# Samantha #
Subo las escaleras asta nuestro cuarto, vi el desastre de afuera y tuve que escabullirme antes de que me vieran, muchos uniformados buscando a la “señora Palacios” estamos lejos de casa e igual tiene influencia.
Busco la tarjeta en mis bolsillos, pero no la tengo, golpeó la puerta y en menos de lo que espero la puerta se abre - ¿Dónde estabas?
— Por ahí – cruzo por debajo de su brazo para entrar al cuarto— ¿Qué pasa abajo?
— Todavía lo preguntas, estaba preocupado Samantha – me siento en la cama - ¿Dónde te metiste todo el día?
— Ya te dije – el sonido de la puerta lo aleja lo suficiente para poder respirar, me inclino y veo a Luis hablando muy bajo y dándole un papel
Cierra la puerta y regresa, se apoya en la pared, quedando frente a mí - ¿Te fuiste con el mocoso?— no respondo – contéstame – grita
— No me levantes la voz – miro mis uñas – cuál es el problema.
— Te ordené que te mantuvieras alejada, está decidida a arruinar mi candidatura
— ¿Yo? – me señalo - ¿qué ahí de la loca de tu ex? No, perdón sus espectáculos aran que ganes
— Tú eres mi mujer – gruñe – tienes que ser más que perfecta
— Lo seré cuando tú seas un perfecto esposo – me tira por la cara una foto donde Brandon está dándome un beso en la frente
— Soy el nuevo cornudo a días de la boda Samantha – ruedo los ojos - ¿Tu meta es hundir mi carrera?
Prendo la TV para tratar de ignorar y lo primero que veo es a Brandon con su padre hablando de nosotros.
— ¿Tiene alguna relación íntima con la esposa del candidato Julián Palacios?
— Una relación muy íntima con la familia— dice el viejo sonriendo.
— Joven Brandon, ¿cómo decidió que quería postularse?
— Quiero lo mejor para la gente – el desgraciado está usando mis palabras – la comunidad merece un candidato más comprometido.
— ¿Qué piensa del candidato Palacios?
— Un buen contrincante, pero ahora estará ocupado salvado su matrimonio.
Se despide y mi teléfono empieza a sonar, mis padres, Erik y solo puedo mirar a Palacios que tiene los puños apretados— ¿Es verdad?
— ¿Qué? No – me paro en la cama poniéndome frente a él – estaba enojada, pero jamás haría eso, tenemos un trato
— Acabas de sepultar mi carrera, felicidades, no serás una muñeca de vitrina.
Sale del cuarto dejándome totalmente sola y dolida.
Ese desgraciado me uso, todo estaba planeado para su conveniencia y no me di cuenta, tomo el teléfono de mi marido que gracias al cielo no tiene contraseña, busco el número de su acceso de campaña y marco.
— ¿Te enteraste? Que mal nacido está haciendo lo mismo que su hermano, pero de Sam no lo esperaba se veía mejor que eso
— Gracias por tu opinión – empieza a toser falsamente - ¿Qué es eso del hermano? Sabes que no quiero saber, necesito que me organices una entrevista
— ¿Qué? Julián no va a aceptar
— Por eso no va a enterarse, ¿Qué tan malo es?
— Las encuestas decayeron un 5% ahora el favorito es tu amante
— ¿Marcos verdad?
— Si ese soy yo
— Organizarme esa entrevista y no hables de mí si no estoy presente o te causaré mucho dolor
— Si señora – ríe – son tal para cual.
Cortó la llamada cuando la puerta se abre nuevamente y mi esposo entra rojo de la ira, me mira por un momento y se tira encima de mí – me darás lo que le diste a él.
Intento quitarlo, pero es imposible, siento mi pantalón crujir
— Julián – golpeó su pecho y su mirada está perdida – para no estás pensando, por favor
— Te abriste de piernas para él, porque para mí no – me agarra de las muñecas y me inmoviliza – soy mejor que él.
Grito diciendo que no, pero él no me escucha. Su enojo y dolor son más grandes. Mi entrepierna arde y mis lágrimas recorren mis mejillas. Cuando se levanta, me mira con desprecio, me cubro con las sábanas, el se viste y se va sin mirar si estoy bien.
Editado: 28.10.2024