Aceptar que mi querida hija es una mujer lobo era muy difícil pero debía hacerlo. Nos recibieron con esta noticia increíble, aún no había superado del todo de la conmoción. Verla avergonzada por romper el plato mientras comía me partió el corazón, no la veía llorar desde que era una bebé. Todos la apoyábamos, estábamos con ella, éramos una familia después de todo. Dominick se paró de su puesto, rodeó la mesa y la abrazó.
Mi mente recordó una escena que sucedió 5 años atrás. Los vi claramente en aquel banco abrazados y después casi terminan en un beso... Estuve a punto de salir de las sombras y detenerlos pero él reaccionó y despidió a mi pequeña con brusquedad y autoridad. Esa misma noche, un poco más tarde, supe por mi esposo que Dominick se quedaría en España y lo ayudé a aceptar la decisión. Era mejor que estuvieran separados, eran muy jóvenes los dos, en especial Rayilunsel. Enterré ese secreto en lo más profundo de mi mente. Mi cuñado había perdido a su madre y también se quedó solo eso era suficiente, pensé que con el paso de los años ese amor se borraría pero ahora estaban abrazados frente a nosotros y era evidente que se amaban.
La forma enérgica en que Rayilunsel rechazó a Dominick como tío me clavó la espina pero este abrazo me lo confirmó. Frederick ignoraba todo pero yo no. Tenía que encontrar un buen momento para explicarle. Tenía que lograr que mi esposo aceptara que ellos dos se amaban como hombre y mujer y no como tío y sobrina. Iba a ser una tarea muy difícil pero no imposible. En otras circunstancias seguramente me abría opuesto pero era distinto, no éramos una familia común, mi pequeña necesitaba a alguien a su lado que la protegiera, no había mejor candidato que Dominick. El siempre la cuidó desde la infancia.
Al día siguiente en la mañana.
Me desperté temprano y bajé a preparar el desayuno de mi hija. No había sido una buena madre. La dejaba demaciado tiempo sola. El trabajo de mi esposo y yo nos absorbió toda la vida y era muy lejos. Quería una vida de ciudad para mi hija y ahora descubría que su mitad es salvaje, iróníco. Al llegar a la cocina me encontré con Dominick, estaba sacando carne de la nevera. Sonreía como un tonto mientras la ponía a descongelar en el microondas. Estaba enamorado, se podía adivinar en su rostro. No se percató de mi presencia. No quise interrumpirlo así que regresé a mi cuarto evitando hacer ruido.
—Buenos días mamá.
Mi hija salió de su habitación justo en el momento que pasaba. La abracé y deposité un beso material en su mejilla.
—Buenos días cariño, es temprano aún.
—Sí, lo sé; pero te sentí y quise verte.
—Tu papá y yo decidimos quedarnos un poco más de lo habitual, queremos pasar más tiempo contigo.
—No es necesario, estoy acostumbrada.
Eso me dolió profundamente. Estar acostumbrado a qué sus padres estén ausentes no es bueno.
—De todas formas necesitamos un descanso.
—Si es así pues bien. Me alegro de que estén en casa.—sonrío afectuosa—voy a terminar de prepararme.
Entró va su habitación y yo a la mía, Frederick estaba profundamente dormido. Más tarde cuando Dominick se fue a trabajar y Rayilunsel para su escuela bajé de nuevo para la cocina y preparé el desayuno. Frederick no tardó en bajar.
—Mmmm, se siente bien estar en casa se ve delicioso el desayuno.
Comentó tomando una rodaja de pan tostado y huntándole mantequilla.
—Necesito hablar contigo.
Fui directa, no quería retrasar más la conversación.
Se sentó y yo lo seguí después de preparar un café con leche espumoso.
—Es sobre nuestra hija y tú hermano.
—¿Pasó algo? Rayilunsel le faltó el respeto?
—No, no es eso; aunque es algo muy serio.
—No me preocupes y habla de una buena vez.
—Ellos dos se aman.
Lo solté y lo miré con preocupación.
—Claro que se aman, son familia. A mí no me preocupó mucho que no quisiera llamarle tío, son berrinches de adolescentes.
Por su respuesta era evidente que no comprendió...
—No me refiero al tipo de amor que tú imaginas, ellos se aman como tú y yo.
Fui más clara.
—¡¿Qué dices mujeres?! ¡¿Estás loca?! No bromees así, no es para nada agradable.
—No bromearia con un tema tan delicado.
Aclaré muy seria.
—¡Dominick le faltó el respeto a mi pequeña...! ¡¡¡Lo voy a matar!!!
—No es así cariño, ¡cálmate! Ni ellos saben lo que sienten y si ya lo han descubierto no se han atrevido a admitirlo para nadie; pero yo lo sé. Soy madre y mujer y pude ver a través de ellos.
—¡Pero ellos son tío y sobrina!, aunque Rayilunsel no lleve nuestra sangre es mi hija, mi pequeña. ¡Eso no cambiará nunca!
Estaba consternado y furioso.
—Para nosotros no cambiará pero ellos no se ven de la misma forma... te entiendo bien, en circunstancias normales yo no sería tan razonable pero en la situación de Rayilunsel, lo acepto. Lo acepto porque no hay nadie más indicado para cuidar de ella y proteger su secreto. Nosotros no somos buenos padres, siempre la dejamos sola. Aunque María siempre la cuidó bien, relegamos nuestra responsabilidad a la Nana. La niña siempre fue feliz al lado de Dominick, cuando él no estuvo en su vida nada la alegró y se alejó más del mundo. Él es el indicado. No podemos dejar que sea infeliz por prejuicios. Ella no es como las demás adolescentes.
Frederick me escuchó con atención, a mi entender asimilando y reflexionando pero cuando me detuve se puso de pies, estaba muy molesto.
—Lo pensaré, no prometo nada.—bufó.
Salió del comedor a pasos gigantes. Me quedé guardando el desayuno, ni siquiera probó el café con leche. Poco tiempo después lo sentí cerrar la puerta de la calle.
Se marchó.
Él lo iba a aceptar, lo iba a convencer o me dejaba de llamar Emma.
***
Caminábamos los cuatro por la selva, había una hermosa luna llena, era la primera que íbamos a pasar con nuestra pequeña. Estaba muy nerviosa y asustada.
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Editado: 18.04.2021