Meilin extendió la mano hacia el teléfono para contestar la llamada. Era Alex.
—Hola —respondió, presionando el móvil contra su oreja.
—Hola —saludó Allan—. ¿Estás ocupada?
—Hola, no. Acabo de llegar a casa.
—¿Estás sola?
—Ajá.
—Quiero que sepas algo. Les conté a los chicos sobre ti y Ern. A todos, excepto a Arman. Ellos...
—Está bien —lo interrumpió Meilin—. Así es incluso mejor, gracias, Alex. No tienes que disculparte.
Alex exhaló profundamente. Se produjo una breve pausa en la línea.
—Es mejor que mantengan su relación en secreto de Arman —dijo finalmente.
—¿Por qué? —la sangre de Meilin comenzó a hervir. No entendía por qué le aconsejaban esto constantemente—. Alex, Arman ya no tiene nada que ver conmigo ni con mi vida. No voy a esconderme de él.
—No lo conoces bien —objetó Allan—. Es mejor para él...
—¿Entonces por qué ninguno de ustedes me lo aclaró antes? —preguntó Meilin—. Está bien, Alex, hablamos luego, ¿de acuerdo?
—Meilin, es una cuestión de tu seguridad.
—De acuerdo, está bien. De todos modos no iba a hacer esto público, pero por otras razones. ¿Esa respuesta te satisface?
—Sí —hubo otra pausa—. Solo tengo curiosidad, ¿cómo pasó?
—Si no fuera por Ern, Raynom y su pandilla me habrían atrapado hace tiempo. Y no una vez. Así de simple.
***
Mayla dejó entrar a Kir al apartamento. El chico parecía preocupado.
—¿Qué pasó? —preguntó ella, observándolo atentamente.
—¿Cómo se enteró Alex sobre Meilin y Ern? —respondió Kir con otra pregunta—. ¿Está relacionado con su plan?
—Pon el altavoz —sonó en el auricular de Mayla.
Justo estaba hablando con Meilin.
—Un segundo —sacó el teléfono del bolsillo trasero y activó el altavoz.
—¿Me oyes? —preguntó su interlocutora.
—Sí —confirmó Mayla.
—Okay. Hola de nuevo, Kir. Estuve en Reigas recogiendo a Kiara. Fue mi propia iniciativa. En la estación de Niorimi nos topamos con Alex. Habría sido raro fingir que no sé que Kiara es hermana de Dean, ¿no? No te preocupes, no dije nada sobre ti y Mayla.
Kir se llevó la palma a la frente e inhaló profundamente.
—Por alguna razón esperaba que Ern no te dejara correr peligro —dijo con desesperación.
—Kir, no soy una niña pequeña. Esta es mi vida. Y ya me tienen harta. Raynom me lanzó un desafío y lo acepté porque no soy de las que soportan abusos en silencio.
—¿Crees que Ern la habría detenido? —intentó suavizar la situación Mayla.
—Ya ni menciono dónde estabas mirando tú... —Kir la miró.
—¿Y yo no me meto en asuntos ajenos, olvidaste? —sonrió ella.
—Kir, ¿sabes por qué nos llevamos bien? —preguntó Meilin—. Porque siempre me entendiste. O al menos lo intentaste. Olvídate de Raynom, él se va a arrepentir de haberse metido conmigo. Todo está bien.
—Pero podías haberme dicho de inmediato. Yo también podría haber ayudado.
—No podía, Dean estaba categóricamente en contra. Aunque quería pedirles ayuda a ti y a Dave. Por cierto, ¿cómo reaccionaron los chicos a la noticia?
—Se sorprendieron, empezaron a inventar teorías. Y Alex me desenmascaró de inmediato.
—¿Y Dave?
—Dave no estaba. Cuéntame, ¿cómo lograste traer a Kiara aquí?
—¿Tal vez después? No quiero molestarlos. Además, todavía tengo cosas que hacer.
—Está bien.
—Adiós, Meilin —Mayla volvió a cambiar la llamada a los auriculares—. Nos llamamos por la tarde.
—Adiós —Meilin colgó.
La hermana de Ern se acercó a Kir y le puso las manos en los hombros.
—Es una chica genial, ¿verdad? —preguntó—. ¿Crees que fue fácil para Ern aceptar esto?
***
Meilin salió y se dirigió hacia Daniel y Anthony, que estaban en el parque infantil frente a la entrada. Los había visto desde la ventana.
—Hola —saludó Meilin—. ¿Me están esperando?
—Hola —respondieron ellos—. Sí.
—No te preocupes, no vinimos a atraparte —se rio Daniel, un poco nervioso—. Es solo que Alex nos contó sobre tu nuevo novio. Estamos un poco en shock.
—Sí, ¿cómo pasó? —preguntó Anthony—. ¿Te tiene retenida a la fuerza?
—Por supuesto que no —Meilin se rio.
—¿Te hace daño?
—Tampoco. Sé que esto sonará trillado, pero Ern no es como todos ustedes lo describen.
—¿Ya no vendrás más con nosotros? —preguntó Daniel.
—No voy con ustedes, pero no solo por esto —señaló la chica.
—Claro, Arman —dijo Anthony con comprensión—. Yo en tu lugar habría hecho lo mismo.
—No estoy saliendo con Ern para enojar a Arman, chicos. Ni por venganza.
Meilin notó cómo cambiaron bruscamente las expresiones en los rostros de los chicos. Ambos clavaron sus miradas en algún punto frente a ellos. La chica se dio vuelta y vio a Ern, que se dirigía directamente hacia ellos.
—No van a pelear, ¿verdad? —preguntó Meilin.
—No lo haremos —dijo Daniel.
—Pero solo porque tú estás aquí —agregó Anthony.
Ern se acercó y se puso junto a su novia.
—¿Todo bien? —preguntó él.
Meilin asintió.
—Bueno, ya es hora de irnos —dijo Anthony—. Vamos, Dani.
Con estas palabras, los chicos se fueron, dejando a la pareja a solas.
—¿Qué querían? —preguntó Ern.
—No lo sé. Parece que asegurarse de que estoy bien.
—Mmm... Interesante.
—Y justo a tiempo.