¿No les a pasado que esperan un día que será grandioso, un día glorioso, el día que has estado esperando con un gran anhelo pero tarda demasiado para que llegue ese día?.
Pues a mi si...
Es que solo faltan dos días para que llegue Alessio, para que lo vuelva a ver. ¡Solo dos días! Se a hecho una eternidad toda esta semana, necesito que avance, que..., no sé, ruede el día y que llegue el momento. ¿No puede volar el día de hoy y el de mañana?.
Le he pedido al rey que me deje dormir en la habitación de Alessio, me a dicho que si pero que siga con mis labores asi que ahorita me preparo para desayunar con todas las gatas... digo, con todas las víboras. Lástima por la pelirroja, le tienen tanto coraje, tanta envidia que ya andan los rumores de que traicionó a la corona, lo mejor es que el rey aún no se entera, espero que el desayuno se ponga interesante y que el rey se entere, no haré nada, solo esperaré.
Camino hacia el ropero pues ahí he metido el vestido que me pondré para hoy, abro las puertas y tomo el cambio de un azul marino con crema y diseños conbinado entre sí, luego me pongo el collar pequeña y con una piedra azul brillante. Acomodo mi pelo en un chongo y saco unas hebras que caen a los lado de mi rostro.
Salgo del cuarto y los pensamientos de que el rey se entere y empiece a gritarle a Elizabeth mientras yo esté comiendo hace que me emocione. Llego al comedor donde solo esta el rey y la rojiza sentada en sus piernas mientras le da algunos bocados al rey.
—¿Interrumpo algo? -entre lazo mis manos y las pongo enfrente relajandolas.
—Sí..
—Para nada -corta el rey
Elizabeth mira al rey con el ceño fruncido. De seguro ya a pensado en que tendrá hijos con el rey y que tendra una familia con él, por favor, ella es solo un juguete no es nadie, no toma un papel importante en la vida del rey.
—Con permiso -camino y me tomo asiento en medio, me es muy incómodo todo... bueno ellos.
—¿A qué se debe a tal puntualidad? -pregunta el rey mientras acepta el bocado que le ofrece la pelirroja.
—Nada, solo tengo hambre -comento-. ¿Vendrán las demás concubinas?
—¿Se siente incómoda?
—Un tanto, sí...
—¿Me dejará saber el por qué? -me mira con el ceño fruncido haciendo esperar a Elizabeth con la cuchara en el aire.
—Ustedes incómodan, no tienen hora, ni lugar, ni en donde..
—Tienes envidia -comenta Elizabeth egocéntrica
—¿Por qué lo tendría?
—Pues porque no has tenido nada con el rey y tú me ves que estoy sentada en sus piernas dandole de comer -mete la cuchara en su boca y luego la saca.
¿Esta qué se cree?
—Si, claro. -volteo hacia la dirección de un guardia-. Me traen el desayuno, por favor...
—Sí
—Alteza... -las concubinas comienzan a tomar asiento mientras observan a Elizabeth con envidia y recelo.
Me traen el desayuno que es arroz con pavo y vino, rico pero no llenador.
—Rey...-inicio la venganza luego de unos minutos en silencio-. Hay rumores de que la mujer que usted toma como preferida a... -la rubia me mira con atención-. A traicionado a la corona
Y pum, lo he soltado. La rubia levanta sus cejas y mira al rey, el rey no dice nada solo mira a Elizabeth que ya está sentada a un lado de él, mientras mastica ella me mira con enojo.
—¿Quién a dicho tal barbaridad? Yo no he hecho tal cosa. Alteza -dirige toda su atención al "don rey"-. No crea en malas lenguas ni en los rumores que vengan con mi nombre, yo no he hecho nada...
—¿Cómo fue posible eso? -no hace caso a la súplica de... pongamosle Eli.
Miro a la rubia, yo no sé más de su plan solo sé eso.
—Mientras entraron algunos al palacio, dicen que la vieron con un intruso, le estaba dando algunas rutas del otro reino... -toma la palabra la rubia.
El rey me mira y su mandibula se tensa, achica sus ojos y luego los pasa por Eli.
—¿Has hecho eso?
—Claro que no, alteza. Usted bien sabe que soy fiel a la corona...
—Pues no es lo que dicen los rumores -comenta la castaña.
—¿Qué es lo que dicen los rumores exactamente? -habla el rey.
—Pues dicen que besó al intruso luego de darle las rutas o algo así...
—¡Yo no he hecho tal cosa! ¡Lo están inventando solo por ser la favorita del rey! -se levanta golpeando la mesa.
—Si se están peleando por algo así por favor haganlo en otra parte, no soporto esos jueguitos -dice molesto.
—¡Tú! -me señala-. ¡Tú lo inventaste! ¿Cierto?
—¿Cómo para qué haría algo así? Me da igual lo que usted haga -tomo un troso de pavo y lo meto a mi boca. Sabe riquisimo.
—Usted es una víbora...
—¿Yo? Yo no lo he inventado...
—Rey -dos guradias hacen presencia y se acercan al rey después de hacer una reverencia-. Se rumorea que una de sus concubinas le a jugado a sus espaldas, no quiero blasfemar contra el honor de aquella mujer pero tal cosa a llegado a nuestros oidos y nuestro deber es informarle lo que ocurre en el palacio y en el reino que usted gobierna, alteza.
El rey gira hacía Elizabeth pero con enojo hasta que se levanta haciendo atrás su silla y tomando del brazo de Eli, la levanta bruscamente y la empuja haciendo que caiga al piso. Me levanto y me acerco a ella, estoy conciente en que es mi culpa pues yo inicie la plática de esto y los guardias lo están "afirmando" pero es mentira. La levanto aunque esté enojada conmigo, me da igual pero no es forma de tratar así a una mujer, aunque esté enojado, no debe de tratarla así.
—Quitate -dice el rey.
—No, no tiene porque empujarla...
—¡A traicionado a la corona!
—¡Es mentira!
Las cocubinas me van a matar y solo porque quería hacer el desayuno un tanto interesante. El rey me mira totalmente confundido.
—¿Qué?
—He dicho que es mentira, los rumores empezaron a crearse por la rubia de allá, bueno de ella fue la idea y las demás concubinas la apoyaron, me querían meter a mi pero dije que no pues Elizabeth no me a hecho nada malo y solo se a portado linda conmigo...