al día siguiente, Ern cruzó la calle y se detuvo junto al coche conocido. Kir estaba sentado en el parachoques con una lata de café frío y un bocadillo en las manos, esperando a Mayla. Ern sabía que podía encontrarlo justamente aquí. Al ver al hermano de su novia, Kir se tensó un poco. Quién sabe qué tiene en mente.

—¿Vienes a verme? —preguntó Kir con fingida sorpresa.

—A verte —respondió Ern—. Quería advertirte: si lastimas a Mayla, morirás dolorosamente.

—No pensaba lastimarla —resopló el chico—. Ni involucrarla en nuestros asuntos tampoco.

—¿Qué le dirás a Allan si se entera?

—¿Y tú qué le dirás a Dean si se entera de ti y Meilin?

—Son cosas diferentes.

—No permitiré que ni Allan ni los chicos la lastimen. Dudo que alguien lo intente. Bueno, excepto Arman, por supuesto. Pero con Arm me las arreglaré.

—Suena poco convincente —Ern notó a su hermana saliendo de la cafetería cercana—. Bien, te he advertido.

El chico se fue. Mayla se acercó a Kir y lo miró inquisitivamente.

—Vaya, ¿qué fue eso? —la voz de la chica sonaba intrigada.

—Supongo que algo así como un permiso oficial para estar contigo —Kir sonrió.

—¿¿¿De Ern??? —los ojos de Mayla se abrieron de par en par.

—Sí. No lo dijo directamente, pero lo entendí todo.

—¡Ohhh, qué me perdí!

—Por cierto, ¿estás segura de que ir a clases es buena idea? ¿Cómo te sientes?

—Mucho mejor. Ayer tomé todo lo que pude para el resfriado. Hoy es la presentación de nuestros primeros trabajos. No puedo perdérmela.

—Bien. Pero si te sientes débil, llámame de inmediato y te recojo.

—Gracias, Kir.

Kir llevó a la chica a la universidad. En el estacionamiento ya estaba el coche de Ern. Había traído a Meilin. La primera clase era en común. Mayla notó enseguida a su amiga entrando al edificio.

—Bueno, me voy —la chica sonrió, se puso de puntillas, besó a Kir en la mejilla y añadió en un susurro—: Habrá más esta noche.

—Mmm —los labios del chico se extendieron en una sonrisa—. Tentador.

—Hasta la noche, Kir.

—Hasta la noche, Mayla.

Mayla se dio la vuelta y se apresuró adentro. Faltaban diez minutos para que comenzara la clase, pero tenía muchas ganas de charlar con Meilin.

—Hola —dijo la hermana de Ern, sentándose junto a su amiga—. ¿Por qué tan lejos?

—Hola —respondió ella—. Ya conozco este material. Pero si quieres, nos sentamos más cerca.

—No. Justamente ayer estuve leyendo sobre este tema. Por así decirlo, preparándome.

—Jaj, interesante, ¿para qué?

—Claramente no para escuchar la clase.

—Por cierto, ¿cómo está tu salud?

—Ya mejor, gracias. Simplemente no podía perderme la presentación de hoy.

—Entiendo. ¿Y cómo fue la conversación con Ern? No entendí mucho de los mensajes.

—Bueno, por supuesto se entristeció. Pero parece que lo aceptó.

—Por alguna razón esperaba una reacción más explosiva —Meilin sonrió.

—Son estereotipos impuestos por la banda de Allan —Mayla se echó a reír—. Ern es bastante tranquilo. Incluso más que Kir, me parece.

—Sabes, poco a poco comienzo a convencerme de ello. Aunque todavía me cuesta aceptar ese cambio en su comportamiento. Nuestros primeros encuentros no fueron tan tranquilos.

—Es un mecanismo de defensa. Pero no profundicemos en psicología, después de todo no es nuestra especialidad.

—Cierto. Oh, mira quién viene hacia nosotras —Meilin señaló con un movimiento de cabeza hacia la puerta.

Su amiga giró la cabeza y vio a Dave.

—Siempre fue persistente —comentó ella.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 03.11.2025

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