Eli me miro sorpredndida y sin entennder bien a que diablos me refería, pero esa era la menor de mis preocupaciones en ese momento.
-Iré a ducharme, mientras llama al Sr. Holand y dile que debemos hablar de inmediato.
No espere una respuesta de su parte ya que sus ojos me lo decían todo, ella no estaba de acuerdo conmigo, pero era mi única salida viable de este caos, había inicidao la mentira, ahora debía continuar con ella costasé lo que costasé. Entre a la ducha y al sentir el agua caliente caer por mi piel tuve la sensación de que mis problemas se iban tan facilmente como el agua, pero al abrir los ojos ese pensamiento se iba porque veía la realidad nuevamente.
Dos horas más tarde me encontraba sentada en el interiro de un café a la vuelta de mi casa donde el dueño era un viejo amigo mío por lo que me prometió total discreción para mi y Derek quien vendría en un rato. Repase mi atuendo para verificar que este fuera totalmente formal, pero a su vez casual, una blusa de cuello cerrado color crema y un pantalón de vestír negro fue lo primero que logré encontrar con dicha descripción en mi closet. Tendría que renovar mi ropa si deseaba tener más opciones, aunque ir de compras no era li mío, pero si era lo de Eli aunque solo a un loco se le ocurriría dejar su armario en manos de ella. Eli y ¨ropa discreta¨ no entraban en la misma oración, recorde la vez que le pedí compañía para escoger el vestido para asistir a la boda de Lucían y Alicia, termino comprando un vestido de quinceañera el cual devolví inmediatamente y escogí uno de noche. Comencé a reirme al recordar su expreción de desconformidad.
-¿Qué es lo que te causa tanta gracia? Espero no sea mi apariencía, como veras luego de la noticia sobre nuestra relación debo pasar por desapercibido.
Mis ojos se abrieron en sorpresa al escuchar la voz de Derek e instintivamente aclare mi garganta buscando distraerlo. Él se sento frente a mí e inmediatamente Raúl, el mesero se acerco trayendo consigo dos tazas de café y una canastita de pan tostado.
-Gracias Raúl.
-No hay de que señorita, mi jefe dijo que si ls apetece algo más solo ordenen.
-Dile que es muy amable de su parte, pero esto será rapido.
-De acuerdo señorita. Espero disfruten su desayuno.
Cuando Raúl se fue Derek tomo su taza y el tazón de leche fría que no había visto y se sirvio un poco realizando un corte perfecto.
-¿Leche?
-No, gracias. Prefiero mi café puro en este momento.
-Comprendo, entonces... ¿A qué debo tu apresurada invitación? Es decir, me puedo imaginar que es por el articulo, pero quiza me equivoque.
-En realidad tiene que ver con eso y... otro asunto.
-¿Otro asunto?
-Si, es respecto a lo que dice la publicación sobre nosotros y nuestro...
-¿Nuestro compromiso? Si, ya hable con mis abogados y ellos contactaran a los tuyos, espero que juntos logren amortiguar todos los daños posibles y si se puede quizá incluso logremos evaporar ese rumor sin sentido.
Él bebió un sorbo de su taza y yo simplemente observe su pelo negro algo alborotado por sus dedos, un gesto tipico de cuando se esta nervioso o estresado por algo y suponía que el pasar sus dedos por su cabellera toda la mañana se debía al estres. Se suponía que dijo debía pasar por desapercibido con su ropa, pero yo lo veia con un traje negro, corbata gris y camisa blanca algo muy habitual en los empresarios.
-¿Y si no disipamos el rumor?
Él me miro un tanto extrañado y sin alcanzar a comprender lo que quería decir, pero continuo tomando su café esperando a que yo continuara. Tome aire y suspire, era ahora o nunca.
-Me refiero a que... ¿Y si en lugar de tratar de apagar los rumores los alimentamos? Digamos que sí estamos comprometidos.
El café escapo por su nariz y Derek tomo la servilleta rapidamente para limpiarse y tuvo que secar sus ojos que habían lagrimeado.
-¿Qué quieres decir Helen?
-Digo que nos comprometamos de verdad.