Un contrato de amor

Capitulo 6

Julián Palacios =
La dejo sola, al subir me deshice de toda mi ropa y me meto debajo de la regadera, necesitaba mucho darme un baño, estoy muy tenso, es la primera vez que tengo a una mujer bajo el mismo techo a excepción de mi hermana.
Una que no me soporta y tampoco existo, pero eso es lo mejor para ambos, ignorarlo y que pase el tiempo.
- Mierda – miro el techo desde hace horas, no puedo quitar de mi cabeza sus ojos verdes oscuros mirándome fijamente, buscando que pierda los estribos.
Algo me dice que esta mujer hará que envejezca más rápido de lo debido- necesito dormir- miro la hora – 4 am – el insomnio dejo de visitarme hace muchos años y ahora aparece.
Parezco un adolescente hormonal totalmente duro.
Samantha estaba de pie frente de la nevera buscando algo, está descalza y lleva una enorme camiseta, sé ve tan chiquita y linda.
5 minutos después
Todavía no me vio cuando giro me escabullí hacia la puerta de los empleados, para que no me agarrara espiándola, su gemido en el momento que mete ese pastel a su boca me genera dolor en mi erección, esta mujer va a matarme, subo las escaleras antes de que me atrape.
6:30 AM
No dormí demasiado, mis ojeras de mapache lo demuestran, hace 10 minutos bajé encontrando mi desayuno servido, Lulú siempre lo deja listo antes de ir a la lavandería, escucho un ruido proveniente de su cuarto, debería ir a ver si está bien, pero me limito solo a mirar
- la niña Sam vino por una taza de café y volvió a su cuarto – Lulú está parada en la puerta que da a la cocina - pregunto por ti.
- ¿Qué más dijo?
- consulto tus horarios y volvió al cuarto – miro la puerta al fondo del pasillo – es una joven muy bonita
La miro arreglando su cabello antes de desaparecer mi nana Lulú ha estado conmigo desde que mis padres murieron, es lo más cercano que tengo a una madre, es la única que puede dar su opinión.
- Samantha – golpeó la puerta, pero no ahí respuesta, abro la puerta solo un poquito y la veo en el balcón saltando la cuerda.
12 AM
Después de verla un rato como un maldito enfermo me vine a mi despacho, estoy a dos pisos de ella, llame a Lulú hace rato para preguntar si todo estaba bien, sus palabras fueron
Esa niña es un terremoto.
Se la escuchaba feliz de tener a alguien a quien ayudar, Samantha está remodelando su cuarto y cambiando cosas en la casa, no me molesta, pero me hubiera gustado estar ahí cuando lo hiciera.
- Jefe - Marcos me mira con curiosidad - ¿Todo bien?
- Está remodelando mi departamento – suelta una risita
- Deberías decir nuestro departamento – ruedo los ojos - ¿Es tan hermosa como en las fotos?
- Mucho más – asiente anotando.
- Entonces ¿Te gusto mi elección?
- No, Marcos, elegiste a una anaconda.
- Muy sexy por lo que he visto – aprieto los puños ante sus palabras – calma jefe, solo digo
- No digas y haz tu trabajo – asiente sirviendo más café.
En algo no se equivoca, es muy sexy, Samantha Farinelli es la mujer más hermosa y sexy que se cruzó en mi camino.
Salgo del ascensor y lo primero que veo son los cojines del sillón de la sala- rosados – veo otros blancos y platas en la esquina junto al ventanal – Nana – llamo mirando todo el lugar con color - ¿Qué paso aquí?
- Tu mujer, tiene buen gusto – sonríe mirando – está dando una pequeña siesta.
Dejo mi teléfono en la mesa pequeña del medio y agarro el cojín rosado, su aroma a vainilla inunda mis fosas nasales, esta mujer tiene verdaderamente la misión de matarme rápido.




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