Allan estuvo casi todo el camino en silencio, reflexionando sobre la situación. Por alguna razón, no se le ocurrió preguntarle directamente a Dean, como hizo Meilin. Quizás entonces todavía habría sido posible recuperar a Dave de alguna manera.
—¿Y ahora qué? —preguntó la chica cuando el coche se detuvo cerca de su portal.
—No lo sé. Necesito pensarlo bien —respondió Alex.
—No es tu culpa. Dave podría haber pensado por sí mismo antes de confiar en el enemigo.
—Mi culpa es que no hice nada al respecto.
—Bueeeno, aquí no sé qué decir. Bueno, gracias por traerme.
—Ajá —el chico todavía estaba en una especie de trance.
Meilin salió del coche y se dirigió hacia el portal.
En el rellano le esperaba una sorpresa en forma de Dave. Estaba sentado en la barandilla, claramente esperándola. La chica suspiró con cansancio.
—Hagamos un trato —dijo ella—. Yo te doy una noticia sensacional, ¿y tú me dejas ir a casa?
—Vaya —el chico saltó al rellano, bloqueando el paso—. Bueno, te escucho.
—¿Puedo pasar? —Meilin señaló con la cabeza la puerta de su propio apartamento.
Dave se apartó, dejándola pasar. Pero apenas la chica había pasado, la agarró del brazo, dándose la vuelta completamente.
—Habla.
—Okay. ¿Recuerdas aquel día cuando Dean casi te atrapa en su base?
—Pff —Dave puso los ojos en blanco. La chica con la mano libre metió las llaves previamente preparadas en la cerradura—. Vaya sensación.
—Bueno, eso no es todo —Meilin giró la llave en la cerradura, lo que no pasó desapercibido para el chico.
Él se acercó más y puso una mano en la puerta, bloqueándola.
—¿Y? —preguntó Dave con indiferencia.
Meilin liberó su mano y llevó ambas detrás de la espalda, buscando a tientas la manija de la puerta.
—¿Sabes que West le llamó a Dean? —soltó la chica de un tirón.
Los ojos de su interlocutor se abrieron como platos.
—¿Qué? —preguntó desconcertado.
En ese momento sonó el ascensor: alguien lo había llamado en uno de los pisos.
—Sí. Llamó e informó que te habías colado en su base. Y luego Raynom te salvó heroicamente —Meilin aprovechó el desconcierto momentáneo del chico, lo empujó e intentó entrar rápidamente al apartamento, pero él volvió a bloquear la puerta con agilidad.
—Poca información —dijo Dave, inclinándose ligeramente hacia la chica—. ¿Cómo lo supo West? ¿Y para qué me salvaron entonces?
—¿Y yo qué sé? ¡Ve y pregúntale a él! —Meilin intentó apartarse un poco a un lado.
A juzgar por el sonido de las puertas, el ascensor acababa de detenerse en su piso, pero el chico ni siquiera se inmutó.
—¿Entonces me dejas entrar? ¿Tomamos un café y hablamos sobre este tema? —propuso Dave.
Meilin de repente sonrió ampliamente.
—¿Y conmigo tomarás? —sonó la voz de Ern justo detrás del chico. Lo agarró por el hombro y lo empujó un poco—. Quita las manos de Meilin.
—Pff, tranquilo, Ern —Dave no opuso resistencia y se alejó—. Tienes suerte de estar en el equipo de Dean. Si estuvieras con Alex, ahora estaríamos hablando de otra manera.
—¿Y qué si estoy en el equipo de Dean? ¿Qué, tu "dueño" te prohíbe pelear ahora con nosotros, eh? Palabras vacías. Es raro que entonces no lo escucharas —Ern aludió a su pelea reciente.
—Yo tomo mis propias decisiones, Ern.
—Ajá —el chico se acercó más a Meilin, cubriéndola.
Ella le tomó la mano.
—Vaya —fue todo lo que dijo Dave—. Nos vemos, Meilin.
Ern observó cómo Dave subía al coche y salía del patio. Solo entonces se apartó de la ventana y se giró hacia la chica.
—¿Allan no notó su coche? —preguntó sorprendido.
—Me parece que estaba tan conmocionado que no lo habría notado ni aunque estuviera justo frente a la puerta —sonrió Meilin—. Quién hubiera pensado que sería tan simple.
—¿Qué exactamente? —Ern parecía desconcertado, sin entender de qué hablaba.
—Ah, cierto, todavía no te lo había dicho —la chica se dio una palmada ligera en la frente—. De verdad ya es hora de apuntar qué le digo a quién. Nos encontramos a Dean en el centro comercial y le pregunté qué sabía sobre aquella situación con Dave.
—Vaya —apareció interés en la mirada de Ern—. ¿Y qué descubriste?
—Resulta que fue West quien llamó a Dean y le contó todo.
—Interesante. Recuerdo que hubo una llamada, pero realmente no presté atención en ese momento —el chico hizo una pequeña pausa—. Nada sorprendente. Todo al estilo de Raynom.
—¿Será posible que Dave no supiera cómo es él? —Meilin extendió los brazos.
—¿No te parece que estás asumiendo demasiado? —respondió Ern con otra pregunta, mirando atentamente a su novia.
—Lo sé —ella se sentó en la silla y puso las manos sobre la mesa—. Pero así soy yo. Me encantan los finales felices y unir a la gente. Se nota que Dave extraña a sus viejos amigos.
—Te lo estás tomando demasiado a pecho. En realidad no todo es tan dulce y color de rosa.
—Bueno, ya no me meteré más. Considerémoslo mi venganza contra Raynom. Ahora tiene que aparecer una razón para que me persiga.
—No creo que Raynom vaya a extrañar a Dave si se atreve a volver con Allan —señaló Ern con bastante escepticismo.
—Por cierto, quería preguntar: ¿está bien para ti que hoy estuviera en el centro comercial con Alex? —Meilin cambió un poco la dirección de la conversación—. De alguna manera no lo pensé.
—Para mí tú estás fuera del conflicto de nuestras bandas —respondió el chico—. Y ya sé que son amigos.
—Más bien, buenos conocidos. ¿Quizás demos un paseo?
—Dale, buena idea.