Un compromiso por Contrato.

Capitulo 15.

     Comencé a rebobinar en mi mente tratando de recordar si en algún momento de la mañana había visto a alguien siguiéndome o alguna persona con comportamiento sospechoso, pero en realidad no lograba recordar a nadie con dichas características. Intenté enviar un mensaje a ese número, pero me marcó que había un error con dicha línea, intenté llamar, pero fue exactamente lo mismo era como si no existiera ese número celular. Los nervios comenzaron a aumentar mientras las ajugas del reloj a pasar. Dos horas más tarde yo estaba tratando de concentrarme en los reportes financieros cuando el teléfono de línea sonó estrepitosamente y yo me quedé esperando a que Eli fuera quién lo cogiera, pero recordé que ella no estaba por lo que había enviado las llamadas directamente a mi oficina. Recogí el tubo con las manos temblando y no entendía la razón, me sentía como una mujer insegura; a pesar de que no lo era. 

-Hola. 

    Al otro lado de la línea solo había silencio y este era interrumpido por la respiración pesada de la persona que había llamado. 

-¿Hola? 

    Nuevamente el silencio y la escalofriante respiración pesada en el parlante del teléfono. 

-Oiga si esto es una broma le advierto que… 

-¿Me extrañaste? 

      Mi respiración se atacó en mi garganta y mis dedos se endurecieron mientras sujetaba el teléfono. No reconocía la voz ya que había sido alterada, pero las palabras si sabía donde las había leído; en la carta anónima. 

-¿Quién eres tú? 

-Tu sabes quién soy.  

-Yo… no… 

-Te daré una pista; la última vez que nos vimos, tu… rompiste mi corazón y mis sueños y por eso lo perdí todo. 

-¿¡De qué rayos habla!? 

-Aun no termine. Ahora yo he regresado y mi duda es… ¿Tu también estás dispuesta a perderlo todo? 

   Comenzó a reír como una persona enferma y acto seguido la línea quedó en silencio y con el simple pitido de la llamada cortada. Mi cerebro comenzó a rebanarse los sesos en traer a alguien a mi memoria que pudiera ser ese loco, pero no se me ocurrió nadie.  

    El celular sonó una hora más tarde y tenía miedo de atender, pero al ver de quién se trataba lo cogí en seguida. 

-Hola. 

-Pimpollo; ¿Ya estás lista? 

-Si. Bajo en un momento. 

    Al salir de la oficina me encontré con Alicia, era recepcionista en la primer planta. En sus manos traía un ramo de Camelias blancas muy hermosas junto con un pequeño sobre.  

-Señorita, esto es para usted. 

-¿Sabes quién las envío? 

-No, fue un mensajero quien las trajo; aunque si me dijo que el remitente era un hombre alto, elegante y muy distinguido. 

    En mi rostro se dibujo una sonrisa al entender que esa descripción encajaba a la perfección con Derek, no entendía porque me mandaba el ramo de flores con un mensajero si él me estaba esperando abajo, pero quizá le pareció más romántico. 

-Quizá las envío hoy temprano, pero el mensajero de retraso y llegaron juntos. 

    Alicia al parecer había leído mis pensamientos y dijo las palabras correctas para lograr tranquilizarme y hallar una explicación para el asunto. 

-Si, tienes razón, puede que eso sea lo que sucedió. Gracias, las pondré en un jarrón de agua. 

-No señorita, yo lo haré usted tiene a su prometido esperando bajo. 

-Muchas gracias Alicia. 

-Es un placer. 

     Ella se marchó a darle un poco más de vida a las flores. Alicia era madre soltera desde hace ya diez años cuando su esposo y padre de tres hijos falleció en cumplimiento de su deber como policía. Fue cuando le pagué los estudios para recepcionista de hotel y así poder ascenderla, desde entonces quedó muy agradecida, pero yo lo hice para que logrará conseguir empleo de recepcionista en cualquier sitio. Aunque ella decidió quedarse aquí. 

    Al bajar Derek me esperaba en el hall con una sonrisa coqueta y el cabello húmedo a pesar de tener un paraguas en su mano izquierda. Acortó la distancia que había entre nosotros y me beso en la mejilla. 

-¿Lista para almorzar? 

-Si. ¿A dónde vamos? 

-Ya lo verás, es una sorpresa. 

-Como todo contigo. 

-Es parte de mi encanto pimpollo. 

    Este hombre estaba logrando entrar cada vez más en mi corazón y eso era algo que me gustaba, pero a su vez me asustaba y aterraba.   
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.