El amor no puede estar llegando, al menos no con Jin.
-Sabes tengo un apodo para ti—dijo separándose—te voy a llamar ‘Pecas’
- ¿Por qué Pecas? —pregunte.
-Porque tienes pecas, aunque no se noten, tienes pecas—lo mire inédita—no me crees, quieres que te lo demuestre otra vez.
-NO, no quiero… gracias por la oferta.
-No es oferta.
-Oye sígueme contando más chistes—reprocho Lisa, detrás de Jin.
-Pequeña—dijo Jin y se acercó a Lisa—ya debes dormir, además es muy tarde—me miro—y creo que otra persona también debe hacerlo.
- ¿Estás hablando de mí?
-No fíjate, de la mula de atrás—mire a atrás y estaba una señora escuchando todo lo que dijo Jin—Oh…lo siento mucho—sonreí. El que ríe ultimo ríe mejor. La señora se levantó de su asiento y se dirigió a Jin.
-Mira muchacho YO no soy una mula—cogió a Jin por la oreja—esto es para que aprendas a respetar a tus mayores—Jin solo le reprochaba que lo había dicho por error y no quería insultarla. La señora lo único que hacia es seguir jalándole la oreja.
(…)
Tenía sueño y las ganas de reírme me todavía acechaban. Jin y la señora a la que le dijo ‘mula’ hasta este momento siguen discutiendo. He hecho algunos descubrimientos, por ejemplo, que la señora es la mama de Lisa. Y otro, que Jin sí que es una mula.
Ahora estoy sentada en el sillón, comiendo los dulces a escondidas de los doctores, como se me pudo olvidar que aquí no permiten dulces. Eres una tonta Thais.
Pasaron los minutos y la discusión no terminaba. La mama de Lisa y Jin fueron echados del hospital, Lisa fue llevada a su habitación y yo…yo me quede sola.
Me levante del sillón y salí del hospital a tomar aire fresco, bote las bolsas de los dulces a la basura. Mi piel se erizo por el frió del viento, estaba temblando y creo que voy a tener un resfriado. Sentí como alguien puso algo cálido sobre mis brazos y espalda.
-No te vayas a resfriar—dijo casi en un susurro cerca de mi oído. Me asuste y lo mire—te asustaste—negué con la cabeza—tienes frió—asentí con la misma—te voy a llevar a mi casa. Me abrazo y la calidez de su cuerpo me envolvió, intenté separarme, pero no pude. Él tiene más fuerza que yo.
-Déjame—dije y seguía intentado zafarme—por favor—el me dejo—que me miras.
-Dime algo, tienes frió o quieres que te siga abrazando—negué con la cabeza, el me cogió de los hombros y me puso al frente suyo. Al principio creí que no iba a hacer nada, pero me tomo por sorpresa. Ataco desesperadamente mis labios y yo me quede incrédula—te amo, siempre me has gustado—dijo sobre mis labios.
-Yo…
-¡¡Despierta¡¡ —Jin me tomo por los brazos y me movía desesperadamente—eres una dormilona, estabas soñando con alguien o que—esperen todo fue un sueño—estas sudando y todavía tienes la ropa mojada—en ese momento un escalofrió recorrió mi cuerpo—estas temblando y si lo preguntas Lisa y la señora ya se fueron. Tú te quedaste dormida en el sillón y yo te levante—sonrió dejándome ver sus hermosos dientes, me quede embobada viendo esa sonrisa tallada por los mismos Dioses— ¿tengo algo? —pregunto Jin.
-No tienes nada—dije poniéndome de pie, un escalofrió recorrió mi cuerpo. Di un suspiro, que frió hacia—ya vámonos—Jin me paro cuando empecé a caminar—oye, pero…—me dio un abrazo—oye—repliqué. No sé por qué no hice nada, lo único que sabía era que su abrazo era cálido. Lo compararía con el abrazo de un oso de peluche.
-Shhh—dijo cerca de mi oído, otra vez un escalofrió recorrió mi cuerpo. Vi a una persona observarnos, lo más curioso fue que estaba vestida de negro. Cuando me vio, se puso nerviosa y salió del hospital. Como pueden permitirles la entrada a personas así—ya no tienes frió—dijo en mi oído. Asentí suavemente con la cabeza, su aroma era algo irreal, me separé delicadamente de él. Jin tomo mis manos, que estaban frías como el hielo—ya debemos irnos—lo mire y mi vista se posó en sus hombros. Una sombra recorrió paso por arriba de estos. Mire a aquella espeluznante persona, la misma que nos estaba observando antes. Mi corazón empezó a latir a mil por hora, mil preguntas pasaron por mi cabeza.
-Jin…—mire a Jin directamente, iba a decirle—oye…—gire mi cabeza hacia el lugar donde había visto la sombra que ya no estaba.
- ¿qué pasa? —pregunto delicadamente, no sé, pero siento que me estoy enamorando. Quite sus manos velozmente—que…
-Vámonos—mi respiración era cortada, entre en un estado de pánico. Trague en seco—siento que me observan—el me miro inédito.
- Vámonos rápido—no me moví—Thais muévete—empecé a caminar y Jin me agarro de la mano. Tal vez para transmitirme confianza, no lo sé.
(…)
Jin conducía por las calles vacías de España, lo mire y el me dedico una sonrisa fingida. Aunque quiera demostrarme que está bien, sé que se siente igual que yo.
Cuando salimos del hospital, todavía tenía la inseguridad. Me estaban siguiendo, sé que soy una figura pública así que ya debo estar acostumbrada a esto, pero no. Nunca antes me habían seguido así. En este momento estamos intentando perder a un auto, la misma persona nos persigue. Suspire.
-Ya estamos llegando a mi casa—dijo Jin, mientras conducía el auto—no te preocupes.
-Nunca antes me habían seguido así, espero que sea la primera y la última vez que me pase esto—Jin estaciono el auto y bajo inmediatamente de esta, rodeo el auto y abrió mi puerta.
-Llegamos bella dama—esas palabras hicieron que mi corazón explotara, como puede hacer eso. Baje del auto y entramos a la casa, mire para atrás con inseguridad y lo vi. Todavía nos observaba. Jin tomo mi mano y la beso—no tengas miedo, mientras yo este contigo nada malo te va a pasar—mi instinto me hizo abrazarlo, estaba segura de que no debía tener miedo mientras estaba con el—Pecas mírame—lo mire y el…me beso. Los sueños si se hacen realidad.
Holis, perdón por el retraso. He tenido muchas tareas y pss bueno, me da pereza escribir. Pero ya las termine y les traeré de regreso al libro.