Un contrato de amor

Capitulo 5

Paga la cuenta y al levantarme me rodea con sus brazos. Trato de acostumbrarme y no sentir náuseas y lo logro gracias al olor de su perfume tan masculino pero sutil. Erik nos mira fijamente mientras caminamos a la salida. Una vez fuera del radar de todos, me alejo de él y subo al auto por mi cuenta. Quiero llegar a casa y sacarme este vestido y volver a ser yo.
En vez de tomar el camino a mi casa, toma uno total diferente que nos lleva al centro de la ciudad…
- ¿Dónde vamos?
—A nuestro departamento —lo mira tratando de encontrar la broma, pero no ahí. — Es parte del trato con tu padre vivir juntos desde ya.
—No me enteré de esto —gruñó—. Mis cosas, mi perrito, mi cama; no me despedí de mamá.
—Tus cosas y esa bola de pelos fea están en el lugar que corresponde.
Significa que mientras comíamos mis cosas fueron llevadas, todo estaba planeado.
Llegamos al edificio más alto de la ciudad, entramos al estacionamiento subterráneo y cuando estaciona, me bajo sin esperarlo. Me tomo un momento para ver a mi alrededor y después lo sigo.
— Pon tu huella.
Miro el panel y luego pongo mi pulgar y el ascensor se abre.
- Samantha entra —su mano está en mi cintura y entro antes de que las puertas se cierren.
Algo me tiene desconectada: no me gusta que las cosas se hagan a mis espaldas; el ascensor marca el número 20; el pent-house.
- Bienvenida —Camino Mirando a todos lados, es el lugar de un hombre soltero; sin duda, no ahí ni un toque femenino.
—¿Dónde dormiré? —me guía por un pasillo largo hasta la última puerta. Al entrar veo un lugar totalmente negro y una cama gigante.
—Tu cuarto, lo puedes decorar como te plazca. Es el segundo más grande; el primero es el mío que está en el segundo piso.
—Claro, no es algo que necesito saber —miro el baño y luego el gran ventanal que da a la terraza—. ¿Eso qué es?
—Una escalera externa a mi cuarto —lo miro y camino hasta el barandal.
Podemos clausurarla —no necesito girar para saber que me está mirando.
- Puedo descansar ahora.
—Claro, tus cosas están ahí y la cosa peluda en el closet.
Sube las escaleras
—Gracias, supongo —digo para mí misma, entro a mi cuarto y cierro con seguro por seguridad y cubro totalmente con las cortinas.
—Hola, amor —Fabi me mueve la colita y pide que la suba a la cama —tú serás mi única compañera.
Me quito el vestido quedando en ropa interior, me miro en el espejo y verdaderamente soy hermosa y no solo físicamente
—¿Me merezco esto? —miro la cama y cedo ante la tentación.




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