Un contrato de amor

Capitulo 23

Samantha
La oficina es un desastre, botella vacías por todos lados, un olor nauseabundo, ropa tirada de mujer y de hombre desde las escaleras.
— Sam – Erik está en el medio de dos mujeres desnudas y ninguna es su mujer – puedo explicarlo
— La única explicación que me importa es ¿Por qué en la oficina?
— Me dijiste que no vendrías – levanto la ceja mirando alrededor— por favor déjame te lo explico
— Tendrías que explicármelo a mí – giro hacia las escaleras y ahí está su esposa - ¿Por qué?
— Amor, déjame me visto y hablamos – dice con autoridad – Sam hablamos luego.
Entro a mi oficina buscando con la vista unos expedientes, trabajaré en mi oficina en casa asta que esté lugar haya sido desinfectado perfectamente.
— Sam
— Manda a limpiar este lugar – hablo callándolo – cuando termines de solucionar tus problemas, llámame, hablaremos de esta sociedad
— Sam— niego.
Bajo las escaleras asta la calle donde me espera Luis para llevarme de nuevo al departamento, en una semana estaremos frente al juez en uno de los casos más importantes de nuestras carreras y no está resultado muy bueno para mí, entro a la casa y Lulú está limpiando la sala cuando me ve sonríe.
— Señora, le llegaron esas flores – miro la mesa del comedor que tiene en el medio un gran ramo de rosas.
— ¿Sabes quién la mando?— niega, camino y tomo el sobre que supongo que contiene una nota – Wilmer
— ¿Quién te mando esas flores ?– meto la nota rápida a mi cartera
— Uno de mis clientes – levanta la ceja y estira la mano - ¿Qué?
— La nota Samantha – suspiro y se la entrego— ese desgraciado que te desnuda con la mirada— ruedo los ojos – lo mataré
— Como sea, pero ni creas que seré tu abogada o te defenderé
Entro a mi cuarto y cierro con seguro, necesito concentrarme un poco para poder estudiar este caso a la perfección y no fracasar – niña Sam.
— Dime Lulú
— Le traigo un poco de comida – escucho un susurro – no ha comido desde anoche le hará mal
— Déjale a su jefe que prefiero morir
— Samantha, no juegues, tienes que comer – grita golpeando la puerta – habré o la tumbaré.
Ignoro el golpe y vuelvo a mirar el papel, levanto la cabeza y está parado en mi ventana— que mierda Palacios
— Habré la puerta la próxima – ruedo los ojos y abre la puerta para Lulú
— Te preparé el sándwich de pollo que te gusta – asiento – si necesitas algo llámame – mueve los ojos hacia el impaciente hombre que está atrás – permiso
Se va y vuelvo a mirar los papeles un poco distraídos, pero no me puedo concentrar - ¿Qué?
— Come – arrugó la nariz – espero que te lo comas todo y luego me voy
— No hace falta – trae la silla que está en la esquina del cuarto y se sienta enfrente mío – estás exagerando
— Estoy esperando Samantha— ruedo los ojos y tomo el sándwich dándole una mordida
— ¿feliz?
— Mucho – se deja caer en la silla cruzándose de brazos – continúa
— Déjame sola, Palacios.




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