7 días desde la caída
6:50 PM, Viernes 16, agosto del 2192.
Cuando Myaló salió de la comisaría, miró a sus pies y luego al Sol, el que parecía brillar menos que antes, sus pupilas se dilataron a la vista y estas parecían tener el mismo brillo que le falta a la estrella.
—Myaló... ¿estás bien? —Cuando el rucio se volteó, notó a Cameron, quien estaba observándolo y con una mano tapándose del Sol.
—Bien... —Cuchicheo Myaló, pero cuando el mayor levantó una ceja a sus palabra, el rucio solo suspiro. —... Preocupado.
—¿Porque tu sangre no sirvió? —Myaló asintió y Cameron suavizó sus ojos, con cautela, el poso su palma en el hombro del menor. —Tranquilo, sabremos quien eres...
—¿Cuando? —Myaló alzó sus ojos hacia los del mayor, quien solo suspiró al notar los ojos desesperanzados del rucio.
—... No lo se, pero lo sabremos algún día.— Cameron levantó sus ojos al cielo, el cual ya estaba de un tono anaranjado cálido, con una tierna brisa que sacudía las hojas de los árboles.
Cameron sacudió la cabeza después de unos segundos de silencio, volviendo a su expresión neutral y empezó a caminar al auto, esperando a que Myaló haga lo mismo.
—¿Qué te parece si compro pan para la cena? —Preguntó Cameron mientras abría la puerta del copiloto, gesto para que Myaló se suba.
—¿Pan con...? —Myaló murmuró antes de subirse al auto, Cameron cerró la puerta tras de él y se dirigió al asiento del conductor.
—Pan con huevo y tómate, ¿te gusta la idea? —Acentuó sus palabras con el sonido sordo de la puerta al cerrarse, poniendo las llaves en el auto y el motor soltó un leve ronroneo.
—... ¿Es rico?
—¡Muy rico! —Con eso, Cameron empezó a conducir hacía una panadería cercana y el ambiente volvió a quedar en silencio. Myaló volvió a asomarse por la ventana, contemplando el cielo con los ojos brillantes, Cameron miraba de reojo de vez en cuando, notando como sus ojos estan algo apagados.
Después de un rato de comprar y estar cocinando, ambos chicos cenaron en el pequeño comedor, a pesar de la normal paz de la cabaña, se sentía más pesado el ambiente, tanto para Cameron como para Myaló, quien no se animaba a pesar del exquisita comida, las manos más delicadas del rucio jugueteaban con el pan y huevo, comiendo lentamente que al final, el pan se lo comió frio. Al final, sin más charla, Myaló se fue a dormir en la habitación de invitados, a lo que Cameron solo fue a su propia habitación a descansar.
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Todo estaba oscuro, lo único que Myaló podía escuchar era su propia respiración, a pesar que él miraba a todos lados, solo encontraba una oscuridad penetrante. Así paso mucho rato, caminando en la oscuridad sin rumbo, no fue hasta que su pie no toco suelo si no un precipicio cuando paro en seco, devolviéndose unos pasos, alejándose de ese precipicio invisible.
Cuando giro, se percató una figura que parecía de una chica algo más baja que él, sin embargo, lo único reconocible eran unos grandes ojos de color esmeralda que Myaló sintió familiares.
—... ¿Por qué? ¿Por qué siempre tú? —La voz femenina de la figura sonó, enviando un escalofrío a Myaló por la columna.
—¿Quién eres?
—¿Por qué, Myaló? ¿Por qué me hiciste sufrir así? —La figura avanzó unos pasos hacia el rucio, quien retrocedía con cada paso que daba la chica. Myaló paro de retroceder cuando estuvo en la orilla del precipicio una vez más, y ella aprovecho para quedar a solo unos centímetros de distancia de él, Myaló podía jurar que podía escuchar el corazón de ella con el silencio abrumador de la oscuridad.
—¿Te gusta ser el centro del universo, ¿verdad? ¡¿crees que no soy tan importante como tú?! —La figura alzó su tono, Myaló notó como esos ojos verdes se entrecerraban en algo similar a la ira, las manos de la chica se cerraron en puños mientras más miraba al rucio.
—... ¿P-Perdón? ¿quién eres? —Tartamudeo Myaló, pero la figura no respondió, como si no pudiera escucharlo. Con un agarre de hierro, la chica agarró la muñeca del rucio, haciendolo soltar un jadeo de sorpresa.
—Myaló, ¿crees que es fácil para mí? ¡todos te aman! ¡a nadie le importa Thymëra! —Gritó la figura, pero antes que Myaló pueda responder, ella volvió hablar, con un tono más bajo pero aterrador, lo que le helo la sangre.— Eh escuchado que perderás tus recuerdos si caes por aquí, ¿quieres probarlo?
Con un grito de rabia que detuvo el corazón de Myaló, ella lo empujó a la caída libre, ella quedó observando con una expresión fría como él caía a lo desconocido. Myaló intentó gritar, rogar que alguien lo escuché, pero no había nadie.
De repente, todo lo negro se volvió blanco, un blanco tan intenso que podía dejar ciego a cualquiera, cuando pasó y Myaló abrió los ojos, notó que estaba cayendo directo al mar de la playa. Lo último que vió fue como el agua se acercaba cada vez más y más hacía él, hasta que con un dolor agonizante, el se estrelló en las olas, lo último que escuchó fue el gran ruido del agua ante el impacto.
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—Myaló... ¡Myaló! ¡Joder, despierta! —El rucio abrió los ojos de golpe cuando sintió el golpe del mar, pero cuando empezó a respirar mejor, notó que él estaba simplemente en la habitación de invitados, Cameron estaba a su lado, con la cara pálida y sujetándolo por los hombros.
Myaló parpadeó lentamente cuando tomó conciencia de donde estaba, aún sintiendo que estaba sin aire, el recuerdo con la figura de ojos verdes aún seguía grabado en su mente.
—... ¿Qué paso?
—¿¡Cómo "qué paso"!? ¡Casi me das un susto de muerte! ¡Estabas gritando como si te estuvieran matando! —Reclamó Cameron, apartando sus manos de los hombros de Myaló, tomó un gran suspiro para calmarse.