Esta vez Jessa decidió irse a casa sola, sin esperar hasta que Tony terminara su trabajo. Los viernes su compañero de piso tenía mucha clientela, que principalmente consistía en borrachos, que no se iban del bar hasta el amanecer. Fue caminando hacia el piso donde vivía como si fuera la copropietaria. Decidió despejar un poco la mente y pensar en cómo iba a seguir con su vida. Jessa tras unos minutos de unos fuertes pensamientos sentenció que necesitaba un cambio drástico, algo que la iba a sacudir por completo y darle un nuevo impulso a seguir. No pudo permanecer con el mismo trabajo y tampoco le agradaba la idea de vagar de un piso para otro, tuvo que actuar.
De repente, como si fuera una tostada, un coche se asomó por la esquina y se aproximaba a la velocidad de la luz hacia ella. La pobre joven pensó que había llegado el día de su muerte. Rezó por su familia, sus amigos y conocidos, lista para aceptar su muerte. Sin embargo, el coche paró a pocos centímetros de su cuerpo. Del todoterreno negro salió un hombre y se lanzó hacia la figura atormentada de la joven que cerró los ojos para abrirlos ya en el universo paralelo donde creía que la iba a recibir su abuela Margaret. Sin embargo, tras esperar un buen rato, no sucedió nada, sino que delante de ella apareció un Adonis, más guapo que Channing Tatum, con unos ojos más azules que el cielo, mirándola fijamente. Este tipo de hombres nacían una vez en cientos de años y se juntaban solo con las más suertudas. A esa categoría Jessa no pertenecía. En realidad, ella no sabía si era un ángel que estaba esperándola para acompañarla al paraíso, pero eso parecía.
-¿Estás bien, señorita? - le preguntó el hombre que tenía el acento de un país exótico
-Sí, ¿eres un ángel? - cuestionó su procedencia ella.
-No, soy Elek, lo siento, no sé qué le ha pasado a mi coche, no pude pararlo, ¿estás segura que no te he hecho daño? - tocó el hombro de la joven estupefacta que parecía se había convertido en piedra.
-Sí, seguro.
-Lo siento tanto, de verdad. A lo mejor ¿quieres tomar un café conmigo? Para recompensar de alguna manera el incidente, - la preguntó el chico que estaba avergonzado por la situación ocurrida.
Jessa no sabía si era una trampa o qué quería este galán tan bello de ella. Le parecía muy extraño que un hombre tan guapo la invitara a tomarse un café, sin embargo, Jessa era una chica aventurera y decidió arriesgarse.
-Con gusto.
Los dos se dirigieron por la acera hacia la primera cafetería que estaba en la zona. Estaban caminando en silencio, pero Jessa no se distinguía por silenciosidad natural y rompió la pausa que la incomodaba.
- No eres de aquí, ¿verdad?
-No, soy húngaro, pero desde hace muchos años vivo aquí.
-He notado tu acento, pero no creía que fueras asiático.
-En realidad, soy europeo, Hungría está en el este de Europa, - le sonrió el joven, divertido por el sentido de humor por parte de su acompañante, que en realidad tenía poco conocimiento en geografía.
-Bueno, eso decía, por cierto, me llamo Jessa. También soy extranjera.
-¿Llegaste de otro país? Hablas muy bien el inglés no se nota ningún acento.
-En realidad, soy de Dakota del Norte, pero para los neoyorquinos somos como si fuéramos de otro universo, para ellos una persona de una provincia lejana es más extranjera que un chino.
El joven se rió, mientras Jessa estaba segura de que hablaba completamente en serio.
Los dos entraron a Starbucks y pidieron un café, luego tomaron asiento en una mesa que se encontraba en el fondo del establecimiento.
- ¿Qué te parece la vida en Estados Unidos? - tomó un sorbo de café la chica que tenía muchas ganas conocer más a fondo a su interlocutor.
- Me gusta mucho la vida que he logrado construir, soy ingeniero y aquí mis capacidades las valoran mucho.
Jessa se vio gratamente sorprendida, eso significaba que al joven no le faltaba el dinero.
- ¿Así que te va bien en todos los aspectos?
- Bueno, la verdad es que me siento muy solo, toda mi familia se quedó en Hungría y es muy complicado hacer viajes frecuentes a Europa, por eso, puedo mantener el contacto con mi familia solo a través de vídeo llamadas.
Otro punto a favor del joven, su madre no le iba a envenenar la vida. Lo único que estaba por averiguar era si tenía novia.
- Ya, es mejor vivir con tu pareja, así no vas a sentirte tan solo, - pronunció Jessa pensativa, mezclando su café con una cuchara, esperando que Elek le confirmara la inexistencia de la pareja.
- Bueno, terminé con mi pareja hace cinco meses y ahora me cuesta encontrar a alguien que fuera afín a mí.
¡Bingo! Este hermoso caballero estaba solo en estos momentos, lo que jessa no podía no aprovechar, su mente, como si fuera una centrífuga de la lavadora empezó a darle vueltas al plan de cómo hacer caer en sus redes a este espécimen sumamente atractivo.
- Yo también soy soltera, - anunció la chica a su compañero, - es muy complicado encontrar a alguien que me pudiera comprender.
- No me digas, - confirmó Elek, incluso me cuesta encontrar un compañero de piso. Vivo solo en un departamento enorme y me gustaría compartirlo con alguien, pero es que nadie quiere.