Un cafe y la sonrisa de ella

El conejo revoloteando

Yo acababa de cumplir 24 años, era la empleada más joven en “Representaciones Harvest” y me enorgullecía de eso. Era la fiesta del vigésimo aniversario de la compañía y era una fiesta un tanto aburrida y no  hubiera sabido que hacer si no hubieran estado sirviendo licor, miraba a mi alrededor y todo era igual, las mismas caras, mismas conversaciones, y de repente vi una visión, un hombre vestido completamente de negro, cabello castaño, ojos color marrón, guapo, cautivador, alto, con una sonrisa torcida, y se dirigía hacia mí.

-Así que tú eres la empleada estrella de mi tío. Dijo ese hombre disfrazado de “Jonny Cash”

Me puse nerviosa y mi mejor arma es darme aires de grandeza y fingir de no saber quién se dirige a mí, lo cual en este caso era cierto, no sabía quién era ese hombre, solo sabía que cautivaba con su mirada y esa misteriosa seguridad.

-Perdone? Dije sosteniendo una copa de champagne.

-Perdonada! Mi tío es James Jones y te señalo diciendo que eres un buen elemento en la compañía.

En un lapso de segundo pensé que era el típico sobrino malcriado, que buscaba algo más que una conversación. Maldita sea me tenía que tocar a mí conocer al sobrino altanero del jefe. De pronto ya no me parecía tan cautivador y mi aire de grandeza comenzó a salirme natural, solo quería que se alejara de mí.

-Solo hago mi trabajo. Respondí.

Se carcajeo antes de prácticamente ofenderme.

-Eso dicen todas las altaneras adictas al trabajo. Sebastián por cierto. Dijo teniendo su mano.

-Perdone no sé dónde saca que soy altanera adicta al trabajo.

-Tu tono de voz “altanero” me lo confirma.

-Dudo mucho que sus ideas de diversidad coincidan con las mías.

-Zoe deja de hablarme de usted, te dije que me llamo Sebastián.

Vaya sabe mi nombre. Pensé

-No me quiero tomar esos atrevimientos con la familia del Sr. Jones, menos cuando no hemos sido presentados formalmente. Dije tratando de huir de él y di un par de pasos dándole la espalda. Intento fallido, me siguió hasta ponerse frente a mí de nuevo.

-No crees que estas siendo grosera con el sobrino de tu jefe?

-No cree usted que se está aprovechando de llevar el apellido Jones?

-Jajajajaja no, no me aprovecho de nada porque mi apellido no es Jones, me llamo Sebastián Fontaine, James Jones es mi tío político, esposo de mi tía Eloísa, hermana de mi madre, la señora Susan, te tengo que explicar mi árbol genealógico?

-No, no es necesario que me muestre los títulos de nobleza, pero si fuera más educado y sutil, esperaría a que las personas se den cuenta de su parentesco con el Señor Jones y no sería lo primero que le dice a las personas. Ahora si me permite los empleados tenemos que prepararnos para el brindis. Me sorprendida a mí misma del pequeño sermón que le decía al tal Sebastián, ni yo misma era tan retacada, incluso tal vez con unas copas encima yo misma me hubiera acercado para coquetear con él, pero mi angelito interno amarro al diablillo en mí, aun así me tome la molestia de poner a ese hombre en su lugar. Nunca me asuste que fuera sobrino del jefe, porque sabía que el señor Jones no tomaría esto como una falta de profesionalismo.

Llego la hora del brindis. El señor James Jones subió al escenario y dio sus motivadoras palabras.

-No saben cuánto me enorgullece estar un año más arriba del escenario y felicitarlos a todos por un excelente trabajo…..

El Señor Jones continuaba y de pronto deje de prestar atención ya que una voz grave se postro a mis espaldas para decirme:

-Esto dice cada año?. Si, de nuevo Sebastián Fontaine. Decidí solo ignorarlo, para prestar atención al jefe.

–……Es un privilegio seguir trabajando con los forjadores de la compañía y con los que tienen poco de subirse al barco de “Representaciones Harvest”. También quiero agradecer a esas personas invaluables para mí, mi familia, sobre todo a mi amada esposa Eloísa, ustedes saben que no tenemos hijos pero esta noche nos acompaña nuestro querido sobrino Sebastián Fontaine quien es como si fuera un hijo. Sebastián solo alzo el brazo para saludar con una sonrisa estúpidamente seductora.

Por fin de tanto hablar mí aplaudido jefe dijo:

-Por favor levanten sus copas y brindemos por el imperio en el que vivimos y por ustedes que me ayudan a engrandecerlo. Salud!

Al terminar el brindis decidí quedarme ahí esperando un comentario de Sebastián, no lo sé, tal vez ya tenía la tarifa de copas permitidas para comenzar a filtrear.

-Cómo es posible que una pareja tan dulce como tus tíos, tenga un sobrino tan altanero como tú?

-Vaya ya me tuteas! Pues la verdad no soy tan altanero como crees, tengo una personalidad fuerte, soy muy confiado, y siempre me he sentido con la oportunidad de acercarme a charlar con mujeres hermosas como tú.

-Percibo un nivel de humildad muy bajo en ti.

-Percibo que no sabes recibir elogios, te acabo de decir que eres hermosa y no lo agradeces.

-Gracias, pero preferiría que me dejaras disfrutar del resto de la noche. Me aleje de él y en esta ocasión, no me siguió.

Como ya era un poco tarde y quería irme de ahí antes de que mi jefe, su familia y mis compañeros conocieran el exceso de copas que estoy dispuesta a ingerir, comencé a despedirme de todos, esperaba darle una última oportunidad de coquetear conmigo a Sebastián, se volvió un interés culposo en unas horas después de las decenas de miradas que nos lanzamos durante la noche, pero no lo encontré. Salí del lugar y me dirigí al estacionamiento subterráneo. Desactive la alarma de mi auto y después de abrir la puerta un tipo se me acerco y me amago con un cuchillo gritándome, me exigía que le diera mis partencias.

-Dame tu bolsa y las llaves.

-Por favor no me hagas nada, te daré lo que me pides pero por favor. Le entregue mis cosas y el hombre me tiro al suelo rozándome con el cuchillo en el brazo.



#37241 en Novela romántica

En el texto hay: perdida, decepción, ternura

Editado: 18.08.2022

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