Todos los días sueño lo mismo, la misma historia, el mismo final, la misma culpable. Dejo salir un suspiro, me levanto de la cama, me ducho, me cepillo los dientes, la misma rutina de todas las mañanas. Salgo, me pongo un pantalón, y una blusa. Me maquillo un poco, dejo mi cabello suelto, bajo las escaleras y me encuentro a mi nana en la cocina.
-Que tenemos hoy en su menú, señora—pregunto.
-Señorita, hoy tenemos unos deliciosos waffles, ensalada de frutas acompañado con un delicioso café.
-Todo en tu menú es delicioso—dije y me acerco para abrazarla.
-Ya, se te va a arrugar la ropa—en ese momento la solté, no quería llegar a la empresa así—siéntate que ya te voy a servir—solo asentí y me senté en la mesa, comí y miré mi reloj, ya se me hacía tarde, me despedí de mi nana, cogí las llaves de mi coche y salí.
Conducía por las calles, cuando en ese momento recibo una llamada, respondí inmediatamente.
-Alo—respondí, sin ver quien era.
- ¿Dónde estás? —dijo aquella voz que hacia estremecer mi cuerpo.
-Estoy dirigiéndome a la empresa—respondí lo más rápido posible para tratar de terminar esta conversación.
-Necesito que vengas a la casa—hay no, ahora que quiere.
- ¿A la mansión? —pregunte dando la vuelta al auto.
-Sí, ahora—dijo con su típico tono frió.
-Para qu...--colgó la llamada.
Mi 'mama' es muy fría y extraña conmigo, siempre creyó que yo fui la culpable de aquel terrible incidente, nunca me creyó cuando le dije que yo no fui. Es muy distante conmigo, nunca me presta atención, así que esta conversación se me hace muy rara. Solo me llama cuando me va a hacer algo malo.
Desconfío en ir, pero debo enfrentar mis 'miedos'. Estacione el carro al frente de la mansión, baje de este y camine hacia la entrada, toque el timbre y allí estaba ella.
-Pasa—dijo con una voz fría. Suspiré y di unos pasos—te vas a casar—abrí mis ojos.
- ¿Qué? —pregunte incrédula.
-Que no me oíste, te vas a casar—abrí mi boca y la cerré inmediatamente, era incapaz de soltar una palabra.
-No...ahora si te volviste loca—sentí mi mejilla arder, me había pegado una cachetada.
-¡¡Cállate insolente¡¡—por intuición lleve mi mano a mi mejilla
- ¡Como te atreves¡¡No tienes derecho a meterte en mi vida ¡—grite reprochándole por lo que había hecho.
-¡¡Pues ya está hecho te casaras en dos meses¡¡--comencé a llorar y salí de la casa dejando a mi 'mama' con la palabra en la boca.
-Esto no puede ser cierto, creí que esto solo pasaba en los cuento y telenovelas—las lágrimas no paraban de salir de mis ojos—pero hay una forma de poder terminar con esto—me metí al coche, llamé a mi mejor amiga, Karen.
-Hola—respondió al otro lado de la línea.
-Te quiero—dije con sinceridad—ya no aguanto pasar esto todos los días.
-Thais... ¿Qué piensas hacer? —hablo con preocupación.
-A terminar con todo esto—ya estaba llegando a mi destino.
- ¿En dónde estás? —dijo.
-En el edificio donde nos conocimos.
-Ya voy para allá, espérame—comenzó a llorar—estoy llamando a Justin—tire el teléfono al asiento de copiloto.
Llegue y baje del auto, me dirigí a la entrada. Subí al ascensor y presione el botón del último piso, hoy acabaría con esta pesadilla...
Salí del ascensor. Camine hacia la cornisa de la terraza.
-Perdóname, yo quiero que todo esto acabe rápido—hable al cielo—Alex no soy lo suficientemente valiente como para enfrentar esto sola—llore otra vez—solo quiero que esto acabe rápido, para poder estar en paz—limpie mis lágrimas—porque me dejaste sola ah—subí a la cornisa del edificio—al fin voy a poder estar en paz—levante mis brazos decidida a lanzarme—te quiero, nunca pero nunca lo olvides.
-¡¡Thais no lo hagas¡¡
-Al fin voy a poder reunirme contigo hermano—termine la frase y...salte. Unos brazos detuvieron mi caída, salía sangre de mi cabeza. Justin mi héroe.
-Thais quédate—vi a Karen pegar un grito.
-Sabes...al fin lo voy a poder ver...después de tantos años—mis ojos se iban cerrando.
-¡¡Thais¡¡--movía mi cabeza.
-Nunca lo olvides...te quiero—cerré mis ojos por completo.
Si llegaste hasta aquí, te invito a leer la siguiente parte.
Beshos y abrashos a la distancia