No fue la alarma lo que me despertó, si no los golpes en la puerta principal y los gritos pronunciando mi nombre. Aparté a Loki y Kitty para levantarme de la cama y buscar mi bata aún algo somnolienta. Cuando llegué a la puerta principal observé por la mirilla y vi a una Eli muy ansiosa esperando a que le abriera y en sus manos sostenía una especie de libro. Abrí la puerta y ella entro como un torbellino parloteando incoherencia mientras yo propinaba un gran y sonoro bostezo.
-Eli, son las…
Me gire en busca de un reloj para verificar que hora era, pero algo en mi interior me decía que era demasiado temprano.
-Son las 07:04 de la mañana. ¿Se puede saber que haces a esta hora en mi casa y en este estado?
-¿No lo has visto?
-¿Ver el que?
-Anoche, cuando dijiste que aceptarías cenar con Holand. ¿A qué te referías exactamente?
-A cenar y reafirmar mi postura de no vender el hotel. ¿Por qué?
Eli me miró a los ojos buscando adivinar si le estaba mintiendo o no, pero yo no entendía porque de repente desconfiaba así de mi.
-¿Segura que me estás contando toda la historia Helen?
-¿Estás loca? ¿Te golpeaste la cabeza al ducharte? ¿Tenía suficiente cafeína tu café? Por supuesto que te dije todo. ¿Qué más habría por contar?
-Pues eso no es lo que piensan los paparazzi.
-¿De qué demonios estás hablando?
Ella saco el libro de debajo de su brazo y solo entonces comprendí que era una revista de empresarios y famosos. Volteó la revista y en la portada había un titular en letra negra y de un tamaño obsceno que ponía “La realeza con la realeza y los ricos con los ricos.” Y de fondo salíamos Derek y yo riendo juntos en un restaurante inundado de parejas.
-A esto me refiero.
Arrebaté el libro de sus manos para leer el artículo donde hablaban de nuestra supuesta relación romántica. “Al parecer los dos grandes hoteleros, el Sr. Holand y la Srta. Forks son más cercanos de lo que dejaban ver al mundo. Hasta hace unas horas se creía que estos dos gigantes eran rivales entre sí, pero al parecer todo era una fachada para esconder su relación amorosa; después de todo, hay un dicho “del amor al odio solo hay un paso” y al parecer estos dos singulares personajes han logrado sortear sus diferencias. Pero ¿Será real su amor, o solo es otra vil estrategia de negocios? Cómo bien sabemos, es común estos arreglos matrimoniales entre los adinerados para así fortalecer el negocio. Seguiremos de cerca este reciente descubrimiento y sabremos si fue un trabajo de Cupido, o solo otra estrategia para ganar más billetes verdes.” (Más fotos en las páginas 12,13,14,15,26 y 28) Artículo y Fotos: Autor Guidi.
-¡Esto es una locura! ¿Cómo salto de una simple relación amorosa a un matrimonio? ¡Este tipo está loco!
-No sabemos si es hombre, puede ser mujer ahí solo pone “Guidi”. Está claro que es un nombre fantasía para trabajar a conciencia tranquila.
-¿¡Cómo se puede tener la conciencia tranquila cuando se inventan historias de este calibre!?
De repente una idea me asalto poniéndome los nervioso de punta.
-Oh por dios.
-¿Qué ppasa
-Mis padres, cuando lo vean enloquecerán.
-Si, de alegría. Ya sabes cuánto llevan esperando a que reintentes una relación.
-¿Has hablado con los abogados?
-No, aún no. Quería saber toda la historia para saber cómo proceder.
-¿Cómo? Da igual, háblales y trata de contactar a los de Holand también, a ver que diablos se puede hacer para amortiguar el mayor daño posible.
-Muy bien, pero sabes que con este tipo de rumores uno no escapa tan fácilmente, además ya no hay mucho que amortiguar. Estos chismes se esparcen como la peste.
-¿A qué te refieres?
-Me refiero a que está publicado incluso en internet y en varias cuentas además de redes sociales.
-¡Pero si son las 07:00 de la mañana!
-Ya, pero te olvidas que estamos en Chicago no en un pequeño pueblo. Aquí más de la mitad de la población está 80% o 90% activa en la noche, existen clubes, discotecas, restaurantes, trabajos, cines. ¿Sigo la lista?
-¡Joder, maldición! Estoy acabada. Eso solo aumenta la posibilidad de que mi familia haya visto el artículo.
-¿Quién de ellos estaría en internet a esta hora?
-¿Olvidas que Maxon es un adolescente de 14 años adicto a la tecnología y video juegos? Pasa la mitad de su ciclo en redes y la otra en juegos online.
-Tienes razón, estás acabada.
La miré de reojo agradeciendo tanto “apoyo” de su parte y comencé a masajear mi cien por el gran dolor de cabeza que comenzaba a aflorar.
-Quizá deberías calmarte, eso podría retrasar la migraña.
-Maravillosa idea, creo que también iré a Hawái por vacaciones.
Ella simplemente revoleo los ojos y suspiro en rendición. Lo que más me preocupaba es que les diría a mis padres si veían esa noticia. Cómo si los hubiera invocado, el teléfono comenzó a sonar y Eli reviso para ver quién era. No hacía falta que lo dijera, su rostro lo decía todo.
-Es tu madre.
Me tiró el móvil para que lo cogiera y atendiera, pero yo se lo lance de regreso.
-Contesta tu.
-¿Qué? No, es tu teléfono.
-¡Que no! Que atiendas tu.
-No seas cobarde Helen y atiende el maldito celular.
Cuando me lo volvió a lanzar al atraparlo mi dedo se deslizó por la pantalla poniendo al aire la llamada.
-¿¡Hola!? ¿Helen, hija? ¿Eres tú?
Yo me aclare la garganta antes de atender y fulmine con la mirada a Eli.
-Si mamá soy yo. ¿Quién más atendería si es mi teléfono?
-Si tienes razón, pero quizá había llamado en mal momento.
-¿A qué te refieres mamá?
-Pues, ahora que estás comprometida debes atender al prometido como se debe.
-¿De qué estás hablando? ¿De dónde sacaste eso?
-En internet hay un titular con tu nombre y una foto, cuando entre decía que estaba comprometida con Derek Holand. Así que inmediatamente te llamé.
-¿Así que leíste en un titular de internet que estoy comprometida?
Yo repetí en voz alta para que Eli buscara eso y cuando lo encontró me mostró su celular mientras asentía erráticamente, parecía uno de esos muñecos cabezones hamacándose en un auto.
-Si cariño, es lo que acabo de decir ¿A caso no se escucha bien?
-No mamá, se escucha perfectamente. Es solo que…
-Menos mal, porque si no podía ser que tuviera mal audio al tenerte en altavoz.
-Espera ¿Me tienes en altavoz?
-Si.
-¿Quién está ahí?