Un contrato de amor

Capitulo 17

— Samantha – grita golpeando la puerta, se volvió costumbre que yo le grite y él venga a golpear mi puerta y gritar – tienes 5 minutos
Ruedo los ojos y me concentro en verme hermosa, más hermosa. Busco entre mis cosas y encuentro el vestido que use la noche que fui a cenar por primera vez con él – perfecto – me lo pongo y sorpresa que me queda perfecto mejor que antes incluso
— Estoy lista – hablo llegado a la puerta, él me mira de arriba abajo - ¿Qué?
— No vas a salir hacia Samantha – me cruzo de brazos – ve a cambiarte
— No voy a cambiarme— camino hasta el ascensor y aprieto el boto— ¿Vienes o no?
Aprieta su mandíbula y se acerca – no era tan difícil – digo mientras las puertas se cierran – aviso que mi voto va en blanco
— Eres mi mujer Samantha no juegues con mi paciencia
— ¿O qué? ¿Me violarás como la última vez?
Luis nos espera con la puerta abierta de la camioneta y ahí más hombres que de costumbre, el camino está minado por personas que muestran su apoyo a Palacios, mientras yo le mostraría lo buena y rápida que soy para clavarle un cuchillo, pero algo bueno tiene que haber siempre ¿Verdad? En este caso, mi carrera como abogada está despegando, me estoy armando una importante y buena reputación gracias a mi querido esposo.
— Amor – lo miro de reojo y él tiene la vista en el teléfono – te estoy hablando
— Estoy esperando que termines decir lo que sea que quieras para decirte que no.
— ¿Dejarás de comportarte como una mocosa?
— No se para que preguntar si sabes respuesta – deja en teléfono a un lado y se gira hacia mi
— Necesito que esta noche la gala sea más que perfecta – la misma cantaleta desde hace meses – te necesito perfecta
— Soy perfecta, palacios no molestes y si estás tan preocupado, termina de ver los últimos detalles y deja de molestar.
Me bajo de la camioneta cuando Luis la habré justo a tiempo para terminar con la tortura, todos los presenten gritan y aplauden y más cuando él me pega a su cuerpo y empezamos a caminar, esto debería ser ilegal, ¡claro que lo es! Pero quién tendría los huevos para decirle eso solo yo.
— Señora bienvenida – Marcos me recibe con los brazos abiertos – empezaron las votaciones, todos estamos muy nervioso
— Hiciste un trabajo más que perfecto— tomo su mano y miro a los demás – todo hoy no importa como salgan los votos, nosotros ya ganemos con el increíble equipo que tenemos.
Tomo la mano de mi marido y él tiene esa gran sonrisa de tranquilidad, aunque una chispa de inseguridad ahí en todo esto.
— Puedes empezar por relajarte - cierro la puerta de la oficina siguiendo sus pasos con la mirada – no empieces, es muy temprano
— Esto es importante – asiento y le quitó la botella de las manos – Samantha – gruñe
— Hoy no – de dejo en la esquina contraria – si yo estoy estresada y no busco relajarme tu tampoco
— Yo podría relajarte – nuestras miradas se conectan por un momento hasta que me río
— No gracias prefiero la abstinencia – me dejó caer en la silla y él también se sienta – mira los últimos detalles de la gala que ganes o no se hará
— Bien – suspira – me gusta el menú – asiento pura cosa del mar – los vinos y tragos están perfectos— sigue mirando página tras página - ¿Hamburguesas?
— Esa es mi aportación para el final – respondo mirando el techo - ¿Algún problema?
— Donde quedó el comer sano
— En el mismo lugar donde quedó él “No voy a cuestionar tu vida”
— Bueno, está perfecto – asiento, ya lo sabía – gracias por esto
— Es mi trabajo como esposa perfecta hacer que el resto te envidie.
Él no responde y solo mira la pantalla grande fuera de la oficina, las votaciones no lo ponen nervioso al sino al resto también, nosotros estamos tan metidos como el para que gane.
—Disculpa – Tomo mi teléfono y contesto la llamada de Erik no ha parado desde anoche.




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