Un cachorro por Navidad.

Capítulo 7 El valiente Hati

THOR

Con el cachorro en su boca, Thor se adentró en el bosque. Sus patas se hundían suavemente en la tierra mientras la brisa nocturna acariciaba su pelaje. El lobo avanzaba decidido, pero antes de perderse por completo en la oscuridad, se giró una vez más. Depositó a Hati cuidadosamente en el suelo y se deleitó con la imagen de la humana a lo lejos. Lanzó un aullido profundo, resonante, lleno de emoción. Era un grito que parecía llevar consigo agradecimiento, alivio y conexión. Aquel sonido le llegó al alma, como si el propio bosque entendiera su mensaje.

La marcha continuó, y poco a poco se fueron acercando a un claro donde su coche de lujo los esperaba. En su interior había ropa limpia y seca, lista para ellos una vez que retomaran su forma humana. Cuando finalmente se transformaron, Thor envolvió a Hati en un abrazo protector. Los ojos del alfa mostraban una mezcla de amor, temor y alivio.

—Hati, no sabes lo preocupado que he estado— confesó Thor mientras le daba suaves besos en la cara, como si con ello quisiera asegurarse de que su hijo estaba realmente a salvo. Hati no pudo evitar soltar una risita mientras disfrutaba de los mimos de su padre.

—Ha sido una agonía hasta que te encontré. Tienes que contarme qué pasó. ¿Por qué desapareciste del coche?— preguntó Thor con un tono entre suave y firme, queriendo comprender pero también sin agobiar al pequeño.

El cachorro bajó la mirada, jugueteando nerviosamente con sus manos. Una expresión de duda cubrió su rostro, lo cual destrozó el corazón de Thor.”¿Mi cachorro no confía en mí?”pensó, sintiendo un nudo formarse en su pecho. Tranquilamente levantó la barbilla del pequeño para que sus ojos se encontraran.

—¿Qué pasa, campeón? Soy tu padre. Eres la persona más importante en mi vida. Puedes decirme cualquier cosa.

Hati frunció el ceño, dudando por un instante antes de murmurar:

—Es que… a lo mejor no me crees.

La voz del pequeño era tan tenue que casi se perdió en el silencio del bosque. Pero las palabras golpearon a Thor como un martillo.

—¿Por qué no iba a creerte, hijo? Siempre te voy a escuchar.

Hati respiró hondo, reuniendo valentía.

—Porque quien me sacó del coche fue la de los pelos rojos.

Thor se paralizó de inmediato. Sus ojos buscaron los de su hijo, escudriñando cada gesto, cada movimiento. Lo que vio en ellos fue la pura verdad. Hati no mentía. Kira, me traicionó.

El alfa cerró los ojos por un instante, dejando escapar un suspiro. No había tiempo para reaccionar de manera evidente. A lo lejos, podía escuchar el suave crujir de ramas y el eco de pasos cercanos: los integrantes de la manada se aproximaban.

Thor se agachó frente a Hati y susurró con calma.

—No digas nada ahora. Cuando estemos solos hablaremos. Por ahora disimularemos y diremos que te asustaste, saliste del coche y te perdiste. ¿De acuerdo?

Hati asintió con determinación. Sus ojos estaban cargados de emoción y orgullo, porque, a pesar de la gravedad de la situación, su padre confiaba en su palabra. Thor le revolvió el cabello cariñosamente y se levantó, recomponiendo su postura mientras esperaba a los demás.

La noche todavía ocultaba secretos, pero Thor sabía que ahora había algo más grande que proteger: la confianza entre un padre y su hijo.

Aran, el Beta de Thor, se acercó a ellos junto a Kira y otros miembros de la manada. Una sonrisa de alivio iluminaba su rostro cuando extendió los brazos hacia Hati.

—Gracias a nuestra luna Selene por haberte traído de vuelta, pequeño —dijo, su voz cargada de genuino cariño mientras se lanzaba a abrazarlo.

Hati soltó un pequeño gruñido juguetón y correspondió el abrazo con entusiasmo. Poco a poco, el resto de la manada se acercó para saludarlo. Besos y abrazos llovieron sobre él, llenando el aire con murmullos cálidos y risas. Hati, feliz como nunca, correspondía las muestras de cariño con una alegría genuina.

Kira dio un paso adelante, con los ojos brillando y una sonrisa medida en los labios.

—Menos mal que apareció. Estoy muy contenta y emocionada —dijo mientras se dirigía a Thor con una expresión que buscaba cercanía. Extendió los brazos hacia él, intentando abrazarlo.

Pero Thor se apartó antes de que pudiera tocarlo. El gesto fue tan rápido y frío como un rayo en una noche de tormenta. La sonrisa de Kira titubeó, y aunque intentó disimularlo, el momento incómodo quedó suspendido en el aire como un eco.

Thor entrecerró los ojos, dejando entrever su desconfianza. Por dentro, el fuego de su rabia se mantenía cuidadosamente controlado. ¿Cómo podía atreverse a fingir preocupación después de su traición? Su corazón rugía con preguntas sin respuesta, pero su mente lo obligó a mantenerse firme. Si era cierto que ella lo había traicionado, necesitaba pruebas antes de actuar.

—Gracias, Kira, por tu preocupación y ayuda para encontrarlo —dijo Thor con voz neutral, fingiendo gratitud. La máscara de calma que adoptó no mostraba ni un atisbo de las emociones hirvientes en su interior.

Kira inclinó la cabeza ligeramente, como si analizara su tono, pero pronto se giró para acariciar a Hati, aparentemente ajena a la sospecha en el ambiente.




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