7 días desde la caída
6:30 PM, Jueves 15, agosto del 2192.
—¡Espérame! ¡soy más viejo que tú! —Exclamó Cameron jadeante, pero el rucio no pudo evitar sonreír a la risita cómplice del mayor. Myaló ya caminaba con mayor facilidad, agarrando el ritmo, y lo hace con más facilidad... tanto que esta dejando a Cameron atrás.
Las olas estaban más calmadas ese día, no había nadie más que ellos dos acompañados con el suave sonido de la arena con cada paso. El atardecer era encantador en la costa, tal cuál como el día en el que Myaló había caído.
El rucio había querido caminar por la playa, no sabe por que, pero sentía esa necesidad de pisar la arena. Él había esperado impaciente la llegada de Cameron de su trabajo y le pidió dar una vuelta, el mayor habría rechazado si no fuera por los "ojos de cachorro" de Myaló. Por lo que, después de un rato, salieron a dar un paseo.
Bzzz–Bzzz
Cameron disminuyó sus pasos por un momento al sentir la vibración, sacando su celular del bolsillo, era un número desconocido, sin embargo, él atendió la llamada, después de todo, podía ser de su trabajo.
—¿Diga? —La línea quedó en silencio durante unos segundos, se escucharon unos sonidos similares a hojas de papel, Cameron iba a colgar pero la línea finalmente habló.
—Buenas tardes, ¿hablo con Cameron Smith?
—Sí, con él.
—Soy el oficial Rivas, ya tenemos los resultados del examen de ADN, necesito que venga a buscarlos lo antes posible, si es que usted puede, traiga al chico, necesitamos hablar. —Cameron alzó las cejas en asombro a las palabras del oficial, pero rápidamente asintió, a pesar de que el oficial no pueda verlo.
—Claro, ire enseguida. —Despues de esas palabras, el oficial colgó la llamada. Cameron alzó la mirada hacía Myaló, quién tenía la mirada fija en él, con la cabeza ligeramente ladeada a un lado.
—Adivina, los resultados del examen ya están listos. Debemos ir a buscarlos. —Anunció con tono casi melódico, para su sorpresa, la sonrisa de Myaló flaqueo en un instante, pero la forzó.
—Vamos... —Balbuceó el rucio y Cameron fijó su mirada en él. Myaló tenía una postura cerrada y el pequeño destello de sus ojos desapareció ligeramente. A pesar de su actitud, Cameron no pregunto sobre eso y guío a Myaló al auto.
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El viaje se hizo algo largo, a pesar de que Cameron conducía a la velocidad de siempre, el joven sintió el camino interminable. A pesar de que la comisaría estaba cerca. La suave música clásica de la radio era lo único que se escuchaba en el auto, algo que mantenía a Myaló conciente de su alrededor.
Mientras tanto, al volante y atento al camino, Cameron miraba de reojo al rucio, para él: Myaló era muy expresivo, por lo que él notó de inmediato que estaba decaído.
—...¿Estás bien?
—Estoy bien... —Contestó Myaló, volviendo a observar por la ventana, no había casi nada de gente en las calles, y las pocas personas que habían, parecían casi paranoicas.
Cuando llegaron a la comisaría, adentro habían oficiales corriendo para todos lados, muchos oficiales en llamadas y dirigiéndose a los vehículos, las recepcionistas estaban colapsadas de llamadas e incluso una tiene dos celulares atendiendo al mismo tiempo.
Cameron se acercó rápidamente a una recepcionista que justo había colgado una llamada, ella estaba escribiendo rápidamente en el computador y mandando un mensaje de texto.
—Buenas tardes... necesito-
—Un momento por favor, —con eso, ella llamó a otro número y habló muy rápido como para que ambos chicos entendieran. Después de un rato, la recepcionista colgó nuevamente la llamada. —Digame que necesita, y que sea rápido.
—Vine hablar con el oficial Rivas, él nos debe estar esperando.
—Está bien, pasen rápido, estoy ocupada. —Espetó ella, y sin dejar que Cameron vuelva hablar, atendió otra llamada.
Con un suspiro, Cameron fue a la oficina de Rivas y Myaló lo siguió de cerca, su rigidez del cuerpo solo aumento al caótico ambiente de la comisaría.
Cameron solo tuvo que tocar una vez la puerta cuando escuchó al oficial darle la señal de pasar, y después de que ambos entraran, ambos notaron que la oficina estaba llena de papeleo y desordenada, completamente distinta a la de hace unos días.
Rivas alzó la mirada hacía el rucio cuando este entró, ambos notaron que el cuerpo del oficial pareció relajarse a la presencia de Myaló.
—Aquí están... no se demoraron nada. —él comentó, sentándose más derecho a su asiento, Cameron notó el cambió de actitud del oficial pero no mencionó nada al respecto.
—Sí, de todas formas solo estábamos caminando por la playa. —Rivas se quedó en silencio ante esas palabras antes de soltar un suspiro agotado.
—... Sobre los resultados del examen... — Rivas se quedó callado un momento antes de señalar con la cabeza a las dos sillas. —Necesitamos hablar.
Un silencio absoluto reinó la pequeña oficina, lo único que se escuchaba era el sonido apagado del caos afuera. Cameron después de un rato, tomó asiento y Myaló hizo lo mismo. El oficial solo los observó por unos segundos antes de aclararse la garganta.
—Como ya dije en la llamada, ya tengo los resultados del chico...—comenzó hablar el oficial, Cameron asintió en reconocimiento.
—... No hay datos encontrados —Él declaró, Cameron alzó las cejas y su boca se abrió un poco, él ya lo había sospechado, pero escucharlo era algo diferente.
—¿Enserio? ¿pero cómo?
—Puede que él no sea de este planeta, quizás lo hayan exiliado de algún otro mundo y la fuerza gravitacional de la Tierra lo haya tirado aquí, esa es la única explicación lógica que podemos pensar... —Rivas se pasó una mano por el pelo, tratando de sonar lo más claro posible.— Sin embargo, la apariencia física del chico no se parece a ninguna de los demás exoplanetas conocidos, por lo que aún es una hipótesis...