TREINTA Y CUATRO

Terminamos de comer la pizza y ayude a Jessica junto con Conrad que de repente se había aparecido ahí, a limpiar.

Hoy fue un día extraño pues es la primera vez que voy a la casa de una chica para pasar el tiempo. Nunca había tenido una amiga porque nunca me había interesado tener una pero no mentiré, fue agradable pasar tiempo con Jessica.

Jessica no es tan molesta como lo imaginé, ella me agrada hasta ahora. Los días anteriores se la ha pasado hablando de cosas relativas a la moda, el maquillaje y todo eso pero también noté que le gusta hablar de la naturaleza. Me dijo que le gustaba mucho jugar en el césped luego que terminara de llover, también que le gustaría escalar volcanes en Centro América y que su estación favorita es el otoño.

Una cosa que tenemos en común es que nos gusta comer. Ella trata de cuidar sus calorías y todo eso pero no tiene ningún problema cuando agarra una bolsa de Cheetos picantes y la comparte conmigo.

Podría haberme negado a pasar tiempo con ella desde el primer día pero mi intuición me mostraba que ella no era alguien de peligro, no era como las niñas del campamento o las que me hacían bullying en mi anterior escuela.

El hecho que no recuerdo haber visto a Jessica antes solo muestra que ella no me ha hecho nada negativo en el pasado, eso también es una buena señal.

Este día ella y yo hablamos de cosas más personales. No le dije nada sobre mi pasado con Matt o de mis padres pero sí le hablé de Conrad y de muchas cosas que hicimos este verano. Le conté sobre las películas que vimos, nuestros paseos al centro comercial y cuando fuimos a la playa.

Jessica lucía como si estuviera viendo una película de romance, se emocionaba y me pedía más detalles. Cuando le conté que nuestro primer beso fue después de todo el problema con Matt me vio directamente a los ojos y me dijo: —Jamás había visto a Conrad actuar de la forma en que actúa por ti. Creo que te ama, Amalia.

Creo que te ama.

Creo que yo también podría amarlo.

Quiero amarlo.

Sé que hice las cosas mal con él y que sigo haciéndolas cada vez que lo evito, ignoro sus llamadas o simplemente alargo la distancia entre los dos pero creo que es un mecanismo de defensa. Creo que en lo profundo de mi corazón, tengo miedo a que él me lastime de cualquier forma. Sé que no es perfecto y sé que habrá de cometer algún error pero, tengo miedo que me sigan haciendo daño.

Jessica me habló de su vida escolar antes, de cómo se sentía rechazada por sus propias “amigas” y de todo lo que hizo para encajar aunque siempre sentía que nunca era suficiente.

Ella no es tan mala como todos piensan.

Luego de terminar de limpiar y ordenar, Jessica se ofreció llevarme a mi casa pero Conrad le pidió dejar que yo me fuera con él. Quería hablar con Conrad desde el mismo día donde me comporté como una tonta pero no había tenido el valor, así que ahora lo haré.

Creo que el tiempo de afrontar todo ha llegado.

Me despedí de Jessica y antes de salir, ella amenazó a Conrad recordándole que yo le mandaría una foto al llegar y si mi maquillaje estaba corrido, lo pagará.

Le agradecí mentalmente a Jessica por querer cuidarme a su manera, le sonreí y salí con Conrad.

En su auto, comenzó a conducir lento y en silencio. Hace un poco de frío pero no lo suficiente como para querer colocarme una chaqueta. Su auto huele como siempre, a nuevo. Puede que sea el desodorante que compra o puede que lo cuide tan bien que no haya perdido ese olor.

Me permito verlo antes de que comience la conversación. Su perfil, es tan atractivo como siempre. Sus ojos azules profundos, su cabello oscuro y su mandíbula definida. A pesar que puedo apreciar su belleza externa, no es eso lo que más me gusta de él. Él es todo lo que nunca pensé encontrar, él es más de lo que alguna vez deseé.

Conrad no decía nada a pesar que todo el tiempo en la casa de Jessica parecía que tenía algo por decirme. Se ha quedado en silencio y comprendo que debo tomar la iniciativa, quizás eso está esperando y supongo que tiene razón. Fui yo la que me alejé y la que reaccionó mal.

Entonces rompo el silencio. —Conrad —aclaré mi garganta—, supongo que tenemos que hablar.

Antes que siga, Conrad me interrumpe. — ¿Desde cuando eres amiga de Jessica?

Supongo que solo sucedió. 

—Ah, bueno supongo que desde hace unos días. Ella me habló el primer día.

Es curioso pensar como, hasta ahora, mis únicas amistades habían sido chicos. El primero fue Matt y luego fue Conrad. Cuando era pequeña no tenía intención de tener otros amigos, no me interesaba juntarme con las demás niñas o con otros niños, con Matt lo tenía todo. Éramos suficiente para el otro.

Las cosas con Jessica son justo como imaginé que serían al tener una amiga, todo eso del maquillaje, la ropa y las charlas de chicos, eso lo obtengo con Jessica. No soy opositora a esas cosas pero tampoco le dedico mucho tiempo, aunque pasar tiempo con ella no es tan malo como creía.

Conrad rasca su barbilla. — ¿Te cae bien?

Me encojo de hombros. —No me cae mal, hasta ahora se ha portado como una persona decente.

Además con Jessica puedo hablar de estar enamorada y todo eso. Al principio evité el tema pero ella comenzó a relatarme su enamoramiento del verano pasado con un chico de Australia y eventualmente me sentí más cómoda contándole algunos detalles. No todos pero los suficientes como para crear la típica charla de chicas sobre el amor y todo eso.

Mira hacía el frente. Desde mi asiento puedo observar su perfil y me pierdo en los pensamientos sobre como su rostro es lindo sin importar de que ángulo lo veas. Retiro los ojos de él cuando me mira de reojo.

—Entonces… ¿Me odias de nuevo? —pregunta tratando de sonar casual, pero se escuchaba realmente preocupado.

Es imposible para mí odiarlo, eso va en contra de todo lo que siento por él.

Niego mientras empiezo a quitarme el esmalte de uñas con el pulgar. Es algo que hago cuando estoy nerviosa, no suelo pintarme las uñas seguido por mi mal habito, después quedan todas desiguales pero Jessica insistía en que debería probarme su nuevo esmalte. No duró ni un día en mis uñas.