Un Chiste para Otro Chiste

Es Hora de Jugar

¿Qué es ser un amigo?, lo pregunto muchas veces, a diferentes personas, no encontraba la respuesta exacta, vi varios “tipos de amigos”, mentirosos, hipócritas, sinceros, burlones, consejeros, cosas que me dan flojera escribir, lo único que tengo claro es que yo no sería el indicado de llamar “amigo”. 

Caminaba de vuelta a mi casa, me encontraba a una curiosa pareja besándose, con un simple error, el chico ya tenía novia, esa novia era mi compañera, al que llamaba antes amiga. Lo correcto era ir hacia él y reclamarle, pero prefería decírselo frente a su novia. 
 

Al día siguiente fui al que sería el último día de la escuela, en la salida el chico que se llamaba Max, fue a recoger a mi compañera o como decirlo, ¿antigua amiga?, ella se llamaba Alma. 
- Alma, ya no me sorprendo de verlos tan cariñosos, ¿cómo estas Max? – me acerque a ellos – quiero decirles algo, ayer cuando volvía a casa me encon…-pensaba decirles lo que había visto, pero paso algo que no yo mismo imaginaba. 
- ¿Te ocurre algo?, termina lo que estabas por decir – no tengo mucho que decir de ella solo que era muy curiosa, aunque eso es su defecto.  
- Ya me acorde lo que tengo que decir, encontré un lugar donde podremos comer algo rico, que te derretirá tu paladar. 
- ¿En verdad?, quiero ir.  
Me acerqué a Max y le dije susurrando, él entendió inmediatamente. 
- Te gustaría comer en ese lugar con tu novia, o comerte a la chica que besabas ayer – como imaginaba, puso cara de miedo – no decepciones, quiero ver que tan mentiroso y canalla eres, no le diré nada a Alma, suerte. 
- ¿De qué hablan?, no me oculten nada – por suerte para mí o mala suerte para ella, no llego a escuchar nada. 
- Estoy dándole algunos consejos, para que en el día de los enamorados te haga algo especial. 
- Si, si de eso hablábamos, ya nos tenemos que ir, vámonos, vámonos – ¿se quería escapar de mí?, si soy un buen tipo, no dije su secreto, seguro temía que abriera mi boca y soltara toda la verdad, aunque eso nunca pasaría. 
- Un día nos reuniremos para pasarla con nuestros amigos, ¿necesitas divertirte? 
 

Me dirigía nuevamente a mi casa, me miré en una ventana y mostré una sonrisa. 
- Esta expresión, es correcta con la ocasión – borre la sonrisa de mi rostro – espero que esto me divierto, quiero ver cómo termina esto. 
El tiempo paso, no tuve mucho contacto con Alma, pero un día me envió un mensaje que decía lo siguiente: 
“Nos reuniremos para comer con unos amigos, me gustaría que vinieras” 
Llego ese día, entre al lugar que me dijeron. 
- Que gusto verte, ni siquiera me saludabas – Alma había cambiado de peinado. 
- No tuve tiempo, estaba ocupado – estire mi brazo hacia arriba y salude a los demás, se encontraban sentados en el lugar que se acordó. 

Todos me miraban con asco, estaba a punto de sentarme, pero Alma me cogió del brazo y me miro igual que los otros. 
- ¿Eres mi amigo? – seguía con la misma mirara. 
- Que preguntas haces, eso se responde solo  
- ¿Sabías que Max me engañaba? 
- ¿Lo descubriste in fraganti?, no era de esperar que ese inútil fuera un gran mujeriego y la respuesta de tu pregunta es un sí. 
- Eres un maldito – me tiro una cachetada 
- ¿Este es un regalo de reencuentro?, creo que es algo cálido de tu parte. 
- No te hagas el payaso, no puedo creer que siendo tú mi amigo, me ocultadas lo de Max. 
- Eso explica las miradas de asco. 
En el fondo se escuchaban los insultos que me brindaban los demás. 
- Creí que eras mi amigo – se notaba el resentimiento hacia mí. 
- Me aseguro de hacer lo que me dijiste, te acuerdas del “¿necesitas divertirte?”, es lo que hago, solo intentaba divertirme, pero no sentí ni una pisca de gracia. 
- Te odio  
Se preparó para una segunda cachetada, pero agarre su muñeca y la aparte de mi rostro. 
- Ya me largo de aquí, adiós y cuídate – me fijaba con otro “amigo mío”, se acercaba a mí. 
- Oye tú, esto no termina - me dio un fuerte golpe en el rostro, me llego a tumbar en una mesa. 
- Eso dolió menos que la cachetada – me fui contra él, dándole un golpe en la cara y otro en el estómago. 
Con él en el piso me dirigí a la puerta. 
- ¡Esto no termina!, ¡me oyes! – los demás lo agarraban para que no haga ninguna tontera. 
- En vez de alterarte, agradéceme que no te haiga golpeado más abajo, con eso dañado no tendrías hijos, aunque duro que lo use – ya estaba abriendo la puerta – un consejo, solo dile que amas a Alma, no te pelees por ella, para quedar bien – y salí despidiéndome con mi mano, mientras el chico era sostenido por sus amigos. 
 

Llegó el día en que daría mi examen de admisión para entrar la universidad, lo único que me llamo la atención es una chica que estaba con una cara de tristeza, pase el examen. 
Ahora empezó el primer día de clases en la universidad, vi nuevamente a la chica, su rostro ya había cambiado, como si se hubiera resignado de seguir rogando por algo, no le hable, en el segundo fui a empezar el plan que me había propuesto. 
- Hola, un gusto en conocerte, me llamó Abel – me acerqué a la chica, le estiré la mano. 
En mi mente pensaba lo que leerán abajo: 
En ese momento de conocer a una nueva “amiga”, espero que esta no me decepcione, vamos chica, “¿me podrás divertir?” 
- Es un gusto para mí también – estiro su mano igualmente y acepto el saludo. 
- ¿Cuál es tu nombre? 
- Mi nombre es ……………. 
 




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