18 de junio 2018
Luego de comer y quedarme dormida un rato hablando con el tonto de Damián
y Cristal, me desperté hasta ahora en la mañana, abro los ojos y miro a mi
derecha y aquí sigue “¿acaso no tiene casa o qué?"
—Oye —lo manoteo.
—Déjame dormir, mami —dice entre sueño.
—No soy tu mamá, imbécil
Y con eso se incorpora riéndose.
—Lo siento me he quedado dormido
—¿Tú no piensas irte? ¿No tienes casa o qué?
—Nop, me iré cuando te pueda llevar a tu casa.
—Ya te dije que no te necesito, ahora puedes irte
—Ok —hace puchero
—Buenos días, Lazy, ya se acabó mi turno, así que ya podrás irte a casa.
—Gracias.
—¿Me puedes firmar aquí? —le dice a Damián.
—¿Qué?, Espere, ¿por qué?
—Para que te den de alta, debe llevarte un acompañante, y tu novio está aquí,
que se quedó cuidándote toda la noche —ruedo los ojos y se ríe mientras firma.
—Ya nos vamos a casa, cariño —dice Damián con su tonta sonrisa burlesca.
—Si, así es —sonrió a medias.
Me sientan en una silla de ruedas
—Cuídate tú también, Cristal —le dice a la pequeña y ella sonríe y asiente.
“¿Por qué siempre sonríe?”
Y así salimos de la habitación en busca de un taxi, solo me queda esperar a no
ver a mi madre hasta dentro de un mes, no soportaría sus ridículas preguntas.
—Espérame aquí.
—Claro, el yeso se me va a quitar del pie, se va a ir corriendo y yo voy a poder
caminar bien así largarme —le tuerzo los ojos.
—Siempre tan hostil —menea la cabeza y se va.
No puedo entender su necesidad de querer ayudarme, aunque admito ha
soportado mi mal genio, pero no lo voy a tratar bien, es un hombre, se hacen
siempre los importantes, así que prefiero seguir así, “novios” ridículo.
—Listo.
Su voz me saca de los pensamientos. Un señor está frente a mí, supongo que es
el conductor del taxi. Me ayudan a levantarme y me sientan en la parte de atrás
mientras acomodan mi pierna a un lado, mientras me lo quedo viendo mal.
—Deja de mirarme así, sé que soy irresistible, pero soy muy difícil. —responde
airoso.
—Ja, ya te he dicho que no tengo malos gustos. —miro a la venta que tengo a
mi lado.
Rueda los ojos y me provoca reírme, me las aguanto. Cierra la puerta del taxi y
se sube en la parte de adelante, y me mira por el espejo.
—¿A dónde se dirigen? —pregunta el señor.
—A está dirección —le da la ubicación
—¡Oye! No iremos a tu casa —refuto.
—Lo sé, no seas desesperada en irnos a mi casa. —lo acribilló con los ojos “que
hombre más molesto”
—Ni siquiera sabes dónde vivo
—Pues, todo lo puedo —me guiña el ojo.
—Aja —ruedo los míos y el señor intenta no sonreír.
“al parecer todos comen flores” no aguanto otra sonrisa. Miro a la ventana que
tengo de frente y solo pienso “¿Por qué no morí?” el golpe fue bastante fuerte.
A pesar de querer ocultarlo, me dolía muchísimo. Mi casa no está muy lejos del
hospital y en 15 minutos llegamos a la calle donde vivo. Nos estacionamos
frente a mi casa y solo veo como el tonto este sonríe mientras paga.
—Estas muy chistosito
—Te lo dije, yo todo lo puedo.
Sale del taxi y me ayudan a salir.
—No debes hacer estas cosas, no te incumben.
—Oh, pues tú te metiste en mi vida.
—¿Disculpa? —le pegó en el pecho.
—Auch, ni enyesada dejas el mal genio.
—Que chistosos son los novios de hoy en día.
—él no es mi novio, señor —me ofendo.