Cuando regrese a la mesa Derek mantenía una charla fervientemente con mi padre, ellos dos eran los únicos presentes en la cena. Mi madre tomo asiento junto a mi padre quién le sonrió de forma amable y no pregunto nada al respecto; al igual que Derek, decidió que por el bien del resto de la velada sería mejor guardar silencio y no preguntar por la ausencia de Meredith, Sam y los últimos dos que habían arribado, pero sin tiempo a saludar se habían marchado.
-Estaba hablando con Derek cariño y él me contó que planean mudarse a vivir juntos.
Mi madre hizo un gesto de sorpresa antes de abrir la boca con entusiasmo y un poco de decepción.
-¿Aún no lo habéis hecho? Pero, Helen yo creí que ya estarían viviendo juntos.
Yo fulmine con la mirada a Derek quien simplemente se encogió de hombros como indicando que no tubo otra opción que delatar la situación.
-Veras mamá, Derek y yo hemos estado viendo lugares, pero aún no a aparecido el indicado para nosotros. Es decir, no visitamos ninguno lo suficientemente atractivo para ambos.
-Respecto a eso cariño, creo que halle el indicado.
-¿Ah sí?
Miré a Holand seriamente para advertirle que no hiciera bromas en frente de mis padres, pero el sonrió pícaramente como un niño jugando a las adivinanzas.
-Por supuesto tiene que tener tu aprobación también, pero yo creo que no habrá problema alguno y créeme que pensaba contarte lo con anticipación, pero todo esto fue tan repentino que ya no tuve ocasión de llevarte al sitio.
-Ah querido, eres tan considerado.
Él sin duda estaba haciendo un juego de palabras para dejarme sin oportunidad de decir que no a su “lugar indicado” para vivir.
-¿Lo ves Helen? Yo creo que Derek es especial y deberías cuidar tu mal genio para no espantarlo.
-Si tu lo dices mamá, pero quién sabe y quizá él si salga huyendo y rompa nuestro compromiso.
Sonreí al finalizar la frase a modo de recordatorio que si uno de los dos rompe el acuerdo entonces tendrá consecuencias. Al confirmar que el mensaje le había llegado me concentre en la comida que aún había en mi plato.
-¡Pero hija! ¿Qué cosas estás diciendo?
-Tranquila señora… eh Maya, perdón. Puede estar segura de que no me apartaré de mi pequeño pimpollo.
-Gracias muchacho te aseguro que dejas más tranquila a mi esposa.
-Yo solo espero que los niños salgan a ti Derek y no a mi mal criada hija porque los arruinaría.
-¡Mamá!
-¿Qué?
-¿No te parece demasiado precipitado para estar hablando de niños ahora?
-¡Claro que no! Y traga antes de hablar niña. Además, están comprometidos y se van a casar es obvio suponer que los tendrán en algún momento.
Comencé a masticar rápidamente para liberar mi boca y así lograr defenderme, pero Derek hablo primero y creí que él sería el indicado para mitigar la situación de los niños así que me tranquilice. Al menos hasta que lo escuché hablar.
-Por supuesto que está en lo cierto suegra. De hecho, la casa que estuve viendo tiene suficientes habitaciones para al menos cuatro niños y los espacios son grandes además de seguros para que corran en el interior de la casa.
Tuve que sorber por la nariz para evitar que uno de los espaguetis saliera por ella mientras trataba de respirar a través de un ataque de tos producto del atoramiento. Cuando me recompuse tome un sorbo de agua y mire con los ojos bien abiertos a un Derek realmente divertido.
-¿Suegra? ¿Niños? ¿Cuatro habitaciones?
-Claro pimpollo, cómo sabes soy amante de los niños y cuantos más sean mejor, incluso hay un gran patio en el cual podremos correr y jugar todos juntos. ¿No te parece lindo?
-¿No estás contento Víctor? Nuestra hija y nuestro yerno nos darán cuatro nietos.
-¡Por supuesto que estoy contento mi amor! Pero, Helen cariño ¿No te sientes bien?
-Ah… es que papá…
-No seas tímida hija, tú siempre has querido tener tus propios hijos y ahora diste con un hombre que también los quiere. Entonces ¿Cuál sería el problema?
-Si pimpollo; ¿Cuál es el problema?
Mis ojos se pasearon entre los de Holand quién sonreía engreídamente y entre mis padres que estaban intentando contener su entusiasmo ante la noticia de cuatro posibles nuevos nietos. Verlos así de entusiasmados y rebosantes de alegría no me dejaban pensar con claridad y no me permitían pinchar su globo de felicidad así que no tuve más remedio que seguirle el juego a Derek.
-Ah ninguno es solo que… ¿Cuatro niños?
-¿Son demasiados para ti querida?
Derek elevó su ceja izquierda a modo de desafío y mi yo competitivo acepto su reto con todo gusto.
-Por supuesto que no querido todo lo contrario; yo había pensado en que sería perfecto tener seis. Pero quizá a ti no se te de tan bien el traer tantos niños al mundo ya que puede que haya que intentar bastante. Después de todo, ustedes tienen ciertos… límites en cuanto a la resistencia que las mujeres no.
Su sonrisa desapareció de su rostro mientras él aclaraba la garganta un tanto avergonzado y bebía un sorbo de agua. Mi madre se rio por lo bajo y me guiño el ojo en complicidad.
-En eso debo apoyarte cariño, las mujeres solemos requerir un poco más de atención que los hombres. ¿Verdad querido?
Ahora fue el turno de mi padre de voltear su rostro avergonzado; al pobre se le subieron todas las tonalidades posibles de rojos a sus mejillas y respiró aliviado cuando el mozo arribo a nuestra mesa en busca de los platos para traer el postre. Mientras recogían los platos sentí una mano rodear mis hombros y entonces los labios de Derek se pegaron a mi oído y susurraron con su cálido aliento golpeando la piel desnuda de mi cuello provocando que se me erizara.
-¿Sabes? Cuando tú lo desees podemos poner a prueba mi resistencia, ya sabes para ir practicando cuando decidamos traer a los seis niños al mundo. ¿Estás segura que podrás con eso?
Mi respiración se entre cortó y él se alejó sonriendo triunfantemente e inmediatamente encontró un tema de conversación con mis padres, pero está vez yo no me les uní y en cambio me dedique de lleno a comer el postre.
<<Sus palabras habían provocado una tormenta de mariposas en mi estómago y yo no sabía cómo apaciguarlas.>>