—¿¿¿Qué??? ¿Golpearon a Dave y está en el hospital??? —Mayla casi deja caer la tetera de la sorpresa—. No parece propio de Raynom. Estaba segura de que estaba ideando un plan para traerlo de vuelta.
—¿Para qué? —preguntó Meilin sorprendida.
—¿Y para qué lo atrajeron a su territorio la última vez? Nadie entiende la lógica de Raynom, excepto el propio Raynom. Sin embargo, manipula bastante bien a todos a su alrededor, como si fueran marionetas. Entonces, ¿vas a ir a verlo hoy?
—Probablemente sí. No lo sé. No puedo decir que seamos muy buenos amigos. En cualquier caso, mi mamá trabaja en ese hospital. Ya está al tanto de la situación. Así que me espera una conversación seria. No creo que esté encantada.
—Es extraño que no se haya enterado antes. Considerando cuántas veces Raynom intentó secuestrarte, algún conocido fácilmente pudo haberlo visto y contarlo.
—Mamá realmente no tiene conocidos, solo colegas. Pasa casi todo el tiempo con Phil. Bueno, o con sus conocidos, pero en otra ciudad. Ahora los colegas lo vieron.
—¿Ya tienes algún plan?
—Todavía no lo sé. No voy a contarle todo. Y tampoco quiero mentir diciendo que conocí a Dave por casualidad en una tienda. Ella ni siquiera sabe de Ern.
—Tu papá es gánster, ¿verdad?
—Ajá. Parece que mamá lo odia a él y todo lo relacionado con él. Ni siquiera sé cómo va a reaccionar.
—Entonces, ¿por qué no vamos juntas? Ella me verá y se calmará un poco.
—¿Crees?
—Estoy segura. No parezco una gánster, ¿verdad?
—Eso seguro que no —Meilin se rio.
Cerca del atardecer, Ern llegó a recoger a las chicas. Ni siquiera se sorprendió al ver que junto con su novia también salía Mayla.
—¿Ni siquiera vas a objetar? —sonrió la hermana.
—Era de esperar que fueras —respondió el chico.
—En realidad también voy a apoyar a Meilin en su conversación con su madre.
—Vaya, ahora sí que es interesante.
—¿Qué te parece interesante? Mejor ponte la chaqueta para que no se vean tus tatuajes.
El automóvil del chico arrancó suavemente. Pronto los tres ya estaban en el lugar.
—Los esperaré aquí —dijo Ern en respuesta a la mirada inquisitiva de Meilin—. No tengo muchas ganas de ver a Dave.
—Ven con nosotras, por favor —pidió la chica.
—¿Quieres que te vea tu mamá?
—Que me vea. Al fin y al cabo, es mi vida. Vamos, porque no se sabe qué más puede hacer ese Raynom.
—A él precisamente no le tengo miedo —resopló Ern, saliendo del auto. Mayla soltó una carcajada—. ¿De qué te ríes?
—Ern, ¿acaso le tienes miedo a la mamá de Meilin? —preguntó la hermana.
***
Cornelia estaba sentada a la mesa rellenando papeles de rutina. Últimamente tenía muchísimo trabajo de este tipo. A través de la puerta entreabierta del pasillo llegaron voces. Reconoció una de ellas: Meilin. Se levantó y se acercó silenciosamente a la puerta, asomándose con cuidado. Su hija estaba junto al mostrador del administrador. A su lado había un chico y una chica desconocidos. Aunque no—Cornelia ya había visto a Meilin con este joven. En aquel momento le había parecido que él era mucho mayor que su hija. Suspiró pesadamente y se apartó. Lo que más temía ahora era volver a pelearse con Meilin.
***
—¿Puedo no entrar con ustedes? —Ern todavía estaba escéptico.
Los tres subieron al segundo piso y avanzaron por el largo pasillo, buscando la habitación.
—¿Y si Raynom está ahí? —preguntó Mayla alegremente—. Nos secuestrará y ni siquiera te darás cuenta.
—Sí, y saltará por la ventana con ustedes —gruñó su hermano.
—Puedes esperar aquí —sonrió Meilin—. Creo que Dave no está listo para tales sorpresas.
—Y si viene la mamá de Meilin —dijo la hermana en voz baja—, tendrás que hablar con ella a solas. No te aburras, hermanito.
Las chicas entraron y miraron alrededor. Ningún rastro de Raynom.
—Vaya, hoy soy popular —sonó la voz de Dave—. Hola, chicas.
—Hola, Dave. Estás demasiado alegre para alguien que terminó en el hospital —notó Mayla.
Meilin solo lo saludó brevemente.
—No voy a llorar —el chico sonrió débilmente—. Por cierto, ¿vinieron con Kir?
—Con Ern —respondió Mayla—. ¿También quieres verlo?
—Creo que paso.
—¿Qué pasó realmente? —preguntó Meilin.
—Raynom recordó que tenía que vengarse de mí. Aunque no lo esperaba. Es mi culpa, no debí caer en sus trucos —Dave se quedó callado unos segundos—. Parece que se acabaron los juegos. No se sabe cuál será su próximo paso.
—No parece que tengan mucho miedo —Meilin lo miró atentamente.
—Si tuviéramos miedo, no nos habríamos unido a una banda callejera —él sonrió burlonamente—. Esto no detendrá a Alex. Aunque es extraño que Din todavía se mantenga neutral. Así el tiempo jugará en su contra.
—Dave, si esperas sacar información de nosotras, es inútil —intervino Mayla—. No sabemos nada sobre los planes de Din. Y aunque supiéramos, no lo diríamos.
—Espero que le transmitan mis palabras —respondió Dave—. Que lo piense. Alex querrá vengarse de Raynom de todos modos. Y Raynom cuenta con eso. No me gusta esta opción, porque hay una gran posibilidad de convertirse en un peón en su juego.
—Sí, pero Alex no puede dejarlo así. Si no, ¿qué clase de líder sería? —añadió Mayla—. Otro plan complicado. Ese Raynom ya me tiene harta.
—Mejor cuéntanos cómo te sientes —Meilin intentó cambiar de tema—. ¿Necesitas algo?
—No quiero quejarme —respondió Dave de inmediato—. Sanará. De todos modos no merezco sus visitas después de lo que hice.
—Dave, no empieces —lo detuvo Mayla.
—Pero me alegra verlas —añadió el chico—. Bien, no hagamos que Ern espere tanto.