— ¿De verdad?— parece pez fuera del agua sentando en el pasto mirando a todos lados.
— Sé que eres una figura importante, pero una cita es una cita y prometiste estar a la altura – se endereza y come su helado
— No soy un adolescente Sam – claro que no llama más la atención que uno
— Hoy lo eres – sonrió mordiendo mi helado – relájate solo una vez, no quiero cambiar mis planes para el fin
— Me dirás donde iremos – niego – puedo hacer trampa y sacártelo a la fuerza.
Lo veo mientras deja su helado a un lado y se tira encima de mí atacándome con cosquillas – no – grito riendo – por favor no – él sonríe, tomo su cara entre mis manos y dejo un sutil beso en sus labios – ya amor
— ¿Qué? – me muerdo la lengua – repítelo – niego —hazlo o no me detendré
— Bien – grite mientras se incorpora – amor, satisfecho – asiente con una gran sonrisa besándome
— ¿mi helado? – miro hacia todos lados y veo al ladrón a lo lejos – me robó mi helado
— Lo hizo – me levanto y camino asta el hermoso ladrón – hola bebe – acaricio su cabeza con cautela, pero retrocede asustado, miro hacia atrás y es Julián cruzado de brazos – lo asustas.
Pasamos una hora ganándonos la confianza de ese pequeño angelito tan hermoso y logramos traerlo a casa y darle un baño y luego Lulú lo llevo, al veterinario se enamoró de él y no lo soltó más.
— Hola – susurra besando mi hombro ¿Estás bien?
— Sí, solo estaba pensando un momento – me abraza por detrás y siento la tranquilidad que necesitaba – quiero ayuda a esos angelitos o a muchos al menos hacer una diferencia
— Lo aras, lo haremos y tienes mi apoyo— asiento apoyando mi cabeza en su pecho - ¿Tienes hambre?
— Podría comer – caminamos asta la cocina y me abre la silla para que me siente
— ¿Qué se le antoja a la mujer más hermosa? – entre cierro mis ojos, Lulú dijo que no era el mejor cocinero, no quiero despreciarlo pero tampoco morir intoxicada
— Sorpréndeme – asiente besándome rápido antes de empezar a sacar cosas de las gavetas, me reclamo los labios, no lleva demasiada ropa, me sorprende lo rápido que me acostumbro a su desnudes
— ¿Estás en la luna?
— Más o menos yo diría en el cielo – se carcajea, de alguna forma me encanta verlo alegre.
— O en el paraíso amor mío.— engreído – me cruzo de brazos - ¿Qué haces? Huele rico
—todo lo que hago es rico – abre el microondas, y saca un sándwich de queso- ¿Qué?
- Lulú no mentira verdad – miro el plato que pone ante mi y lo mira con satisfacción – no sabes hacer ni agua hervida
- si se, solo que mis talentos están en otros lados – me giña el ojo – cuando quieres te los muestro
- permíteme dudarlo – le doy un mordisco y sabe bien, no me matara al menos
- ¿ Que paso con Wilmer?- suspiro dejando mi sándwich en mi plato – no me vas a contar ¿ Porque está casi todo el tiempo pegado?
- trabajo Palacios – acomoda el pan y los aderezos – actualmente que me dejó Erik tengo doble trabajo en días empiezan el juicio del gobierno pasado y es todo muy estresante
- lo se cariño – toma mano y la besa – me gustaría ayudarte pero sabes mi posición
— lo sé, además con ser la esposa de Palacios, mis clientes confían más
- Confianza en ti por tu gran trabajo yo solo soy un intermediario.
Sonrío, él me trajo a varios clientes desde ese día y ayudó mucho concentrarme en otras cosas, pero mi caso principal es este y lo tengo que ganar, cuente lo que cueste, además de que necesito encontrar a más testigos, pero nadie quiere hablar.
— Mmm— digo dando el último bocado – tengo que irme – levanta la ceja y mira el reloj – es importante, nos vemos después
— Sam – dice saliendo conmigo de la cocina – es tarde, no es hora para que andes en la calle
— Necesito hacer algo
— Te acompaño – niego dejando un beso en su mejilla
— El gobernador no puede manchar sus manos ni involucrarse lo sabes, me llevo a Luis
— Sam, escúchame – Luis aparece a mi lado – cuídate mucho, con tu vida
— Si señor.
Editado: 28.10.2024