Desde aquel día. He sido más que feliz. Aprendí demasiadas cosas, cuando me enamoré del chico 157. Aquel que no sabía cambiaría mi destino para siempre, ambos habíamos sido lastimados por no amar a la persona correcta. Quizá tenemos que amar a otras personas para darnos cuenta de quién verdaderamente merece nuestro amor.
Hay personas que no valorarán el gran amor que les tenemos. Qué nos harán sentir menos, entonces eso no es amor. Hay personas que buscarán amor en otra persona, tampoco es amor.
Nadie está exento de vivir una historia así, por mucho que no quieras vivirlo, pasará. El amar y el dolor, de cierta manera algunas veces están conectados.
A veces le lloramos a aquel amor no correspondido, quien desearíamos que alguna vez se fijara en nosotros. Pero quizá no vemos bien, y hay alguien más que trata de darnos su amor.
El amor, es un sentimiento inexplicable a veces no podemos controlar a quien queremos dárselo. No podemos controlar la manera en la que amamos a alguien, a pesar de que ese alguien nos hiere.
Pero después de todo me di cuenta, que el amor no era tan doloroso, como yo pensaba. Quizá es como todas las situaciones con sus altibajos. Pero si una pareja se ama de verdad sabrán cómo superar los obstáculos, sin importar cuales sean.
Llevaba 4 años con mi chico de ojos verdes. Era un día soleado, él me llevó a una cita en un picnic. Estábamos recostados en el pasto. Él se puso de pie y se arrodilló ante mi
–Desde que te encontré ya no quiero amar a nadie más, solo a ti, ¿Quieres casarte conmigo?
Me puse de pie y lo mire.
–Sí, me quiero casar contigo. Yo tampoco quiero amar a nadie más.
Quizá fue cuestión del destino,esto ya estaba escrito en nuestra historia de vida o tal vez no. Pero lo que sé que sabía perfectamente que aquí y ahora yo solo podía amar a un solo chico.
Aproximadamente llevaba más de 208 semanas enamorada de un solo chico. Así que esta vez no sería un chico nuevo cada semana, ahora era un mismo chico cada semana. Después de todo me había parecido perfecto que este chico arruinará todos mis planes. Estaba muy feliz con él, puesto que nuestro amor era mutuo.
Ahora podía amar sin miedo a ser lastimada, aunque a veces aparecía ese miedo. Sabia ahora que el sufrir también era parte de la vida y del proceso de enamorarse, sufrimiento que te da algunas lecciones para no cometer el mismo error.
Él me haría feliz el resto de semanas que me quedaran de vida. De eso estaba segura.