Leonardo Bartol

Como te acercas a una mujer y le dices que eres hijo de quien arruino su vida? O peor aún, como te le acercas a una mujer y le dices que eres hijo de quien arruino su vida y que estás enamorado de ella?

Al revisar mi agenda note que tenía una reunión pendiente con el detective Gil, que investiga la familia de ese hombre. No sé qué me espera, no sé qué estoy buscando.

Después de darme datos de toda la familia note que había una fotografía de una hermosa mujer.

-Quien es ella?

-Es su prometida, su nombre es Zoe Giraldino.

-Por Dios, iba a casarse?

-Una semana después del accidente?

-Ahora me siento más basura que antes.

-Tranquilo! No creo que su padre haya tenido intenciones de salir a matar a alguien.

-Eso lo sé, pero acabamos con su familia también, y con ella.

-Seguirá necesitando de mis servicios señor Bartol?

-No por ahora, creo que con esto es suficiente para sentir culpa el resto de la vida.

-Bueno, si me necesita sabe dónde encontrarme.

Esa noche fue difícil dormir, no dejaba de pensar en la prometida de Sebastián Fontaine, me levante de mi cama y saque todos los documentos que el detective me dio, en realidad buscaba la fotografía de ella, algo se apodero de mí y llame al detective.

-Si?

-Detective Gil, habla Leonardo Bartol, si voy a necesitar algo más.

-A sus órdenes, dígame.

-Una fotografía de Zoe Giraldino.

-Creí haberle dado una.

-Necesito una donde sonría.

-Es extraña su petición pero lo haré.

-Gracias.

El detective Gil hizo su trabajo, al siguiente día tenía una fotografía de ella, con una sonrisa hermosa, digna de inspirar a cualquiera, quería verla en persona, necesitaba verla sonreír.

Encontré el edificio donde trabajaba y no dude en ir a buscarla, pero que le diría?, no tenía ningún argumento. Durante semanas acudía a la cafetería de enfrente y esperaba para verla y con suerte, verla sonreír. Las meseras del lugar esperaban mi llegada los miércoles y los viernes.

Un día mientras la observaba fijamente, note que se encontró con alguna conocida y por fin volví a verla sonreír.

-Necesita algo? Cuestionó la mesera.

-Sí…un café y la sonrisa de ella.