—La verdad es que ¡Estoy enamorado de ti!
Mi hermana no tuvo tiempo de procesar la confesión de David, debido a mi inesperada entrada.
— ¿Que significa todo esto?
—Maldición
Podía ver como Amber se ponía pálida y me observaba asustada.
— ¿No piensan decir nada?
— ¿cuánto tiempo llevas ahí?
— El suficiente, el suficiente como para escuchar que me han estado engañando todo este tiempo. Amber sé que somos muy diferentes, en todo, pero, aun así, somos hermanas, cuando has necesitado mi ayuda te la he dado, ¿cómo puedes traicionarme de esta manera?
—No es lo que parece, escúchame por favor, Mariane.
Podía ver la angustia en su rostro, seguro porque su actuación había sido descubierta.
—Habla. Dije con amargura.
—Papá quería que contrajeras matrimonio con David, porque la fusión de las acciones sería de gran beneficio. Sabes que nuestras familias han sido amigas durante años.
—No creo que esa sea la única razón...
—Bueno sabes que papá es un machista de primera, incluso conmigo, él quería nombrar a David el nuevo director general de las industrias Wilson, por eso quería que te casaras con él, para que le cedieras tu derecho a través del matrimonio.
Mire a David con odio, no podía creer que el fuera así de ambicioso.
—Así que como él sabía que era mi mejor amigo, me insistió a presentarlos para que te enamoraras de él y su matrimonio sucediera de forma natural.
— ¿y tú como te beneficias de eso?
Ella hizo una mueca avergonzada de lo que respondería.
—Dijo que si no lo conseguí nos echaría a ambas a la calle.
— Eso no importa Amber, podríamos haber planeado algo ¡¡juntas!! Estas estudiando derecho, conoces la ley, sabes cómo protegerte de situaciones así, incluso yo lo sé.
—Yo...Perdóname Mariane, nuestro padre siempre me ha atemorizado cuando se trata de negocios, se convierte en una persona sin escrúpulos, no sabía cómo manejar la situación así que acepte ayudarlo.
Me miraba con suplica, no podía sentir compasión por ella, estaba dispuesta a venderme para ella seguir viviendo de la comodidad de nuestro padre, sin vergüenza.
—No sé cómo tomar todo esto, me voy a ir con Michael unos días, cuando regrese, no quiero verte aquí.
—Y tu mejor no digas nada. Señale a David notando la intención de hablar.
Tome rápido las cosas básicas que necesitaba e incluso prendas bonitas por si me quedaba más tiempo de lo esperado. Las lágrimas continuaban cayendo por mi rostro, ya no me sentía humillada, solo decepcionada de la sucia jugada que me habían hecho.
Ni siquiera los mire cuando salí, baje rápido limpiando mi rostro con las manos, estaba hecha un desastre.
Michael me miro preocupado, pero se quedó en silencio y simplemente me abrazo. Sus brazos eran mi refugio después de esta catástrofe, solo él lograba transmitirme paz en el peor momento. Aspire su aroma, madera y cítricos, me embriagaba en él, ese aroma extrañamente me hacía sentir en casa.
—Gracias Michael.
Me observo con sus brillantes ojos. Y lo bese, primero lento y después voraz, tantee mi lengua en su labio inferior como pidiendo permiso, Michael la recibió gratamente y poso sus manos con firmeza sobre mi cintura, mientras yo tironeaba un poco de su cabello. En este momento él era lo único que necesitaba.
Nos alejamos de apoco, con respiraciones agitadas, labios rojos y una sonrisa de complicidad.
Ninguno hablo, simplemente abrió mi puerta y arranco el auto, en el camino un pensamiento fue inevitable para mí.
Quizás mi padre me había quitado los beneficios económicos para orillarme a ser más cercana a David, el cual me ayudo en algún momento, pero él no contaba con la aparición de Michael.
Si no fuese por este hombre tal vez, solo tal vez estaría con los preparativos de mi boda. Ahora más que nunca creo en el destino recuerdo esa frase “El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos lo que jugamos". Mi padre intento ganar mi jugada, pero estaba segura de que ahora, después y en otras vidas, siempre apostaría por Michael. Él era mi destino.
Esa noche no quería pensar en lo sucedido, solo quería aferrarme a Michael. Sentir la calidez de sus manos, como nuestros cuerpos parecían encajar a la perfección. Era lo que necesitaba y que llego a mi sin buscarlo.
Mi cuerpo temblaba debajo del suyo con el roce de sus manos mientras sentía sus labios recorrer cada centímetro de mi piel, esa noche le entregue todo de mí a Michael. Incluso las partes rotas, ya no quería ocultarle la verdad, se lo diría pronto.
Que soy hija de Liam Wilson, deseaba que no me odiara por mentirle, pero sé cuánto le desagradan a Michael las personas que, expresado en sus palabras "nacieron en cuna de oro" pero vaya que mi caso ni se acercaba a eso.
Por la mañana Michael se había marchado, en la mesa al lado de la cama había una nota "Buenos días, cariño, decidí darte el día libre, descansa y no te preocupes por nada, yo estaré a tu lado para solucionar lo que sea. Te ama, Michael".
Salí de la cama con pereza, eran las diez con treinta minutos, hice mi camino hacia la ducha, miré mi reflejo en el espejo, mi cara era un desastre, dios Michael me vio así toda la noche. De inmediato mis mejillas se calentaron, Michael, la noche de ayer supero cualquier otra que habíamos compartido.
Ese día vi mis películas favoritas, fui al salón, arreglé mi cabello y uñas, por último, hice una parada en la tienda de lencería. También compre algunas cosas para cocinar, estaba en deuda con Michael, había llenado mi vida con todo su amor, merecía que le devolviera el doble.
Cuando Michael llego a casa, se veía cansado, pero al ver la sorpresa que le prepare su rostro se ilumino.
— Cariño no debías preparar todo esto
—Es lo menos que te mereces.
Me acerque a su lado y lo bese con ternura.