El cielo se ensombrecía, esto indicaba la llegada del ocaso, y acompañándolo viene una fría brisa.
El equipo, acompañados del diplomático y Don olivo, quien iba tristemente sobrio en el asiento de atrás del auto, estaba custodiado de lado y lado por Eric y un soldado asignado de guardaespaldas. Tras ellos otros dos autos militares los acompañaban, seguían el rastro de quien supuestamente podría saber el paradero de Merchant u otra víctima del accidente.
—¿En serio vamos a confiar en este ebrio?—preguntó Logan dirigiéndose a Victoria mientras conducía.
—Ebrio o no, el dice saber el paradero de Merchant.
—Sí, y también pensó que veníamos a cobrarle los impuestos.—replicó Logan haciendo una mueca.—¿No podíamos secuestrar a alguien mejor? que tal el cantinero.
—No está secuestrado, vino por su propia cuenta.—dijo Victoria.
—Si a "por su cuenta" te refieres a que lo amenazamos con un revólver por espalda...si, podría decirse que vino por su propia voluntad.
El equipo siguió el camino que Don Olivo les había indicado, siguieron por al menos unos minutos hasta que a lo lejos por fin podían ver algo, los potentes faros del automóvil iluminaban lo que parecía la parte trasera de una carreta de madera.
—¡Ahí están, son ellos!—Dijo Don olivo señalando con el dedo.
Logan aceleró el vehículo, el motor rugía y estaban cada vez más cerca de aquella carreta, las luces iluminaban todo el camino con su resplandor, cuando en un abrir y cerrar de ojos, el vehículo que perseguían se desvió abruptamente fuera del camino hacia el bosque. De esa forma, entre la oscuridad de aquel frondoso bosque, perdieron de vista todo rastro de su objetivo.
Ante el inesperado acontecimiento el equipo decidió seguirlos a lo profundo del bosque, ya estaban cerca, por el suelo se notaban pedazos de madera y otros objetos sueltos, no podían estar lejos. Después de un tiempo, en un punto más o menos profundo en el bosque decidieron seguir a pie, por los árboles que les hacían más difícil seguir en auto.
—Oye militante, dame un trago.—Dijo Don olivo dirigiéndose a Eric.
—Callese indigente, no estamos ni en una cantina, ni club, ni bar personal; ¿le quedó claro?.
—A quién llamas indigente niño, yo estuve en guerras más fieras de las que tu estarás nunca.
—¿si?, ¿que acaso es la hora de escuchar las fábulas del viejo ebrio?.
—¡¿Fábulas?!—Dijo Don olivo mientras sacaba una cruz de metal que tenía atada al cuello dentro de su camisa.—¿Esto te parece una fábula niño? —Dijo Don olivo mostrando su medalla.
Eric observó con detenimiento y curiosidad la medalla.—Dios mío...no puede ser—La respiración de Eric se empezó a agitar, con un gesto de preocupación en su rostro miró de reojo a Don olivo, y sacando su revólver lo apuntó a la cabeza de Don olivo.
Ante la escena todos los presentes desenfundaron sus armas y apuntaron hacía Eric, que sin voltear sostenía su arma frente a Don olivo, quien soltó una risa nerviosa.
—¡Baja el arma Eric!, no puedes dispararle a un civil.—Dijo Victoria con el cañón de su arma apuntando al pecho de Eric.
Eric le arrebató la medalla de las manos a Don olivo y la lanzó hacia Victoria.—Ahí lo tienes, este hombre es un partisano, de la guerra industrial, no podemos arriesgarnos a que siga con vida.
—Si, si, ¿y que vas a hacer ahora soldadito?, Rápido que ya casi es hora del té.—Dijo Don olivo en tono de burla.
—Señor Eric, no mate a ese hombre, es una orden—Dijo charles que observaba tranquilamente.
Eric estuvo completamente quieto durante un minuto, cuando reaccionó, con fuerza y agresividad le propinó un golpe en la cabeza a Don olivo con la empuñadura del revólver.
Con un golpe seco el hombre cayó noqueado en el suelo Don olivo derramaba un poco de sangre.—Usted tendrá que cargarlo ahora—Dijo charles sin mostrar expresión alguna en su rostro. Eric llevó al ahora inconsciente Don olivo sobre sus hombros, el peso hacia que Eric camine con dificultad.
El resto de la caminata estuvo llena de tensión de por medio, debido a la escena impactante que se había dado minutos atrás, todos tenían un sentimiento de incomodidad, excepto charles, quien rebosaba de un sentimiento de inquietante tranquilidad y normalidad, como si aquel acto de violencia no fuera más que un espectáculo.
El equipo ya estaba próximo a llegar a su destino, entre los árboles y la oscuridad en la noche escucharon unos gritos a lo lejos, "¡Merchant!, ¡Merchant!". Ahora con la certeza de que había alguien cerca, el equipo apresuró la marcha.
Con linternas encendidas se acercaban al origen de aquel sonido que los condujo a una pequeña choza deteriorada, a las puertas de esta se encontraba un animal de carga y un hombre encapuchado tirado en el suelo.
Eric dejaba a Don olivo acostado en el suelo, cuando escucharon al encapuchado gritar "¡Merchant,Corre!", un segundo hombre apareció, subiendo al encapuchado a la mula trataron de escapar, pero una rafaga de balas los detuvo. Logan disparó al encapuchado que cayó de la mula, mientras el otro trataba de asistirlo.
Eric le apuntaba a la cabeza al segundo hombre con su revólver pero el arma fue desviada del objetivo, Victoria se aferró a las mano con la que Eric sostiene el revólver, mientras Eric luchaba por apuntar de nuevo al objetivo, un disparo impactó en el flanco derecho del abdomen del segundo hombre, provocando que cayera al suelo con su compañero.
—¡Yo no disparé, no fui yo!—exclamaba Eric, mientras Victoria desenfundó su revólver y se dirigió apuntando al pecho de Eric.
—¡Quién disparó, quién fue el infeliz!—Decía Victoria lamentándose, apuntando a sus compañeros hasta oír una confesión.
—Victoria, cálmate, sé razonable...
—Eric, de verdad, ¿tu me estas diciendo que sea razonable?—Victoria apuntó de nuevo a Eric.—Tu...tu eres el menos apto para decir eso, todo este tiempo estuviste involucrado en conflictos, desde el principio, no, desde antes de iniciar la misión, haces las cosas más difíciles de lo que deberían ser, traté de ser tolerante pero...ya no puedo... ¡Eres un estorbo!—Victoria apuntó al corazón de Eric.