Cuando entre al apartamento Loki me esperaba sentado en el pasillo moviendo su peluda y amarillenta cola mientras jadeaba con la lengua afuera en busca de atención. Por su parte Kitty, siendo la rebelde siamés que era, se abalanzo hacia el rabo de Loki para jugar con este y mi perro se volteó para responder a su invitación. Ambos me hicieron reír con su espectáculo mientras cerraba la puerta y me dirigía al cuarto para bañarme y ponerme ropa más cómoda. O al menos esa era mi intención hasta que el teléfono de línea sonó estrepitosamente por el lugar.
-¿Hola?
-¡Eureka mujer! De ahora en adelante comenzaré a llamarte por el teléfono de línea ya que a tu móvil no me respondes.
-Eli tranquilízate por favor.
-¿Que me tranquilice? Pero si me tienes aquí con toda la intriga del asunto además tengo algo que es tuyo aquí en la oficina.
-¿Ah sí? Bueno en todo caso a penas toque andén hace minutos.
-¿Y eso te parece excusa suficiente? Si estás hace unos minutos en tu casa quiere decir que has tenido tiempo suficiente para hacerme una llamada y al menos contarme los detalles generales.
-Eli, ni siquiera me he bañado para cambiarme.
-Helen no seas tan egoísta y cuéntame todo con detalles y por favor exagera.
Suspiré en rendición y comencé a relatarle los hechos de la noche mientras ella realizaba diferentes sonidos de exclamación, aprobación y sorpresa entre otros. Cuando termine ella ya había imaginado y creado toda una telenovela de 3 temporadas en la cual durante el capítulo final Derek y yo terminamos felizmente casados y con 10 hijos en total.
-¿A caso estás loca?
-Vamos Helen tu y yo sabemos que él está como para morirse y por lo que me dices además está encantado con la idea de tener hijos. Hombres así no se encuentran a la vuelta de la esquina; es guapo, sexy, rico, empresario hotelero muy reconocido, su personalidad es perfecta, es amable, romántico, tiene un físico de muerte y la frutillita de torta es que realmente quiere hijos. ¿Qué más puedes pedir? Es como sacarte la lotería y tu amiga, estás que babeas por Holand solo que aún no quieres admitirlo porque sientes que es muy pronto.
-¿De verdad crees que él es así?
-¿Ves? Ni siquiera te molestaste en negar la última parte.
-¿Para que hacerlo si igual tu te harás a la idea de que es cierto? Además, ambas sabemos que esto solo es temporal y él solo está cumpliendo con su papel. Es parte de la actuación, cuando todo esto termine cada uno seguirá por su lado.
-Ya simplemente admítelo, amas la personalidad directa y las respuestas rápidas que te da; es como un desafío a tu propio intelecto, pero uno que te atrae. Y hablando de todo un poco, ese hombre del cuál no estás para nada enamorada ni mucho menos interesada, te mando un ramo de flores a la oficina.
-¿Qué hizo que?
-Si, según tu él solo cumple con su rol de prometido ficticio, pero sin embargo te mando un ramo de rosas negras atadas con un lindo listón de ceda azul eléctrico.
En cuanto mencionó las rosas negras me vino a la mente la carta junto con una de ellas en la puerta de mi apartamento, algo me decía que ambos regalos eran de la misma persona.
-Eli.
-¿Si?
-¿Ese ramo de rosas tiene el nombre del remitente?
-No.
-¿Alguna nota?
-No nada.
-¿Tampoco vieron quién las entrego?
-Que no Helen. ¿Por qué?
-No estoy segura, pero algo me dice que no son de Derek.
-¿Y entonces de quién?
-Es lo que debo averiguar. Te llamo mañana, descansa.
Necesitaba saber quién era este admirador secreto, pero también quería comodidad por lo que primero fui a ducharme para cambiar mi atuendo.
Una vez tuve la toalla envolviendo mi cabello húmedo, una camiseta blanca y pantalones holgados de franela me sentí lista para leer la nota. Caminé hacia la mesa donde la había colocado, la rosa estaba sobre ella y cuando la fui a tomar su única espina pincho mi dedo provocando un quejido de mis labios. El sobre era uno sencillo y sin remitente alguno, pero en su interior estaba lo que me importaba en realidad. Saqué la nota y en ella habían dos simples palabras en letra negra y gruesa en forma de pregunta.
<<¿Me extrañaste?>>