Julián me aleja de la escena, pero es imposible no verla, esta mujer es una sumisa, ahora lo entiendo, él es o fue su amo o como se diga esa cosa tan deplorable, otra explicación no ahí, él es eso, tal vez por eso tiene un gran problema con mi carácter .
— Sam – levanto la cabeza y él está mirándome con preocupación - ¿Te hizo daño?
— Era tu sumisa ¿Verdad? – él retrocede – necesito entender eso Julián
— Lo fue – asiento – se terminó ¿Entiendes? – pero no lo entiendo como porque le gustaría que una mujer fuera así – no lo pienses demasiado
— Llevo pensando mucho – respondo –¿ eso te gusta? ¿O de qué se trata?
— Ven – toma mi mano y caminamos hacia la parte de atrás de la mansión, veo a lo lejos una escalera y una gran puerta – necesito que no pienses mal
— No lo haré— subimos las escaleras y él me mira por un segundo antes de abrir la puerta.
Entramos a un gran salón donde hay un par de cadenas, vocales, látigos y una mesa llena de cosas que no tengo idea de lo que son – Sam – retrocediendo chocando con la puerta que me sostiene menos mal si no ya estaría en el suelo.
— Si te gustan esos juegos – él asiente – con quién mierda me case palacios
— Con un hombre con gustos particulares – muy particulares – oye, ya no lo práctico
— Ella fue la última, por eso está tan segura de que volverás a buscarla
— Ella era la que lo disfrutaba tanto como yo – cada loco tiene a su loca – eso terminó antes de que el trato entre nosotros se cerrará
— Necesito un minuto— asiente y antes de que se acerque salgo rápido- ¿un maldito sádico?
Narra Julián
Volvi a la sala, Samantha necesitaba un momento para entender mis gustos, esto arruinó nuestro acercamiento, estoy seguro de eso, mi mujer me miró como un bicho raro que está mal de la cabeza
— La tienes que encerrar – grito mirando a Enríquez – se está volviendo un problema
— Es mi hija – gruñe
— La que está haciendo que tu carrera y prestigio se caiga – golpeó la mesa— si no la internas para siempre nuestra amistad y sociedad se termina.
Salgo de mansión rumbo al departamento, necesito verla saber que no me ve como un asqueroso psicópata, aunque no parezca su opinión y como me ve me importa y demasiado.
— ¿Está aquí?
— Si señor llegó hace un rato
Subo por las escaleras corriendo lo más rápido que puedo, cuando entro en la casa todas las luces están apagadas, pero la chimenea está encendida y ella está ahí sentada en el piso cubierta por una manta con Fabi en sus piernas
— Hola – ella no me mira ni se mueve – Nena háblame
— Yo jamás podre ni siquiera cumplir tus deseos – me siento en el sillón que está detrás de ella
— Lo dejé Sam – no responde – escúchame, lo dejé hace mucho tiempo
— Siempre volverás a ella cuando lo necesites - se levanta – lo de hoy nunca tuvo que pasar, fue un error, no volverá a ocurrir, al final me iré
— Nena lo disfrutaste tanto como yo – su mirada es fría y dura— déjame arreglarlo
— Me violaste como vas a solucionar eso – aprieto mi puño a mi costado – eso te gusta y a mí no, el trato seguirá igual, cuando termine por fin podré encontrar un hombre que me ame.
Se va sin mirar atrás, ella realmente espera que yo la dejé ir, realmente no ve lo posesivo y protector que me vuelvo cuándo ella está.
Te voy a demostrar a Samantha Palacios que nunca volveré a buscar lo que Lorena me puede dar, pero, en cambio, siempre volveré a buscarla a ella donde sea cuando sea buscaré a mi pequeña esposa loca que solo sabe gritarme e insultarme.
Nunca te irás Samantha, siempre llevarás mi apellido y mi anillo en tu dedo.
Editado: 28.10.2024