0 días desde la caída.
7:03 PM, Jueves 9, agosto del 2192.
La cabaña era simple y pequeña, se notaba que estaba en un lugar costero. Cameron aún sostenía firmemente al rucio, quien lentamente estaba agarrando el ritmo de caminar.
Dejó con delicadeza al chico contra la pared de la cabaña y sacó sus llaves, con un click sonoro para el ambiente silencioso.
—Bienvenido a mi humilde cabaña, es pequeña, pero es cómoda.— El rucio solo asintió, con los hombros bajos y observando en silencio el lugar, estudiando los nuevos entornos.
Cameron solo lo miró por unos segundos antes de volver a sujetarlo del brazo y guiarlo adentro, cerrando la puerta con el pie detrás de ellos.
La cabaña tenía un ambiente acogedor por dentro, era pequeña pero bien pulcra, todo estaba ordenado. Las cortinas cerradas bloqueaban la hermosa vista de la costa, pero aun se podía ver el bello atardecer a través de los hilos.
—... Yuwnakp...
—Perdón si sueno algo grosero, pero no te entiendo nada...
Con delicadeza, Cameron ayudó al joven a sentarse en el sofa al lado de la ventana, frunció el ceño al ver al rucio lleno de arena.
—Tengo algo de ropa vieja en mi armario... Me queda pequeña, pero a ti te quedará bien... estás muy delgado...— el rucio solo asintió lentamente, señal suficiente para Cameron para ir a buscar la ropa.
Mientras Cameron fue a por las prendas, el joven analizó el nuevo entorno, se tapó aun más con el abrigo prestado. Después de un rato, su mirada se poso en la mesa de cafe que estaba al centro del pequeño salón, específicamente a la madera de esta. Las yemas de sus dedos acariciaron lentamente el pulido material de la mesa.
—Oye, deja la mesa, la vas a enamorar. — El chico volteó a ver y vió a Cameron, con la ropa en su brazo derecho.
—Aquí esta tu nueva ropa. El baño esta a la mano derecha...— Dijo Cameron mientras dejaba la ropa en el reposabrazos del sofá y se dirigió a la cocina, el rucio lo siguió con la mirada en silencio, analizando la ropa antes de dedicarle una mirada inocente al contrario, sin saber que hacer.
—... Cierto, no sabes caminar... Menos mal que tengo una bañera...— Volvió a donde estaba el chico y lo levantó del sofá y tomó la ropa, guiandolo al baño, no pudo evitar notar que él tenía pasos más firmes, no tanto como una persona de su edad, pero si mejor que antes.
—Supongo que no podras salir por tu cuenta del baño, ¿verdad? gritame para que te levante cuando ya estés listo. — El rucio asintió y Cameron abrió la puerta del baño, dejó al joven en la orilla de la bañera antes de salir del baño.
Cuando Cameron se dirigió a la pequeña cocina junto al salón, no pudo quitarse de la cabeza al chico y en las pobres condiciones en las que lo encontró, era raro, más que nada porque la playa suele ser un lugar seguro, aparte de claro, los robos normales por todo el mundo, tampoco hubieron noticias sobre algún incidente cerca o algo.
—Mierda, necesito café... — Con un gruñido rasposo, se dirigió a prepararse un café. Después de un rato, el espacio se lleno del aroma a la bebida caliente que Cameron se estaba preparando, un aroma que hizo que la tensión de sus hombros se fuera. De nuevo, el rucio volvió a su mente después de un rato, sabía que él tenía que esperar a que este listo y aprenda hablar para saber que pasa, pero la curiosidad lo carcomia por dentro.
—¡Phimlto! —
Cameron dejo su taza con un sonido sordo en la encimera y volvió al baño con pasos rápidos, viendo al chico ya vestido y limpio, hincado en la bañera, con el abrigo empapado dentro de la bañera llena de burbujas. Lo estaba estrujando y sacaba un puñado de jabón a ratos y frotando el abrigo de franela con el jabón.
—¿Eh?... No te preocupes, yo lo lavo... — El rucio negó con la cabeza, aún limpiando el abrigo, después de un rato, él chico saco el tapón de la bañera para que se vaya el agua y sacudió el abrigo, muy arrugado y mojado, pero sin arena, sin ninguna palabra se lo extendió a Cameron, debido a que estaba aún húmedo, gotas de agua cayeron al suelo, pero el chico pareció no notarlo.
—... Gracias... — Fue todo lo que salió de los labios de Cameron pero una pequeña sonrisa se le formó en los labios, recibió su abrigo empapado rápidamente salió del baño a colgarlo por la ventana, al rayo del sol para que se seque. Regresó al baño para levantar al rucio y llevarlo al salón nuevamente.
—Mira... volviendo a tu... problema, —Cameron habló mientras fue a buscar su taza de cafe, ahora tibio, con una mueca, Cameron lo bebió.
—Como tú no recuerdas nada, deberíamos ir a la comisaría mañana... eso si después de mi trabajo.—El chico ladeó la cabeza ligeramente, Cameron se aclaró la garganta, tratando de sonar lo más claro.
—Es para que busquen tu información y te identifiquen, para al menos saber quien eres y si estas reportado como desaparecido...— El rucio solo asintió, lo que Cameron lo tomó como una señal de entendimiento.
—Será un poco difícil ya que no sabes... hablar, así que... ¿qué te parece si mínimo te enseño lo básico?
—Swiub!
—A juzgar por tu cara, estás de acuerdo.
Fue una noche larga para los dos.