Un contrato de amor

Capitulo 34

Salimos de casa con Luis y le di la dirección de donde tenemos que ir, dijo que era una zona muy peligrosa y que pediría refuerzos, pero le dije que no tengo todo controlado y solo lo necesito a él.
— Busco a Brus – el hombre me mira de arriba abajo y luego habla con otro
— Pase – entro, pero lo detiene a Luis en la entrada – solo ella tú te quedas
— Señora
— Está bien Luis no me tardaré demasiado-entro a la casa, está casi a oscuras
— Abogada – giro hacia mi derecha y ahí está sentado con un cigarro en la mano – mi abogada favorita ¿En qué puedo ayudarla?
— — quiero saber dónde está la familia de la única sobreviviente — apaga su cigarro
— Eso no se lo puedo decir
— Me lo dirás a mí o los matarán antes de que logre demostrar quienes son los responsables y conseguí justicia
— Justicia – dice con gracias – usted solo quiere un premio más
— Brus, te ayudé, me lo debes – me apoyo en el marco de la puerta – déjame tener su testimonio
— Nadie nos garantiza que nada le pasara.
— Yo se los garantizo una vez que tu novia hablé yo los ayudaré a ser libres.

Él mira hacia el costado por un momento mientras toma una pluma y un papel, anota alto y me lo extiende – si algo le pasa iré tras su familia.

Salgo de la casa aguardado el papel en mi bolsillo, Luis me mira de arriba abajo mientras revisa para comprobar que no tengo ninguna herida – estoy bien.

Caminamos asta la camioneta y veo un auto negro al otro lado de la calle con dos ocupantes— señora ¿Está bien?
— Sí, vamos a casa – cuando sale de la zona miro el retrovisor y el auto nos sigue todavía – Luis— él me mira – necesito un favor enorme
— Lo que sea señora
— Palacios no se tiene que enterar – levanta la ceja – guardarás el secreto
— No puedo mentir si me pregunta le diré lo que pasa
— Nos siguen – mira el retrovisor – es por el caso que tome – toma su teléfono y empieza a hablar
— Agáchese no sabemos qué puedan hacer – tomo el papel que me dio Brus memorizo la dirección y lo rompo pasadizo por pasadizo.
Mi marido va a matarme si es que no me metan antes por meterme en este lío, pero el hambre de hacer justicia es más grande que yo, cuando entramos al edificio veo más hombres de lo normal y un Palacio esperando ahí abajo
— ¿qué te dije?— Grita golpeando el capo de la camioneta - ¿En qué estabas pensando
— No es mi culpa – me cruzo de brazos— quieren algo que no tengo
— ¿Qué es eso?
— Una dirección de los testigos visuales más importante.
— ¿Por qué no me lo dijiste?—
— No lo conseguí que te hace pensar que tú sí – camino hacia el ascensor – Palo – llamo mientras los demás hablan, ella y yo hablamos y estamos en paz – consígueme la tarjeta que tiene Luis – me mira con los ojos muy abiertos— nos vemos en la puerta después que todos se duerman
— ¿Segura? – asiento ella tiene la misma hambre de justicia que yo.
Paso el resto de la noche escuchando a Palacios regañarme y decirme que dejaré ese caso, pudo salirse todo de control hoy y no iba a poder hacer nada para salvarme, me enojo o bueno, lo inventó y me voy sola a mi cuarto.
— Niña – Lulú entra y miro la hora falta media hora – Luis está en su lugar
— Puedes distraerlo – asiente – gracias te quiero – dejo un beso en su mejilla
— Cuídate, no te metas en más problemas – niego ¿Estás segura de que no quieres llevar más gente?
— Con Palo es suficiente no pasara nada .

Ella sale y llama a Luis, aprovecho el momento que no ahí nadie alrededor para bajar hacia la oficina, en la puerta de las escaleras me espera palo - ¿lista? – asiente abriendo la puerta
— Debemos volver antes de que se den cuenta – parece que fuéramos dos niñas escapando para ir a fiesta, se siente tan bien no seguir las reglas siempre fui una joven muy bien portada.




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