Caminamos de regreso al parque. El sol comienza a ocultarse, lo veo sentarse en una de las bancas sin más me siento a su lado.
–Me siento mejor cuando estoy contigo–Suelta de la nada.
Y yo me quedo sorprendida ante dicha confesión. De pronto pone su cabeza sobre mi hombro.
–No te muevas–Suspira–.Te he dado la recompensa que merecías. Por ser una muy buena amiga y dejarme quedarme en tu casa.
–No es nada.
Suspiro. Claro solo soy tu amiga.
–Mi mamá en casa siempre discute conmigo, papá nos abandonó cuando yo tenía 8 años. Desde entonces mi vida cambió.
Lo escucho atenta. Está contándome su vida.
–Ella me obligó a serle obediente y dijo que si algún día amaba alguna chica debía serle fiel sin importar cómo me tratara y que nunca la abandonara porque eso era lo que hacían los hombres cobardes. Entonces conocí a Zoe, cuando tenía 12 años, me enamoré de ella.
Estoy impresionada ante lo que estoy escuchando.
–Le conté la historia a Zoe. Y ella se aprovechó y se ha aprovechado. Cada vez que la voy a dejar me siento mal por ella. Y siento que no debería dejar de amarla porque eso sería cobarde.
–Más cobarde es lo que estás haciendo–Habló–, es solo mi opinión ¿por qué dejarte controlar por una mujer cuando hay miles que valorarian todo lo que haces?
–Es solo que no quiero lastimarla.
El suelta un suspiro profundo.
–A ella no le importa lastimarte ¿por qué tu si te preocupas por ella? ¿no es eso tonto? ella no merece tu amor.
–¿Entonces quién?–Quita su cabeza de mi hombro y ahora me mira fijamente.
–Alguien que te ame de la misma manera en la que tu la ames. Que sea mutuo y no solo uno haga cosas por el otro.
–Entiendo–.Parece algo decepcionado–, ¿Crees que algún día alguien me ame de esa forma?
–Sí.
Lo sé, porque yo te amo de esa forma. Quiero cuidarte y protegerte de lo malo. Quisiera estar en el lugar de Zoe.
Mis pensamientos están cambiando totalmente, de pronto ya no encuentro la necesidad de fijarme en nadie más. Solo en él. Solo quiero tener ojos para él, aunque él no me corresponde.
–¿Cuál fue ese mal momento del que hablaste cuando nació Cali?
Cuestiona él.
–Aún no. No es el momento adecuado. Te prometo que te lo contaré cuando este preparada.
–Esta bien, entiendo.
De pronto ambos nos miramos fijamente. Él se acerca poco a poco a mi. Su rostro está a unos pocos centímetros del mío.
–¿Tengo algo en la cara?
Preguntó nerviosa. Él no dice nada, solo con sus manos acerca mi rostro al suyo. Siento como sus labios rozan los míos con delicadeza.Cierro los ojos y me pierdo en ese mágico momento.
Él se separa de mi.
–¿Estás segura de que no era verdad lo que le dijiste a ese chico?
Me quedo desconcertada.
–¿Sobre que me gustas?
Él asiente con la cabeza.
–Puede ser un poco verdad. Pero estas con Zoe así que mejor dejemos las cosas asi. Sigamos siendo amigos.
–Esta bien.
Vuelve a poner esa expresión triste. Esa que siempre pone cuando Zoe no llega a una cita o está besandose con otro. Entonces me pongo a pensar. Él se levanta y me extiende la mano.
Decido tomarla, caminamos juntos, tomados de la mano.
–Lo que te pasó, es la causa del porque te niegas a esto ¿cierto?
Me mira con una sonrisa en la cara. Me quedo pensativa. Otra vez un recuerdo de Mason viene.
–Vamos, al lugar que te llevaré será muy especial tanto para ti cómo para mi. Ambos nos haremos uno solo–Él me tomaba de la mano.
Yo caminaba a su lado. Sin saber que era lo que me esperaba, pero todo lo que hice, lo hice por el gran amor que le tenía. Porque sentía que él me amaba de la misma forma cuando en realidad ni siquiera era así.
Vuelvo a la realidad y suspiro.
–Sí, es por eso.
Me mira con ternura.
–Esta bien, no te preocupes. Disfrutaré este fin de semana y después terminaré con Zoe. Lo haré porque me di cuenta que en realidad no la amo.
–¿Enserio?–Lo miro confundida–,bueno yo te apoyaré en todo lo que decidas.
Él me acompaña y me deja en mi casa. Pero antes de irse me da un beso en la mejilla cosa que me deja impactada. No entiendo que fue lo que sucedió.
Al llegar me doy cuenta de que no estoy sola, mi familia está cenando pizza. Están conviviendo. Me acerco.
–Buenas noches ¿puedo unirme?
Todos hacen bulla y me piden que me siente a la mesa. Me sirvo una rebanada de pizza y escuchó como hablan sobre la boda. Realmente debe ser lindo casarse.
–Y por cierto Chiara, debes llevar un acompañante.
–¿Un acompañante?–Miro a mi tía confundida.
–Sí, ¿qué tal el muchacho de los ojos verdes?
–Podría intentarlo.
Todos se quedaron sorprendidos ante mi respuesta.
–Es probable que me guste ese chico.
Me miran aún con más sorpresa. Mi corazón comienza a latir demasiado de los nervios. Le doy un sorbo a mi gaseosa.
-Que bueno. Eres joven Chiara, que bueno es saber que podrías vivir un amor después de tanto tiempo.
–Si, prima. No debes amargarte por lo que te pasó. Esperaba el día con ansias para hablar contigo de chicos de nuevo. Quería volver a verte enamorada con una gran sonrisa.
No sabía que en realidad todo lo que decía mi familia era porque les preocupaba que viviera amargada. Apenas lo entendía, yo siempre me sentía desesperada ante sus dudas y comentarios pero siempre eran con buenas intenciones.
Esa noche algo había cambiado totalmente. Mi perspectiva ante el amor, quizá el amor no era tan doloroso como yo pensaba.
Recordaba el momento en el qué él me besó. Es que acaso lo hizo por qué siente algo por mi? siento una alegría enorme al pensar en esa pequeña posibilidad.
Entonces pensé que quizá después de todo debía intentar invitarlo a la fiesta. Cómo mi acompañante, nada perdía intentándolo.
Esa noche fui más que feliz. Porque ya no quería ser una cobarde y huir al amor de nuevo.