Un Corazón Distinto

C A P I T U L O 8

Paulette Petit

Subo a mi habitación para meterme al baño y tomar una ducha de una hora, así es, me tardo casi una hora en bañarme. Son las tres, dando las cuatro comienzo a peinarme que tardo media hora para luego prepararme, vestirme y salir.

Lleno la tina con agua tibia, me quito la ropa y hundiendome en el agua pienso en que no he salido, me he mantenido aquí por semanas, necesito salir, espero que después de esto salga.

Mojo mi rostro metiéndome completamente y vuelvo a salir, me pasó la esponja por mis brazos luego por mi cuello y atrás de mis orejas, por mi torso, piernas, enjuago mi cabello. Salgo de la tina y me rocío un aceite por todo el cuerpo que huele a chocolate para luego poner un perfume de flores por detrás de las orejas, muñecas, atrás de las rodillas y tobillos.

Salgo del baño secando mi pelo... ¿Ya dije que amo mi baño? Llevo semanas y lo sigo amando, es lo mejor que tengo aparte de este cuarto.

Comienzo a peinarme hasta que tocan mi puerta...

-¡Si no me quieres matar puedes pasar! -aviso.

Abren la puerta y su presencia a tranquilizado más mi corazón pues comenzaba a extrañarlo.

-Paulette -me observa de arriba a bajo.

-Alessio, ya llevaba un día sin verte...

-Es mucho, lo sé. Te ves hermosa, por cierto.

Ya lo sé...

-Gracias -miro su rostro y sé que esconde algo, no lo conozco del todo pero sé que le pasa algo-. ¿Vienes a decirme algo?

-¡No! Nada -sonríe nervioso.

-Si, algo te pasa, ¿qué es?.

-Ya te he dicho que no, Paulette, solo me pones nervioso.

-¿Yo? -asiente-. ¿Por qué?

-Tu belleza es muy... impotente

-No te creo

-Ya lo sé -suspira pasando su mano por su cabello y sus ojos perdidos se encuentran hasta que se reposan en mi-. Mira, el padre del rey ya murió pero el ahora rey necesita su ayuda idónea...

-Ajá... -me cruzo de brazos pues no sé que tenga que ver conmigo.

-Elizabeth... ¿La conoces?

-Si, de hecho me acusó de un robo que yo no hice, no sé que tiene contra mi, ya le pedí perdón y la defendí ante el rey sobre lo sucede de hace días.

-Si, bueno, ella hablaba con una de sus compañeras, con otras concubinas sobre lo necesitado que se encuentra el rey pues de este asunto y ella, según, se a prometido enamorar al rey para que a ti te saquen del palacio pues dice que los ojos del rey han pasado varias veces por tu figura, Paulette...

Me quedo callado y las preguntas comienzan aparecer con el silencio que se a hecho.

-Tengo unas dos o tres preguntas -lo miro fijamente, quiero que me diga la verdad y sobre que me quieran sacar no me preocupa pues yo sigo queriendo no estar aquí.

-Hazlas y yo te respondo.

-Bien. ¿La estaba espiando?

-¿Qué ? ¡No! Estaban en un pasillo caminando y pues a mí me tocó dar una inspección por el palacio y conforme iba caminando las encontré y tu nombre estaba en sus bocas así que me acerque un tanto y lo que te he dicho lo han dicho ellas.

-Está bien, otra pregunta... ¿Fuiste chismoso?

-¡No! ¿No me crees?

-Si, lo hago, pero siento que si fuiste chismoso porque te metiste en dónde se estaba pronunciando mi nombre y agradecida estoy por eso. Ahora ¿qué te preocupa?

-¡Tú! Pienso que te van a lastimar y te quieren sacar de aquí...

-Por mi está bien -vuelvo al acto de cepillar mi cabello húmedo.

-¿Por qué? Yo estoy aquí. ¿Acaso no valgo para ti?

Lo observo con el ceño fruncido pues dió en un lugar bueno pero yo tengo que ver por mi misma, sé que mis padres no me aman así que no tengo a dónde ir y a él lo aprecio, de verdad pero no quiero estar aquí.

-Claro que vales mucho para mi, Alessio pero me trajeron aquí contra mi voluntad y ser concubina de alguien que ni conozco es lo peor que me está pasando en mis diecisiete años... Podrías visitarme, podríamos vernos y salir a algún lugar pero no quiero estar aquí siendo una prostituta de un rey que se hunde en los cuerpos de las mujeres para ahogar sus penas... o que algún día cargue en mi vientre un heredero de él.

Él me mira con una atención increíble que toda mujer podría desear de un hombre, su atención, solo espero que esté analizando mi respuesta y mis contra de estar aquí. No me siento cómoda realmente, estoy bien y me cuidan pero no encajo.

Alessio se acerca a mi, toma el cepillo y me da vuelta. Comienza a cepillar mi cabello con una suavidad impresionante, despacio y mientras lo observo por el espejo lo hace con una pizca de cariño.

-Encontraré un plan para que te sientas cómoda mientras estés aquí, por lo tanto espero poder ser tu lugar seguro aparte de tu baño y cuarto -deja el cepillo en mis manos una vez que quedo en frente de él, besa mi frente para luego mirar mis ojos y observarlos por segundos hasta que comienza a caminar a la puerta-. Te veo está noche -me sonrie calmado y se retira.

¿Sabe lo qué es un beso en la frente? Es algo hermoso para una pareja pero él y yo no somos nada, lo trato como mi amigo y el que guarda mis penas ya contadas por parte mía. Sus coqueteos son más directos, más intensos y si me preguntan si lo puedo ver más que un amigos. Él es todo lo que yo deseo de un hombre.
 

...
 


 

-Me siento nerviosa ¿tú no? -dice la pelinegra. Le voy a preguntar su nombre un día de estos.
 


 

-Sí, casi no me salen los pasos y el rey a pedido que sea perfecto. -le responde la castaña.
 


 

-Cierto -la pelinegra comienza a frotarse sus manos con ansiedad mientras yo trato de respirar.
 


 

-Miren quien viene, se ve muy bien -dice la rubia viendo atrás mío.
 


 

-Le queda precioso el traje, su melena le ayuda.
 


 

Volteo y era cierto, se ve hermosa, sus curvas la hacen ver impresionante y su cabellera rojiza resalta.
Elizabeth llega a nosotras.
 


 

-Te ves linda -la halago.
 



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En el texto hay: rey, victoriana, concubina

Editado: 19.04.2024

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