Un compromiso por Contrato.

Capitulo 9.

    El espejo del baño me devolvió la imagen de una mujer con autoridad y determinación en sus ojos, estaba determinada a ponerle fin a lo que había iniciado su rivalidad con su hermana menor hace años. Cuando Meredith entró me voltee para verla a los ojos sin temor alguno y ella sonrió con soberbia. 

-¿Así qué al fin vas a confesar Helen? 

    Yo la mire un tanto desconcertada sin entender a que se refería ella, pero su rostro mostraba tal seguridad que por un momento yo me sentí mal creyéndome culpable de algo que no sabía siquiera que había hecho. 

-¿A qué te refieres Meredith? 

    Ella lanzó una risa desagradable al aire como si hubiera sido testigo de una gran broma y luego comenzó a caminar con pasos lentos en mi dirección como si midiera mi reacción. 

-Sabes a lo que me refiero. A ti con Samuel la noche en la que él me propuso matrimonio. 

-¿Qué hay con nosotros? 

-¡Yo los vi Helen! ¡Tú, mi propia hermana estaba coqueteando con el hombre que amaba y él me propuso matrimonio minutos después! 

-¿De qué demonios hablas? 

    Me pareció escuchar un ruido en la puerta, pero no preste atención ya que quizá había sido alguna clienta tratando de hacer sus necesidades, pero al escuchar los gritos decidió mejor retirarse. 

-¡No te hagas la tonta santurrona! Ahora mismo solo estamos tu y yo querida así que puedes dejar de lado las mascaras. 

-¿Estás completamente segura de que debemos dejar las mascaras de lado Meredith? 

-Al 100%, a diferencia de ti yo no tengo nada que ocultar. 

     Sentí la rabia e indignación subir por mi sistema nervioso hasta que todo se junto convirtiéndolo en una bola de ira imparable. 

-Helen, tu ya estabas saliendo con Arthur habías logrado engatusarlo a él y luego al verme feliz decidiste que Samuel también debía ser tuyo ¿Verdad? Porque tu debes demostrar que no hay hombre sobre esta tierra que pueda resistirse a tus encantos de rastrera. 

-¿¿¡YO!? ¿Dices que yo soy la rastrera Meredith? ¿Me estas culpando a mi de ser quien acapara a todos los hombres para mi, cuando en realidad tu eres la culpable de dicho pecado? 

-¡Ja! ¿Ahora quieres adjudicarme tus culpas? 

-¿No será que la culpa te carcome por dentro y por eso te haz pasado años buscando culparnos a Sam y a mi de algo que tú misma hiciste? ¿No estarás intentando alivianar u opacar tus fantasmas echándonos a los demás tus acciones? 

-¿Qué quieres decir? 

-Estoy diciendo que se toda la verdad y... ya que deseabas con tantas ansias saber porqué rompí mi compromiso con Arthur Silver te lo diré. ¡Fue por ti! ¡Tú fuiste, eres y serás la culpable de nuestro rompimiento! Pero tranquila que no te adjudicare todo el crédito a ti solita, después de todo un bebé se hace entre dos y no de a uno. ¿Verdad? 

    Mi pecho subía y bajaba con gran agitación por la gran cólera del momento, pero aún así logre divisar el miedo en la cara de Meredith y una parte de mi sintió cierto goce por la situación. 

-Así es, los escuche a ti y Arthur la noche en la que estábamos ensayando para la boda, tu le confesaste que Mina era su hija y no de Samuel. Tu te acostaste con mi novio y no solo eso si no que engendraron una niña y luego se la adjudicaste a Samuel. ¿Y luego doces que yo soy la vil rastrera acaparadora de hombres? Para que sepas, la noche en la que nos viste a Sam y a mi, él estaba practicando el pedirte matrimonio y yo estaba encantada de ayudarlo, pero si en ese entonces hubiera sabido que la hija que esperaban no era suya entonces lo habría detenido. ¿Cómo lograste ocultarlo tanto tiempo? ¿Es por eso qué me odias? ¿Porqué Arthur me eligió por sobre ti? 

-Yo... no... 

-Para que sepas yo amaba a Arthur, pero amo más a mi hermana y por eso decidí callar y guardar el secreto, pero no podía seguir adelante con la boda sabiendo que tu aún lo amabas y que en sima tienen una hija juntos. Sabia que quedaría como la mala de la historia, pero eso no era lo que más me dolía, no, fue la traición lo que más dolió. 

    En ese momento la puerta del baño se abrió y paradas en el umbral estaban mi madre y la pequeña Mina quien tenía sus ojos con lagrimas al borde del colapso, sentí mi pecho oprimirse de dolor al saber que mi sobrina había descubierto la verdad de una forma cruel y a tan corta edad. Debí haber tenido más cuidado cuando comencé a hablar y definitivamente no debería haber dicho eso. Meredith miro a su hija con desesperación en su rostro y comenzó a boquear en busca de palabras que nunca llegaron para explicar lo sucedido. 

-Mina... por favor... 

-¿Por qué? 

     Esas fueron sus palabras antes de irse del sitio con el rostro surcado en lagrimas y la culpa comenzó a hundirme por completo marchitando cualquier indicio de victoria al haber confrontado al fin a mi hermana pequeña. 

-¿¡Te das cuenta lo qué hiciste Helen!? ¡Supongo que ahora debes estar feliz por haber destruido mi familia! 

-¡Meredith! Tu hermana no es culpable de esto, si quieres buscar un culpable entonces mira hacia el espejo y lo descubrirás. Sabes bien que deberías haberle dicho a tu esposo la verdad desde un principio. 

-Temía que él me dejara. 

-Mer... Samuel es un hombre tan dulce y amables que siente un gran amor por ti, si le hubieras dicho la verdad desde un principio estoy segura de que te habría perdonado. Pero le mentiste durante años y eso no es algo fácil de olvidar, pero deberías alcanzar a tu hija hablar con ella y su padre. 

-¿Estás de broma Helen? 

-¡No seas estúpida Meredith, no me refiero al idiota de Arthur, si no a Samuel! 

-Oh, tienes razón. Puede que él no sea su padre de sangre, pero en realidad fue quien estuvo ahí cuando ella llego al mundo y es quien a estado a su lado en las buenas, en las malas y la a criado durante estos años. 

     Mi hermana ya estaba de camino a la puerta cuando la tome del brazo girándola hacia mi, ella me miro con sus pequeños ojos infantiles. 

-Quiero que sepas que te perdono, ya no guardo rencor hacia ti. Tantos años haciendo eso solo me ha apartado de ti y del resto, seguir alejándome de ustedes es algo que no voy a seguir permitiendo. Además, quiero que tu me perdones a mi también. 

-No hay nada que perdonarte, al contrario; debo agradecerte por quitarme este peso de encima. Gracias y perdóname. 

     Y con eso se marcho tras su familia y en mi interior sentí alivio de que por fin las cosas se hubieran aclarado entre nosotras. 

<<De corazón espero que el fantasma de Arthur Silver no siga destruyendo la familia de Meredith, ni a mi. Hace mucho debí pasar página y olvidarme de todo.>>
 




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