Un corazón con rosas y espinas

Momento tres

Hoy nuevamente quiero comentarles algo que escuche; lamento no te salude, es que de verdad me siento un poco conmocionado por lo que escuche.

No sabría cómo describirlo, es que de verdad todavía me tiene con el corazón en la boca; estoy sentada en la ventana y siento una profunda tristeza por lo que vi.

Hoy fui a visitar a alguien; hace mucho no lo hacía y me llena de valor pensar en que esta persona estaría pensando de mí, porque cambié un poco desde la última vez que le vi.

Mi corazón se sentía un poco pesado, pero a pesar de todo me sentía tranquilo por lo que fui allí camine entre los pasillos, que el sol estuviera brillando me dio calma, compre flores afuera antes de entrar eran unas gardenias, pues eran sus favoritas, me senté dejándole las flores y no pude decir mucho, solo le pregunte como estaba y bueno no recibí respuesta, así que limpie un poco el lugar y me senté sin decir más solo haciéndole compañía y solo cerré los ojos para descansar eso me hizo sentir mejor al recordar que no tendría respuesta, no me pude evitar sentir triste al recordar que ya nunca la tendría pensar que quise decir tantas cosas pero ya no tendría importancia si las decía en voz alta o no me hizo pensar un poco en como hubiera querido que fuera y creo que a todos de cierta manera nos pasa.

Pero eso no era lo que te quería comentar; lo que de verdad te quería decir fue lo que escuché una vez estuve en ese lugar.

Estaba en un pequeño momento con estos pensamientos hacia esta persona cuando escuché una suave voz detrás. Era profunda, suave y melodiosa, de esas que te hacen querer escucharlas por mucho tiempo, pero no sé si se logró trasmitirles lo que me hizo sentir, pero daré mi mayor esfuerzo.

Detrás de mí se comenzó a escuchar la vos, que si bien me hizo saber que había alguien detrás de mí, no le tomé importancia porque muchas personas venían, aunque justo ahora estaba con muy pocas personas.

—Hoy me estás dejando otra vez… Todavía siento que te estoy diciendo adiós, esperando que tal vez mejore; cierro los ojos, pero cuando abro los ojos todo sigue estando igual; nada ha cambiado; me siento como un niño esperando que la pesadilla termine y que estés en mis brazos sonriendo.

—Quiero llorar para que me veas, pero ni siquiera eso se me hace fácil si no estás a mi lado —se escuchó como dejó las flores en el suelo.

—Sabes que no hay una pieza de ruptura para mí —una risa seca salió de sus labios—, una que pueda esconder lo que siento cuando hablo, quiero decir que me está quemando… Pero tal vez este tipo de ruptura no existe.

—Siento que algo está roto cuando veo a la gente reír y llorar; solo tengo la mirada en blanco —escuché como se sentó y pude escuchar una botella ser destapada—. Tal vez tenía demasiada confianza, sabes, ya que ni siquiera intenté aferrarme a ti, pensando que siempre estarías aquí para mí, pensando en que nunca te irías de mi lado.

—Me acuerdo de cómo decías que te gustaba mi voz; te cantaría una canción, pero ¿existe una canción para esto? Si seguramente tú sabrías alguna o la inventarías, no existe una que oculte mis sentimientos mientras canto. No existe o por lo menos no la he encontrado; siempre termino con los ojos llenos de lágrimas y la habitación destrozada.

—Quiero decir cómo esto me está matando, pero estoy seguro de que este tipo de ruptura ya no existe en este mundo —escuché cómo su voz se fue quebrando y estoy tan segura que escuché sus lágrimas caer—. No hay otra persona para mí.

—No puedo ser tan honesto como lo fui contigo —no pude evitar imaginar cómo se veía, pero no quería interrumpir su momento, por lo que me quedé así cerrando los ojos, imaginando un poco hasta volver a escuchar su voz que se había quedado en un silencio por un momento—. Por mucho que golpee algo, no duele tanto como no duele más que tu nombre.

Pasé un momento más así y sentí cómo se comenzó a ir allí. Volteé nada más para ver la espalda de su traje. Era alguien alto; el traje era de color negro con unas rosas al final.

Pero eso no era lo importante; creo que lo importante aquí es que amemos, no tengamos arrepentimientos de lo que no hicimos, digamos a las personas lo importante que son para nosotros o esperemos que se vayan para ir a hablar con el silencio de la nada.

De usted se despide con muchos abrazos su querida Rox Darcy.




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