Un buen juego sin reglas

110.

Al llegar, Meilin cruzó rápidamente el vestíbulo de la estación y bajó al túnel. El tren ya estaba en la vía. Miró alrededor: nadie conocido.

Dentro del vagón aún no había pasajeros. Meilin se estremeció por una repentina ola de ansiedad. Se animó a sí misma: si Raynom la hubiera visto, ni siquiera la habría dejado subir. Se dirigió hacia adelante, buscando su asiento mientras llamaba a Ern.

—Estoy en el tren —dijo, dejándose caer en el asiento blando.

Los respaldos eran bastante altos, lo cual era reconfortante.

—Excelente —exhaló el chico—. ¿Estás segura de que nadie te vio?

—Creo que no. De lo contrario, no me habrían dejado subir.

—Les resulta más fácil dejarte llegar a Reigas, Meilin.

—¿Crees que habrían adivinado adónde iba? Reigas es solo una de las paradas. Además, allí paran cuatro rutas diferentes, así que es difícil saber exactamente adónde voy. Ni yo misma pensé que haría algo así —Meilin hizo una pequeña pausa—. La verdad es que tengo miedo porque no hay nadie en el vagón. Pero parece que hay cámaras.

—Entonces puedes estar tranquila —se apresuró a tranquilizarla Ern—. Raynom no irá donde hay cámaras.

Poco a poco el vagón comenzó a llenarse. La chica sintió cómo la tensión se liberaba gradualmente. Ya no escrutaba el rostro de cada pasajero buscando a algún conocido.

Meilin verificó una vez más que la transmisión de geolocalización funcionara. La batería estaba al noventa y dos por ciento, pero de todos modos conectó el cargador portátil.

Tan pronto como el tren se detuvo en la estación, Meilin se apresuró hacia la salida. Con ella salía un grupo de chicas; esperaba unirse a ellas. Pero no fue necesario: al mismo tiempo llegó a Reigas un tren desde la dirección opuesta, y de él salió un montón de gente a la plataforma.

—Ya llegué —dijo cuando Ern contestó la llamada—. Y ya logré mezclarme con la multitud.

***

Kiara salió a la calle e inmediatamente notó a dos del equipo de Raynom vigilándola. Pasaron al estado de alerta al instante.

—¡Jaaaaaamiiiiie! —la chica se puso en marcha hacia Meilin, que había aparecido en su campo de visión—. ¡Holaaaaaa!

Las chicas se abrazaron como si se conocieran desde hacía años. Los perseguidores se quedaron paralizados, abandonando sus intenciones de acercarse y atrapar a la hermana de Dean.

—Soy Kiara —susurró la hermana de Dean—. Encantada de conocerte. Por cierto, ¿por qué Jamie? ¿Alguno de tus padres quería ponerte ese nombre?

—Yo también encantada de conocerte —respondió Meilin en el mismo tono bajo, observando a su nueva conocida.

Cabello largo y rubio, absolutamente liso—le dieron ganas de preguntar si se lo planchaba. Ojos azules con cierta inocencia infantil. Por alguna razón pensó que a Dean le habría resultado mucho más difícil ocultar a su hermana: se parecía demasiado a él.

—No, es el nombre de mi amiga. ¿Estás segura de que nos dejarán en paz?

—Absolutamente —Kiara asintió hacia algún lado. Meilin miró con atención y vio a otras dos chicas acercándose—. Este es el grupo de apoyo. Nos cubrirán, pero ellas mismas no lo saben.

—Okeeey —dijo Meilin sin mucha convicción.

Por alguna razón no esperaba más aventuras todavía.

La hermana de Dean presentó rápidamente a sus amigas, que resultaron ser sus vecinas, y las cuatro se fueron a dar un paseo.

***

—Anda de nuevo paseando con sus amigas de turno —dijo por teléfono uno de los perseguidores—. No voy a seguirla, ya me duelen las piernas.

—Kyle, saliste de casa hace media hora —respondió el interlocutor con escepticismo—. Sabes perfectamente que no van a andar mucho tiempo por ahí. De nuevo se instalarán en alguna cafetería. Vamos, no seas perezoso.

—Okay, ¿y qué pasa con su hermanito?

—West dijo que claramente está tramando algo. Los chicos de Niorim tienen que estar alerta.

—No los envidio. Sinceramente, para mí es más fácil seguir a esta chica que pelear con Jersen y Allan.

—Exactamente. Pero si metes la pata, yo personalmente le recomendaré a Raynom que te traslade a ti y a Kelvin a Niorim.

—Cuidado, no sea yo quien te recomiende a ti —resopló Kyle—. Hasta luego.

***

—Bueno, ya está, Pemy, Lindsy, cuídense —Kiara abrazó a las vecinas una por una—. Gracias por acompañarnos.

—Igualmente, Ki —respondieron las chicas al unísono—. Cuídate, Jamie.

El "grupo de apoyo" se dirigió a la parada de autobús más cercana, mientras Kiara no perdió tiempo y tomó la dirección opuesta.

—Espera —Meilin la detuvo tomándola del brazo—. ¿Estás segura de que no sospecharán si entramos a la cafetería justo al lado de la estación?

—No vamos al buffet de la estación —respondió la hermana de Dean—. Ni siquiera se darán cuenta. Además, esa cafetería tiene una salida trasera que lleva casi directo al andén.

—¡Por eso mismo! ¿No lo saben?

—Puede que sí. Pero escucha: jamás se les ocurrirá que yo intente escapar sin Dean. Vamos, hablemos adentro. Estamos llamando la atención.

***

—Tenías razón —dijo Kyle alegremente—. Terminaron en la cafetería. ¿Ahora tengo que esperarlas?

—Por supuesto —respondió indignado el interlocutor—. Kyle, ya me tienes harto con esa actitud.

—¿A dónde va a ir? Todos los días es lo mismo: amigas y cafeterías. Parece que conoce media ciudad.

—¡Cállate y vigila! Eso es todo, hasta luego.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 16.11.2025

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