Disfrutabas ver el atardecer, comer tus hotcakes de avena, combinar los colores, dibujar cada cosa que veías, escribir poesía, hablar de las hermosas calles de Madrid y preparar café.
Pero, a medida que pasaban los días, esas cosas te dejaban de importar. Te volviste fría, y sin fuerzas para continuar.
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Editado: 26.07.2020