Un cafe y la sonrisa de ella

Recuperando la noche

Pasaron seis meses de su muerte y su ausencia seguía siendo tan letal, aun sentía el escalofrió que sentía en aquel pasillo de urgencias. Nunca pensé que eso me pasaría a mí, no podía dejar de pensar en que probablemente ya estaría embarazada del primero de varios hijos, estaba parada en el espejo observando una foto de Sebastián, estaba tan enojada, pensando que en otra dimensión mi otro yo, estaba feliz con el que hubiera sido mi esposo, por qué Dios hizo eso?, darme la vida soñada, para yo amoldarla y cuando estuviera en la cúspide, escupirme a la cara diciendo “Ja! Esa vida no es tuya”.

Quería golpear algo, quería gritar de coraje, nunca me sentí tan enojada como en ese momento y necesitaba descargarlo, pero como siempre, solo me hinque y llore.

En mi trabajo no me corrían por lastima, lo cual era una pena ya que yo era de las mejores ejecutivas que la empresa podría tener, no sé cómo logre mantener ese empleo durante esos meses, el señor Jones comprendía perfectamente mi dolor, la familia de Sebastián estaba muy dolida aun. Algunos de mis amigos no los había visto hace mucho porque se dieron por vencidos al tratar de sacarme de la casa. Durante ese tiempo mi única amiga era Roho.

Un día mi madre armada con desinfectante, windex y muchas esponjas decidió invadir mi

departamento y obligarme a limpiarlo, y después obligarme a bañar y vestirme para salir con la tarjeta de crédito negra de mi padre.

–Hola cariño, vine por ti, vamos a ir de compras.

-Madre no quiero. Que llevas ahí? Le pregunte señalando una caja que llevaba.

-Es para ti, llego este paquete a la casa hace unos días.

-Déjalo donde no estorbe.

-Zoe, en tu departamento todo estorba, vamos a limpiar y después vamos de compras, si? Ya viste tus ventanas? Las limpiaremos con Windex.

-Crees que el Windex limpie mi alma.

-No, pero por eso estoy aquí. Dijo sonriendo y acariciando mi cabello, como cuando era niña. –Vayamos de compras anda.

-Elige una cosa mamá no quiero hacer ambas.

-Perfecto, nos vamos de compras.

-No prefieres dormir? Es sábado! Dije gruñendo

-No, prefiero ir de compras, vamos antes que tu padre se dé cuenta que no está la tarjeta de crédito en su billetera.

En estas situaciones, el único trabajo de mi padre era fingir que no se daba cuenta que mi madre sacaba a hurtadillas las tarjetas, pero en realidad el me conocía mejor que nadie y sabía que yo saldría de mi cueva cuando estuviera lista.

Ese día conseguí maquillaje, ropa nueva y una fragancia digna de mí, o bueno de mí antes de mi perdida.

Esa noche sola en mi departamento, decidí tomarme todo el tiempo del mundo para bañarme en la tina, vestirme con gracia y elegancia, arreglar mi cabello y estrenar aquella fragancia floral. Después me vi en el espejo y le pregunte a Roho:

–Que tal luzco?

Inmediatamente Sebastián se hizo presente con su voz en mi cabeza diciéndome.

–Luces hermosa!

Eso hizo que me lavara la cara, me pusiera mi pijama y me desparramara en el sofá viendo películas clásicas.

Esa misma noche desperté en la madrugada y sentí necesidad de rezar.

–Dios sé que hemos estado distanciados pero por favor ya no quiero que me duela. Quítame este dolor, y haré lo que me pidas. Volví a dormir repitiendo la petición. A la mañana siguiente observe mi departamento a detalle, mi madre tenía razón, necesitaba una limpieza urgente, así que comencé amontonar la basura del lado izquierdo de mi departamento, hasta que tope con el paquete que mi madre me llevo, abrí el sobre, al leer quien lo enviaba sentí que el universo seguía jugando conmigo, recordé el mensaje de Sebastián justo antes del accidente….

-Amor mío por que no contestas? Debes estar ocupada embelleciéndote, no te molestes por favor pero tengo que ir por una sorpresa que tengo para ti, prometo llegar para que todos levanten sus copas y brindar por la hermosa mujer con la que pasare el resto de mi vida, soy un maldito afortunado. Te amo.

-Así que esta era la sorpresa. Comencé a leer la carta…

Mi amada Zoe, A unos días de lo que será el resto de nuestras vidas, quiero entregarte esta caja la cual representa lo que fue mi vida antes de ti, disfrute mucho recorriendo el mundo, ayudando personas, conociendo lugares, todo eso era una aventura, pensé que mi vocación era ser un trotamundos, pero paso lo inesperado, te conocí mi amor, me hiciste ver que mi vida no era esa, mi vida es cuidarte, protegerte, y sobretodo amarte, sé que en unos días te lo prometeré ante de Dios y todos nuestros seres queridos, pero hoy mi cielo, hoy quiero decírtelo solo a ti, te entrego esta caja como mi tesoro, en ella encontraras toda clase de artículos, que representa cada uno de los lugares y cada niño que conocí, lo hago como algo simbólico en donde te entrego mi vida pasada, esperando que entre los dos me ayudes a formar una nueva a tu lado, ayúdame a tener una caja nueva con otra clase de sueños, acompañados de tuslocuras, tu sonrisa y sobre todo, tu amor.

PD: No me interesa a donde me lleve el destino, siempre y cuando me lleve contigo.

Abrí la caja, y él tenía razón, encontré artículos bizarros, fotografías, accesorios que no sabía dónde se guardaban o si eran adornos, y un cochecito de madera, decidí que ese pequeño coche, sería mi amuleto, junto a un brazalete que supongo era hecho a mano. Lo extrañaba tanto, su manera de ver la vida, su manera de mirarme, sus besos, me dolía la piel al recordar sus caricias, extraño su manera de amarme, extraño esa manera de terminar cada discusión, el solo decía…..”La Zoe(vida) es tan corta y tu perdiendo el tiempo en discusiones”, y en verdad perdí el tiempo.

Después de un día entero de limpieza de mi departamento y limpieza masiva a mi alma, esa noche la pase en vela pensando que mi preocupación todo este tiempo de haberle quitado la vida que le gustaba llevar había sido en vano, él quería renunciar a esa vida para estar conmigo, mi padre tenía razón, él estaba donde quería estar, al menos eso me alivia un poco. Trate de dormir un poco pero desperté justo antes del amanecer, adopte la costumbre de no peinarme y esa mañana no fue la excepción, solo me puse una sudadera de Sebastián unos jeans, zapatos deportivos, le puse la correa a Roho y salí de mi departamento, caminamos y caminamos, hasta llegar al mirador, subimos un poco y vimos una mañana hermosa y esplendorosa, me recordó a la primera mañana que pase con Sebastián. Me di cuenta que no



#37240 en Novela romántica

En el texto hay: perdida, decepción, ternura

Editado: 18.08.2022

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