Mi ceño se frunció al ver que Arthur se sentaba en la silla como si yo lo hubiera invitado a hacerlo, el muy cínico se acomodó y tomo el menú para ordenar su plato y de paso ordenó pasta con Caruso para mí sin que se lo pidiera. Él sonreía abiertamente mientras me miraba a los ojos y yo los aparte deliberadamente, había olvidado lo hermosos que eran y el encanto que estos evocaban hacia los demás, pero por supuesto yo ya había encontrado una mirada que era más dulce, tierna y encantadoramente letal; los ojos verdes bosque de Derek Holand.
-¿Qué haces aquí Arthur?
-¿Por qué tanta hostilidad hacia mí Helen?
-¿Es acaso una broma?
Él miró a los lados en una clara señal de no estar bromeando y no saber realmente porque lo trataba así.
-La verdad es que no, no es broma y no entiendo porque estás así.
-¡Es porque dormiste con mi hermana mientras estábamos juntos!
Tuve que aclarar mi garganta porque en las mesas de nuestro alrededor varias personas se voltearon a vernos y mis mejillas se encendieron de la vergüenza. Incluso alcance a escuchar a un par de chicas cuando pasaron junto a mí mientras cuchicheaban entre sí.
-¿Ya oíste?
-¡Si! Pobrecilla. Si a una mujer tan sexy como ella la engaño con su hermana; ¿Qué nos deparará entonces a nosotras la vida?
Estuve a punto de ponerme de pie y decirles que no estaba sorda y que de hecho podía oírlas, pero decidí que no valía la pena.
-Dime para que me citaste aquí Arthur.
-Creí que te había gustado la invitación. ¿Por eso fue que aceptaste, no?
-No. Acepte porque creí que mi prometido había sido el de la sorpresa.
-¿Prometido? ¿Te has comprometido?
-Si. ¿Algún problema?
-Es solo que no creí que fueras a comprometerte de nuevo.
-Es increíble. ¿Creíste que no volvería a reconstruir mi vida luego de que tú la hiciste añicos? ¡Pues estás en un error! Al fin encontré a un hombre que me valora, me cuida, me respeta y ama, pero por sobretodo es un hombre al que yo amo también. Así que te pido que ya dejes de enviarme flores, rosas y notas.
-Espera. ¿De qué estás hablando? Yo no te envié rosas. Lo único que te envié fue ese ramo de Camelias blancas y la invitación está mañana, pero solo fue eso.
En ese momento la puerta del restaurante se abrió abruptamente y un Derek muy enfadado ingreso con ojos erráticos mirando en todas direcciones buscándome. Cuando nuestras miradas conectaron vi el alivio en su rostro y sus hombros se relajaron; al menos hasta que Arthur decidió voltear a ver a quien le dedicaba mi atención. En ese momento los hombros y espalda de Arthur se tensaron. Derek por su parte cuadro su mandíbula mientras sus ojos destilaban odio y enfado al tiempo que su imponente figura se abría paso entre las mesas, cuando nos alcanzó sentí lastima por mi ex ya que se veía pequeño y perdido bajo el peso de la mirada desafiante de Derek.
-¿Qué-carajos-haces-con-mi-prometida?
-Yo… verás Holand…
-Esperen. ¿Ustedes ya se conocen?
Derek me miró y sonrió aunque no era una sonrisa feliz o alegré, si no más bien se desprecio y enfado.
-Por supuesto; Arthur Silver era mi socio y amigo hasta que decidió traicionarme por dinero fácil. ¿Y ustedes cómo se conocen Helen?
-Pues… él es mi ex prometido.
Los ojos de Derek se agrandaron y el enojo aumento; en ese mismo instante supe que él quería matar a Arthur.