Después de la gran sorpresa, nos hemos tomado muchas fotos, con mis padres, con él y de fondo la decoración del lugar. Ha sido una maravillosa sorpresa, contemplo mi mano y acaricio el anillo.
Y ahora que permanecemos en nuestro lugar, mirando el oscuro cielo con unas cuantas estrellas en el firmamento, tenemos una fogata, un techo de guano improvisado por las manos de mi futuro esposo.
Ha traído tantas cosas para pasar la noche aquí, en dos meses ha cambiado mi vida.
Él pone una música lenta pero linda, se pone frente a mí y me tiende su mano para ayudarme a pararme.
Bailamos al ritmo de esa suave balada, poco a poco, el viento que produce el mar mueve nuestras ropas, esto parece escena de película, de esas que, con solo escuchar la música quieras tu propia historia de amor, y así me siento, con mi propia historia de amor, un amor que por tanto tiempo he tenido guardado y que ahora soy completamente libre de expresar.
Después del baile, comemos bombones un poco derretidos por exponerlos al fuego, él me cuenta anécdotas de su juventud y yo escucho atentamente, lo miro, guardando en mi memoria cada una de sus facciones, cada una de sus expresiones al hablar, al reír.
—Quizás te parezca muy tonto lo que voy a decirte, pero es la verdad — él pone todo su atención en mí y come otro bombón — me gustas desde que me dabas clases, siempre te extrañaba, pero eso sin que me diera cuenta cambio y en vez de quererte comencé amarte — parece un poco sorprendido y es una de las reacciones que esperaba, pero después, una hermosa sonrisa aparece en sus labios, sonrió también y como un bombón más.
—En vez de ser tonto, es curioso, porque yo también te quiero desde que fuiste mi alumna, esa joven distraída y que siempre estaba leyendo algún libro, pero siendo sincero, me daba miedo acercarme, porque era mayor y tu una joven que apenas empezaba a vivir — veo su sinceridad reflejada en sus palabras y en su mirada, se levanta del tronco que estaba enfrente de mí y camina hasta acomodarse a mi lado, me abraza y yo recuesto mi cabeza en su hombro.
—Sabes, al fin tengo mi propia historia de amor como la de los libros que leo — levanto mi cabeza y lo beso en la mejilla tiernamente, lo abrazo y juntos vemos el cielo oscuro con tan solo unas cuantas estrellas en él.
***
No puedo creer que, Luz quisiera casarse en dos semanas, pensé que quería al menos dos meses para organizar todo con detalle, pero para mi sorpresa, solo ha necesitado unos días para hacer un hermoso momento para los dos.
La he notado un poco pálida, pero ella me asegura que está bien, me he dado cuenta que por las noches, entra en su antigua habitación durante al menos dos horas en la madrugada, he querido preguntarle, pero algo me detiene.
No puedo creer que ella haya apartado todo el restaurante para nuestra ceremonia, todo está muy lindo, hay rosas rosas y violetas en la estancia, velas, las mesas perfectamente organizadas alrededor, para dejar espacio durante la ceremonia con el sacerdote.
La marcha nupcial suena y entonces la veo, se ve preciosa con ese vestido, es la luz que necesito en mi vida, ella es todo lo que he estado esperando todo este tiempo.
El poder del destino es tan grande que ni el diablo mismo podría romper el momento. Camina tomada del brazo de su padre, su madre y los pocos invitados la admiran al pasar, su linda sonrisa en sus labios de color rosa.
Es ella la que ha dejado mi vida en un completo desorden, quiero formar una familia con ella, tener una niña con ese resplandor que podría iluminar hasta la más oscura habitación.
***
Estoy siendo egoísta, pero también pienso en él, se ve muy guapo con ese pantalón y camisa blanca, amo con todas mis fuerzas a este hombre, no puedo olvidar que, cada mañana en mi tiempo de estudiante solo me levantaba por una cosa, por ver lo, por ver al hombre del que hoy será mi esposo, que hoy me acompañara hasta mi último de mis días.
Mi padre saluda a, Alexei con un apretón de manos, se miran atentamente y después mi progenitor me entrega a él.
Nos sonreímos y juntos nos ponemos frente al sacerdote, que de inmediato da inicio a la ceremonia, en todo momento, Alexei, no me suelta. Cada uno dice sus votos en el momento en que el sacerdote nos indica.
Estoy muy feliz de poder tener este momento en mi vida, de poder estar a su lado, de que me abrace por la noches, sé que no estoy haciendo de las cosas bien, al ocultarle mi enfermedad, pero, una parte de mí no quiere que el este conmigo por lastima.
No quiero la caridad ni la lastima de nadie, quiero que este conmigo sin que se preocupe por mi cuando me dé una crisis, no quiero más tratamientos que lastimen mi cuerpo, no quiero pasar mis días en un hospital, sé que mi día final llegara y cuando eso pase, quiero que me recuerden como estoy ahora y no demacrada.
La mejor medicina que puedo tener es el, es, Alexei.