Un compromiso por Contrato.

Capitulo 11.

   Al salir del restaurante la noche nos recibió con una brisa nocturna que no había anticipado por lo que mi piel se erizó al contacto inmediato de esta. Derek tan observador como era sonrió mientras se quitaba el saco y lo pasaba por mis hombros. Lo miré a para agradecerle, pero antes de abrir la boca quedé sumergida en sus ojos verdes brillantes que me observaban detenidamente y entonces sus hoyuelos afloraron provocando un temblor en mi estómago.  

-No podía permitir que mi prometida se enferme por no ser un poco más previsora.  

    Asentí sin haber entendido del todo lo que él había dicho; lo único que quería era que no apartara su mirada de la mía, pero por supuesto él lo hizo y con eso rompió el encanto. 

-Claro, gracias por el gesto. Pero ni creas que no se lo que intentaste hacer ahí dentro. 

-¿Yo? Pero si no hice nada. 

-¿Ah no? ¿Qué te parece el hecho de mencionar la casa? Y no solo eso ¿Qué hay del disparate de los niños? 

    Él me abrió la puerta del auto en total silencio y cuando subí la cerró abruptamente. Cuando ingreso encendió el motor y condujo sin emitir palabra alguna hasta que estuvimos a cinco calles del restaurante, entonces él simplemente estacionó el vehículo a un lado de la calle junto a un callejón.  

-¿De verdad crees que no tenía un propósito para lo que hice allá? 

-¿De qué hablas Holand?  

-No soy idiota y sabía que él ambiente estaba tenso. Lo único que hice fue tratar de aligerarlo un poco y funcionó, tus padres se fueron felices y todos creyeron nuestra farsa a la perfección. 

-Pero no era necesario mentir con respecto a los niños. 

-¿Y quién mintió respecto a eso? ¿A caso tú lo hiciste? Porque estoy muy seguro de que yo no mentí. Amo los niños y me gustaría tener la mayor cantidad posible siempre y cuando la mujer que este a mi lado también comparta ese sueño de lo contrario no es la mujer que esperaba.  

-Yo… si quiero tener mis propios hijos y que estos tengan un padre que esté ahí para ellos siempre, es decir quiero casarme y que ese con quién me case sea su padre.  

     Ambos nos quedamos en silencio sin saber que más decir hasta que Derek volvió a encender el auto. 

-Te llevaré a casa, creo que por esta noche ha sido demasiado ajetreo. 

-Tienes razón. 

     Estábamos a una calle de mi edificio cuando se me ocurrió que quizá lo de la casa no había sido una broma. 

-Derek. 

-¿Si? 

-Lo que les dijiste a mis padres sobre la casa… ¿Eso era cierto o solo una broma? 

    Él desvío momentáneamente la vista de la calle para mirarme con esa sonrisa seductora con hoyuelos antes de responder y luego regresó al camino. 

-Créeme pimpollo, no bromearía con algo así. Si quieres mañana te llevo para que la veas y si te gusta bien, si no buscaremos otra que… 

-No, está bien. Por la descripción que hiciste está noche suena perfecta.  

-Gracias. 

     Él estacionó en la entrada de mi edificio, pero no apagó el motor por lo que supuse estaría con prisa y yo tenía cientos de mensajes junto con unas cuantas llamadas de Eli.  

-Hice la mejor descripción que pude, pero lo cierto es que no le hace justicia ya que es incluso mejor y además queda a mitad de camino para cualquiera de los dos de nuestras respectivas oficinas.  

-Eso es fantástico, gracias. 

-No hay de que.  

-Bien, supongo que es todo por hoy.  

-Si. 

    Comencé a bajar del auto cuando Derek me detuvo con un sutil movimiento de su mano sobre mi brazo haciendo que me volteara a verlo. 

-Se que no hay nada planeado para mañana, pero… ¿Te gustaría que quedáramos para almorzar? 

    Su mirada esmeralda brillaba con los nervios de un niño en su primer día de escuela pidiendo permiso a su maestra para hacer algo y eso me enterneció por lo que le regale una sonrisa. 

-Por supuesto, por que no.  

-¡Bien! Te escribiré mañana para pasarte a buscar en la oficina. 

-Genial hasta mañana entonces. 

-Nos vemos mañana. 

    Cuando entre al edificio sentí los bellos de mi nuca erizarse con la sensación de ser observada desde muy corta distancia; iba a voltear cuando mi teléfono vibró llamando mi atención y cuando encendí la pantalla leí que era Holand.  

         “Por cierto, está noche hablaba en serio cuando dije lo del sobrenombre tuyo siendo dicho por otro hombre. Definitivamente no me gustaría eso.” 

    Me reí del mensaje y di por sentado que él era la razón de sentirme observada, quizá había esperado hasta verme desaparecer en las puertas del elevador para luego partir y con esa idea subí a mi apartamento. 
 




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