4 meses antes:
3 de junio 2018
Recién cumplía los 18, si, ayer, no recuerdo mucho lo que sucedió, ya que entre
al baño después de abrir mis regalos. Pero lo último que recuerdo es que abrí la
puerta y esta me la vi en la cara y desde ese momento no sé qué más sucedió.
Hasta unos instantes que me levante con mucho dolor en la nariz y estaba en mi
cama en pijama, la cabeza me dolía horrores, debía tomar ya un analgésico o mi
cabeza se explotaría. Trate de incorporarme lentamente, ya que sentía bloques
de cemento en ella que me impedían moverme. Estaba sentada casi que
completa, lo que sabía que me dolería un montón era pararme a buscar el
medicamento, recordé haber dejado alguna aspirina en uno de mis cajones de la
mesita de noche que tenía a mi lado, ¿Por qué se llaman así? No lo sé, pero hasta
esa tonta pregunta me hizo sentir un martillazo y tuve que levantarme las manos
a la cabeza, debía encontrar las aspirinas o aquí me voy a morir.
Abrí la primera “BINGO” ahí estaban, agarre dos para que los efectos fueran
rápidos, tome mi celular y busque el número de mi hermana y mire si en nuestro
chat ella estaría despierta, ya que gritar sería peor que la tonta pregunta de hace
un momento, al cabo de un minuto, y estaba tocando y entraron, y si, era ella
con un vaso lleno de agua.
—Pensé que te habías muerto, Lazy.
—Solo dame agua o en verdad voy a morir. —Solo se ríe y me pasa el vaso.
Saco las dos aspirinas de su protección y las pongo en mi lengua y llevo el vaso
a mi boca tragando el agua, y de pronto, el dolor se hizo horrible dejando caer
el vaso para agarrarme la cabeza, “Dios mío, me duele”. Abro los ojos y veo a
Isabella demasiado preocupada, demasiado blanca para su tono de piel, se pone
en cuclillas.
— Lazy, ¿Estás bien?
Quisiera decir que sí, pero Dios, duele feo.
—Isa, me duele toda la cabeza y la nariz la siento pesada, no sé qué es lo que
tengo, solo recuerdo la puerta del baño y de ahí no sé qué más pasó.
—Te diste un fuerte golpe anoche, estabas enojada y te estrellaste con la puerta,
caíste al piso mientras mama y papa llamaron al médico para que te curaran la
nariz —me señaló la nariz.
¿Qué? ¿otro ataque de ira? No, yo sé que no fue eso, pero al parecer, en el último
año he tenido ataques de ira, según mi madre e Isabella. Luego me miran como
loca porque no recuerdo nada de eso, me toco la nariz y es cierto, esta vendada,
pongo la cámara de mi teléfono y si, efectivamente lo está.
—Debes tener cuidado, Lazy, en lo que va del año, te has lastimado más de 7
veces el cuerpo —mira el suelo— sabes que, si esto vuelve a pasar, te van a
llevar a ese lugar —se me acerca y me abraza mientras llora— pero en el fondo
lo necesitas, Lazy, no quiero despertarme y que no estés, porque te lastimaste
tanto justo… —Le tapó la boca para que no siga, no quiero oír lo que ya sé, pero
es algo que mi alma quiere, quiere morir, quiere un descanso ya.
—No va a pasar eso, Isa, siempre me vas a tener —Me abraza fuerte y también
lo hago, porque le estoy mintiendo, es la persona que más amo en el mundo,
pero amarla no cambia mis ganas de morir.
Isabella y yo somos muy idénticas, lo único distinto es que ella es rubia y yo
tengo el cabello negro, pero ambos largos con ojos castaños, narices pequeñas
y labios con poco volumen. Somos muy unidas, solo que teníamos 4 años de
diferencia, pero sobre todo somos de contextura mediana y tenemos el mismo
tamaño, 1,59 cm. Ella siempre fue la niña preferida de mis padres, ya que ella
nació cuando mis padres lo desearon, pero mi parte no, pero eso no me hace
odiarla, porque es mi hermana y deseo que sea feliz así yo no lo sea.
—Todo va a estar bien —Le tomo los hombros mientras le miro a los ojos.
—Promete que vamos a estar siempre juntas, Lazy, promételo. —Te lo prometo.
Nos volvimos a abrazar, sé que mentirle de esa forma no es la ideal, pero es lo
único que tengo por ahora, para su tranquilidad. Pensar en la muerte es algo que
no me aterra, es algo a lo que nunca he tenido miedo, pero sé que a Isabella eso
la va a lastimar y lo único que me impide no morir es ella.