Un contrato de amor

Capitulo 26

Voy directo a mi cuarto y busco información de su familia, Los Palacios fueron por muchas décadas una de las familias más adineradas del país— el hijo del político Lionel Palacios volvió para tomar el lugar de su padre ¿Estará a la altura?
Claro que lo estuvo, él construyó su propio imperio poniendo todo el peso sobre sus hombros – Sam – tocan la puerta - ¿Puedo pasar?
Miro mi computadora y la cierro – pasa.
— ¿olvídate está? – trae mi pequeña caja con mis regalos de cada cumpleaños
— Ya iba a guardarlo – tomo la caja – me entró una llamada importantes
— ¿No abriste mi caja? – niego – bien, quiere que la guarde
— Si gracias – él no dice nada más y sale del cuarto, por eso habrá regresado tan rápido por lo que podía encontrar al abrirla.
Julián Palacios
Miro mi caja fuerte y todo está como lo deje, no parece que la haya revisado – Nana – llamo desde la puerta
— Dime mi niño
— ¿Sam abrió mi caja?— niega - ¿Segura?
— No que yo sepa ¿Le preguntaste?
— Dijo que no.
— Entonces no lo hizo ¿Qué sucede?
— No quiero que se entere de mi pasado, necesito contárselo yo mismo
Cuando me di cuenta de que iba a abrir me preocupe mucho de que viera todo lo que tengo guardado de mi pasado, no quiero que piense que soy un maldito traidor o peor un monstruo que ella ve, él contendió de cada carpeta sería el final de todo.
Samantha
Días después.
03:00 AM
Estoy junto a la mesa del salón cuando escucho gritos provenir del piso de arriba se suponía que no ahí nadie, subo las escaleras con cautela escuchando ruidos bastante raros, entro al cuarto de palacios y ahí está dormido y muy inquieto – Julián— digo desde la esquina, pero él está dormido— oye— me acerco cuando vuelve a gritar— estoy aquí – abre los ojos y me mira por un momento no lo encuentro – soy Sam
— Sam – dice cayendo en la cama nuevamente – no te vayas, no me dejes solo – niego acariciando su brazo – estoy pedido.
— No lo estás – me siento junto a él y lo cubro con las sábanas, debería ser ilegal dormir de esta forma – estoy contigo tranquilo – tomo un poco de papel de la mesita que tengo a un lado y seco su frente
— Me duele, no puedo más – me abraza por la cintura y su cabeza descansa en mis piernas – no puedo más
— ¿Qué paso? Me puedes contar – él no responde y su respiración se vuelve más lenta, significa que se volvió a dormir, miro hacia la puerta y ahí está Lulú - ¿Es lo que estoy pensando?— ella asiente, pero no dice nada, nunca me pareció un hombre débil, pero creo que las apariencias engañan demasiado.
No volví a dormir, solo me quedé ahí acariciando su cabello asta que se hicieron las 6 y se movió, logré irme antes de que se despertara y me viera ahí.




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