Mientras Michael dormía a mi lado, analizaba el rumbo que había tomado mi vida en estas semanas, por suerte hoy era sábado, día libre de oficina, podía estar en casa todo el día mientras veía alguna película básica.
Michael tenía sujetada mi cintura y yo solo pensaba en cómo salir de aquí sin despertarlo. Me encontraba demasiado avergonzada respecto a los hechos de la noche anterior, así que solo planeaba huir y el lunes por la mañana lidiar con la consecuencia de mi acción. O no, esa no era opción, esta noche lo vería de nuevo en la celebración.
Me zafe de su agarre y corrí por mi ropa, aún era de madrugada tome un taxi a casa. La entrada del sol deslumbraba a través de los enormes edificios de Manhattan, para ser una hora temprana ya había bastantes automóviles en circulación.
Al llegar a casa tome un baño, mientras me duchaba pensaba en como afrontaría a Michael y como reaccionaria el, al despertar y ver que me había ido.
¿Porque caí de esa manera? jamás había sido tan débil, pero cuando Michael estaba cerca, mi razón se bloqueaba, todo perdido el sentido y el único camino eran sus brazos.
Esta noche era el desfile de la empresa, dudaba en asistir, pero era obligatorio para el personal.
Tomé un vestido de coctel corto, y me consentí ese día por la tarde, quería estar radiante para la noche.
Mi teléfono sonó, era Michael, no le respondería. Aun no estaba lista, pero esta noche lo vería durante el desfile, rogaba a los cielos que todo saliera bien.
También tenía llamadas perdidas de David, supongo que se preocupó al no verme salir de la oficina, le envíe un texto rápido explicándole que tuve un percance y me retire antes, claro sin entrar en detalles.
Michael también enviar un texto, decía "Mariane, debemos hablar nuestra situación, si me permites, me gustaría pasar por ti esta noche antes del desfile, para aclarar las cosas, espero una respuesta de tu parte, buen día".
Suspire, esto no se podía posponer de ninguna manera, así que envió un "Está bien, te veo más tarde".
Me arregle, el vestido era ceñido con pliegues a los costados, en un tono azul Marino que resaltaba la palidez de mi piel, mi maquillaje no era cargado más bien simple y bonito. Mis mejillas rosadas junto a mis labios carmesí. Me veía hermosa.
Tome mi bolso y salir de casa, era hora de afrontarlo todo.
Y ahí estaba el, lucía un esmoquin negro y sostenía un ramo de rosas rojas, me las tendió dedicándome su sonrisa de comercial. Él sabía cómo me gustaba esa sonrisa. Acepte su ramo, mirándolo con timidez, claro, ahora si decides ser tímida que ironía.
Decidí romper el hielo con una duda que me llenaba la cabeza
—Disculpa Michael, sabes si ¿el Sr. Wilson estará en el evento?
Me miro extrañado, ya que en ninguna ocasión había mostrado interés sobre el dueño de la compañía.
—Bueno esperamos que haga acto de presencia, pero por lo general envía a su asistente en representación.
Vaya que alivio. Ese ya era un problema menos, solo debía escabullirme de Amber y todo estaría bien.
No tenía idea de a donde se dirigía, hasta que vi las luces de Central Park, ambos nos sentamos frente al gran lago Reservoir, la vista era espectacular.
El silencio reinaba entre los dos, había unas cuantas familias a lo lejos cada uno disfrutando sus momentos. Tenía mi atención en ellos, hasta que el decidió hablar.
—Antes que nada, no soy la clase de encargado que se aprovecha de sus empleadas, jamás quise dar esa impresión.
—No Michael en absoluto, siempre te has comportado con respeto hacia mí.
—Bueno, me alegra escuchar eso, pero admito que desde la noche en que nos conocimos, capturaste toda mi atención, por tonto no te pedí tu número, pero llámalo casualidad o destino, entraste un día a mi oficina, hermosa y deslumbrante, me dije ese día que dejaría todo fluir, si había posibilidad de ser más que tu jefe la aprovecharía. Ayer fue una de las mejores noches de mi vida, cuando desperté y no estabas, sentí miedo, no quería que eso arruinara nuestra relación, por eso estoy aquí hoy, para pedirte que salgas conmigo, tú no eres solo una noche para mí, en poco tiempo te has convertido en una de mis prioridades. Entonces qué me dices ¿saldrías conmigo?
—Yo... no sé qué decir, esto es muy repentino para mi
Mi corazón no dejaba de latir, cada una de las palabras de Michael se quedarían en mi memoria por siempre, mi corazón me decía sin dudar un sí, pero estaba esa inseguridad, no quería descuidar mi meta laboral por iniciar un romance, pero tenía la corazonada de que Michael era uno en un millón, y realmente no quería dejarlo ir.
Podía ver la mirada caída de Michael al ver que dudaba en responder, así que tome su rostro le sonreí y lo bese.
El me respondió el beso enseguida, mientras tomaba mi rostro para acercarme aún más, en mi mente pasaban cortos de la noche de ayer, la temperatura de mi cuerpo se elevaba conforme pasaban los segundos, no quería alejarme de él, pero debía expresar mis sentimientos también
—Michael, gracias, por todo el apoyo que me has brindado, desde que llegaste a mi vida, esta se ha llenado de maravillosos colores, antes de ti, estaba sola, pero ahora sé que hay alguien que se siente feliz por tenerme a su lado. Gracias a ti he descubierto una parte de mí que desconocía, estoy ansiosa por todas las aventuras que me esperan a tu lado. Así que, claro que saldría contigo.
Sus ojos brillaban, mi estómago me provocaba nauseas por toda la emoción acumulada, estoy segura de que esta noche nada saldrá mal.
Mientras regresábamos al auto, Michael se aferraba a mi mano, no podía creer que esto fuera real. La única relación que tuve en mi vida había resultado horrible, ni siquiera quería recordarlo
Pero la vida me estaba dando este precioso regalo, un regalo que quiero atesorar por siempre.