La alarma puntual a las 6:30 am me hizo despertar, estaba un poco nerviosa de comenzar en mi nuevo trabajo, teniendo como jefe a mi padre, espero no dar malas impresiones y darme a respetar por mi trabajo. Mientras me absorbía en mis temores, sonó mi celular.
-Hola cariño, te espero para irnos juntos?
-Papá así le hablas a todos tus empleados?
-Sí, jajaja claro que no.
-Entonces no lo hagas conmigo, soy una empleada más. Así que te veo allá.
-La entrada es a las 8:00 am, no quieres dar una mala impresión llegando tarde verdad mi cielo?
-Te quiero papá.
Sé que mi padre estaba emocionado por todo esto, yo también lo estaba, pero no quería gozar de ningún privilegio, ni escudarme con mi padre al llegar el primer día.
Llegue muy puntual a la oficina y me tope a mi padre justo en el elevador.
-Buenos días señor Giraldino.
-Buenos días…..mmmm! es usted nueva aquí señorita?
-Así es, es mi primer día.
-Bueno, esperamos darle una buena impresión.
-Espero poder lograr lo que su editorial espera de mí.
-Jajaja! Cariño estoy muy feliz.
-Perdone? Así le dice a todo el personal?
Salimos del ascensor y mi padre se quedó riéndose de mí porque nunca se imaginó verme así, tan “profesional”
A mi llegada una linda chica se presentó.
-Hola tú debes de ser Zoe Giraldino. Yo soy Amanda. Seremos compañeras.
-Hola Amanda, mucho gusto…mmm dime, que tan molestos están los empleados de que yo trabaje aquí.
-Tranquila Zoe, la mayoría ya te conoce y saben que no estás aquí por capricho.
-Jerry te dará el recorrido como a todos.
Jerry es la mano derecha de mi padre, un hombre muy lindo a quien conozco desde niña, es de la familia.
-Hola preciosa. Me saludo Jerry dándome un fuerte abrazo.
-Hola Jerry, estoy más nerviosa que cuando llegue a mi antiguo trabajo.
-Tranquila, no te toparas con personas diferentes. Solo serás la chica nueva de publicidad.
Jerry me llevo a mi lugar, era una oficina grande que compartía con otras tres personas.
-Atención todos, ella es Zoe, nueva integrante del equipo.
-Hola Zoe, bienvenida. Respondieron todos.
-Todos sabemos quién es. Respondió un tipo que parecía no agradarle que yo estuviera ahí. Al resto ya los conocía.
-Podemos evitar formalidades. Así que tú eres “El Mago”? Le cuestione.
-Me llamo Alex De la O.
-Sí, mi padre dice que eres un muy talentoso y todo lo resuelves con magia. Te llama “El Mago”
-En serio? Gracias. Dijo avergonzado, probablemente de la forma en que mi miro.
Y con eso, me lo eche a la bolsa. Mala jugada lo sé, pero no quería tener tensiones con las demás personas el primer día, en verdad era importante para mí que si me ganaba el respeto o no, sería por mi trabajo y no por mi apellido, además, que de malo tiene adular a los demás, ya todo el mundo sabía quién era mi padre, solo esperaba que no pensaran que trabajaba ahí para espiarlos.
-Bueno Zoe, comenzamos por presentarte a todo el mundo? Dijo Jerry.
-Claro, vamos. Respondí.
Salimos de la oficina y Jerry trataba de calmar mi nerviosismo de novata.
-Tu encanto siempre te ha bastado para lidiar con las personas de ese tipo.
-Perdóname sé que hice mal pero, no quiero tensiones innecesarias, no supe como tratarlo de otro modo.
-Zoe no tienes que sentir que le tienes que rendir cuentas a todos por tu nuevo empleo. Así que relájate.
Gran parte de la mañana la dedicamos a recorrer toda la oficina, conociendo empleados, hasta que se llegó la hora de la comida.
-Comerás con tu padre.
-Mmmm! La verdad prefiero comenzar a adaptarme, buscare a Amanda para comer con ella y tal vez con los demás.
-Está bien Zoe, yo si comeré con tu padre como de costumbre.
-Nos vemos más tarde Jerry, y gracias por todo.
-De nada preciosa. Cualquier cosa no dudes en buscarme.
-Gracias, y Jerry! Deja de llamarme preciosa en la oficina. Le dije mientras se alejaba.
-Jajaja! Lo siento, la costumbre.
Al regresar al que sería mi lugar, me encontré con todo el equipo a punto de retirarse.
-Oh, Zoe, pensamos que comerías con tu padre, quieres acompañarnos?
-Sí, gracias, en realidad vengo a buscarte, para ver si los puedo acompañar.
-Claro. Exclamo Alex. Al parecer ya no estaba a la defensiva como esa mañana.
En la comida cada uno me iba contando cuanto tiempo tenían trabajando para mi padre, si eran casados, solteros, si tenían hijos o no. Hasta que se enfocaron en mí y en mi pasado.
-Zoe, donde trabajabas? Pregunto uno de ellos llamado Paulo.
-En una agencia que se dedicaba a buscar talentos nuevos.
-Y por qué no trabajabas aquí? Dijo Amanda.
-La verdad quería probarme a mí misma de que soy capaz de hacer lo que sea, en mi otro empleo me iba bien, y mi padre ansiaba que trabajara con él, así que por fin decidí hacerlo.
-Uno diría que entrarías directo a trabajar de la mano con el señor Giraldino. Dijo Alex.
-Si lo sé, pero tu trabajarías con tu padre? Estaría detrás de ti todo el día, cuestionando lo que haces mal, o me equivoco?
-No, tienes razón.
-Pero como saben soy hija única y mi padre quiere que aprenda bien el negocio.
El resto de la tarde Amanda me explicaba todo el trabajo, lo que se tenía que hacer, las áreas de oportunidad y la lista de pendientes. No sentí ningún reto, no era una sensación agradable.
Conforme pasaban las horas dejaba de importarme que todo el mundo supiera quien era yo. Inclusive al llegar la hora de salida, espere a mi padre para irnos juntos.
-Hola papá.
-Ya te puedo decir “cariño”?
-Perdona, creo que exagero, después de todo eres el dueño, quien soy yo para negar las conexiones sanguíneas con el jefe.