Ya había asistido a cenas familiares en varías ocasiones, pero esta noche estaba más nerviosa que de lo acostumbrado y se debía a Derek Holand. Me mire en el espejo de pie que colgaba de la puerta de mi armario para corroborar una vez más mi atuendo. La cena sería en el restaurante que la abuela había fundado ¨El Edén¨ le había llamado ella y era uno muy especial para la familia por lo que debía asistir lo más presentable posible. Un vestido negro con tirantes finos y ceñido en el centro del pecho y la cintura para abrirse luego en una falda hasta la rodilla junto con tacones azul noche brillantes era mi elección de la noche. Mi pelo estaba recogido en un moño con rizos y a cada lado de mi cara habían rizos colgando estratégicamente para enmarcarla y dejar al descubierto mis ojos color plata, una extraña tonalidad que solo Lucían y yo habíamos heredado.
Me senté en el living a mirar algo de tele mientras esperaba a que Derek llegara cuando el timbre de mi puerta sonó.
-Al parecer se adelanto y llego temprano.
Cuando abrí la puerta no había nadie al otro lado, pero al bajar la vista encontré un sobre junto a una rosa negra esperando a ser recogidos del suelo. Miré hacia ambos lados del pasillo, pero no encontré a nadie y un rápido vistazo al ascensor me indico que quien había dejado eso ahora estaba bajando. Sin dar mucha importancia y creyendo la posibilidad de alguna broma pesada o la otra poco probable opción que fuera un admirador secreto confesando su amor, decidí recoger los objetos. Justo cuando estaba entrando al apartamento para abrir el sobre, las puertas del ascensor se abrieron y de su interior asomo un Derek perfectamente arreglado y peinado con un gran ramo de rosas rojas en su mano derecha. Al verme él aclaro su garganta mientras acomodaba su corbata la cual no necesitaba de ningún arreglo; a decir verdad nada en él lo necesitaba ya que estaba perfecto incluso si vistiera un costal de papas.
-Helen, no esperaba encontrarte fuera. ¿Tan ansiosa estás por nuestra cita?
-¿Pero qué dices? Por supuesto que no, para que sepas yo estaba esperándote dentro.
-¿Entonces porqué estás fuera pimpollo? ¿Creías qué te dejaría plantada?
-Ya te dije que no estoy aquí por ti, simplemente el timbre sonó un rato antes de tu llegada y...
Iba a contarle sobre el sobre y la rosa, pero encontré irrelevante decirle así que simplemente esquive el tema mientras me encogía de hombros.
-¿Sabes qué? Da igual, no importa. Espera aquí, voy a dejar esto dentro y recogeré mi bolso.
Deposite la nota junto con la flor sobre el esquinero junto a la puerta y tome mi bolso; mientras cerraba la puerta se me ocurrió que quizá Derek se habría cruzado con la persona que había dejado la nota al subir el ascensor.
-Por cierto, debo decir que esta noche estás hermosa pimpollo.
-Gracias, tú tampoco estas nada mal. Oye, Derek.
-¿Si?
Me pregunto algo distraído con presionar el botón del primer piso mientras me miraba de reojo.
-¿Por casualidad te cruzaste con alguien cuando sabias?
-¿En el ascensor?
-Si, alguien que bajara desde esta planta.
-Si, supongo que ese tipo que bajó cuando yo entre.
-¿Qué aspecto tenía?
-No lo se, no pude verlo. Llevaba una gorra de béisbol hasta la mitad del rostro cubriéndolo y vestía de negro. ¿Por qué?
-No es nada, simple curiosidad.
-¿Segura qué todo va bien?
-Si, segura.
-Si tu dices. ¿Sabes que puedes decirme si algo anda mal o te preocupa, verdad?
Yo mire a sus ojos en busca de algún indicio que delatara su broma, pero para mi sorpresa no vi más que sinceridad pura junto con genuina preocupación, algo que conmovió mi corazón haciendo que desviara la mirada algo sonrojada.
-Si, gracias por eso. Espero y tu sepas que cuentas conmigo para lo mismo.
-Lo se pimpollo.
A pesar de sus palabras y de realmente querer confiar en él, había algo que no me dejaba estar tranquila y en cambio tenía un mal presentimiento, eso más el hecho de que llevo días sintiéndome observada a cada paso que doy y a donde vaya, es como una sombra esperando mi llegada a la vuelta de la esquina.
<<Eso me tenía realmente intranquila.>>